A pesar de haberse retirado en 2012, la General del Ejército Ann Elizabeth Dunwoody todavía causa sensación. El 10 de octubre de 2019, Dunwoody, la primera mujer en convertirse en general de cuatro estrellas de las fuerzas armadas de EE. UU, fue honrada con un nuevo premio.
Dunwoody recibió el Premio Thayer en una ceremonia que tuvo lugar en la Academia Militar de EE.UU. de West Point, Nueva York. La larga dedicación de la general al lema de la Academia “Deber, Honor, País” fue reconocida por sus colegas; el prestigioso premio fue presentado por la Asociación de Graduados del West Point.
En su discurso de aceptación, Dunwoody reconoció el servicio al Ejército de EE.UU. como una “noble” y “muy importante” profesión. “Creo que si [los cadetes] encuentran su pasión en las fuerzas armadas, entonces no habrá mejor organización”, compartió Dunwoody con la Academia Militar de EE.UU.
“Está basado en valores”, explicó, “y tiene todas las herramientas para hacer una diferencia y tener un impacto en el mundo en cualquier medida”.
Dunwoody representa la cuarta generación de servidores de las fuerzas armadas en su familia; su bisabuelo, su abuelo, su padre y su hermano son todos graduados del West Point. No obstante, el enrolamiento de esta general femenina en el Ejército ocurrió por accidente.
Nacida en 1953, en la Base Militar Fort Belvoir en Virginia, una de las aspiraciones de Dunwoody desde su niñez temprana fue convertirse en entrenadora de deportes. “Siempre soñé con ser entrenadora y profesora de educación física”, contó al periódico Army Times. “Eso era lo que sabía que quería ser”.
Fue convocada a través de un programa universitario que apuntaba a reclutar mujeres a inicios de la Guerra de Vietnam. A cambio de una educación universitaria en la Universidad Estatal de Nueva York en Cortland, Dunwoody sirvió al Ejército dos años. Pero ese fue solo el comienzo.
El programa pagó a Dunwoody USD 500 al mes durante su último año en la universidad y le dio un nombramiento como segunda teniente. “Nunca habría considerado el Ejército”, admitió. “Pero cuando me ofrecieron esta oportunidad, me anoté, y dos [años] se convirtieron en cinco, luego en 10, y luego en para siempre”.
Cuando le pidieron que comparta sus mejores consejos con los cadetes del West Point en su Mess Hall el pasado 10 de octubre, Dunwoody respondió: “Vengan a trabajar intentando que las cosas sean mejores para las tropas y encontrar formas de hacer sus vidas mejores. Traten de mantener eso en su radar.
“Siempre traten de hacer lo correcto, todos los días, por las razones correctas”, continuó Dunwoody. “Puede sonar fácil, pero no lo es. No importa si eres un líder de pelotón o comandante de batallón (…) o un general de cuatro estrellas”.
El 23 de junio de 2008, el Presidente George W. Bush nominó a Dunwoody por su historia al lograr la promoción a cuatro estrellas dentro del Ejército de Estados Unidos, la primera vez que una mujer había logrado ese rango.
Y el último galardón de Dunwoody, el Premio Thayer, se llama así por el “padre” de la Academia Militar West Point, el Coronel Sylvanus Thayer.
Thayer fue un joven líder de la Academia cuyo servicio ejemplificaba sus valores y tradiciones. Según el periódico Army Times, entre los que anteriormente recibieron el premio están Dwight D. Eisenhower, Bob Hope, Tom Brokaw, Robert Mueller y Leon Panetta.
Dunwoody sirvió en las fuerzas armadas por un total de 37 años. Antes de retirarse, uno de los logros más notables fue estar al frente del Comando de Logística del Ejército, el comando logístico global más grande del Ejército de Estados Unidos.
Este comando emplea a más de 69.000 personas a lo largo de los 50 estados y 145 países. Entre los deberes de Dunwoody estaba manejar un presupuesto de más de USD 60.000 millones.
Entre los momentos más memorables de la carrera personal de Dunwoody está un rol que le asignaron en 1975. Fue nombrada primera comandante femenina de paracaídas de la División Aerotransportada 82, tiempo en el que, literalmente, le “pagaban por saltar de aviones”.
“Estaba encantada cuando me seleccionaron” dijo la general retirada a la Academia Militar de Estados Unidos. “No era algo que sucediera muy a menudo a las mujeres en el ejército en ese entonces, así que fue un trabajo emocionante y divertido. Eso fue algo destacado, para mí”.
Desde que se retiró, Dunwoody escribió un libro explayándose sobre su ética laboral y filosofía personal, titulado “Un estándar más alto: Estrategias de liderazgo de la primera General Femenina de Cuatro Estrellas de EE.UU.”. El libro, publicado en 2015, habla sobre los altos y bajos de la carrera de Dunwoody y la miríada de lecciones que aprendió en el camino.
Dunwoody reveló al periódico Army Times que nunca había planeado escribir un libro. “La gente me preguntaba cuándo iba a hacerlo”, explicó, “y pensé sobre ello y me di cuenta de que realmente tengo una maravillosa historia para compartir.
“Fue más trabajo de lo que pensé. Creo que fue lo más difícil que hice, pero recibí reacciones muy positivas”.
La percepción de la mayoría de la gente, admitió la general retirada, es que una mujer debe haber tenido que trepar hasta la cima en una profesión dominada por hombres. “Eso no fue para nada cierto”, reveló Dunwoody. “Fue un viaje maravilloso”.
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