La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) publicó el jueves su informe trimestral «Productividad y Costes», en el que se constata un descenso del 7.5 por ciento en la productividad no agrícola, la caída más rápida observada desde el tercer trimestre de 1947.
El informe BLS da fe de dos tendencias simultáneas que se han manifestado en el trimestre financiero más reciente. Por un lado, el total de horas trabajadas aumentó un 5.5 por ciento desde el cuarto trimestre de 2021. El total de horas trabajadas superó el nivel del cuarto trimestre de 2019, por primera vez desde la llegada del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) y de los cierres posteriores del primer trimestre de 2020.
Al mismo tiempo, el índice de producción disminuyó un 2.4 por ciento desde el cuarto trimestre de 2021. Si bien esto sigue siendo un 3.5 por ciento más alto que el nivel del cuarto trimestre de 2019, la disminución significativa de un trimestre a otro combinada con un denominador de más horas trabajadas da como resultado una caída precipitada de la eficiencia medida del trabajo.
La productividad no agrícola es una métrica del valor del trabajo que se calcula «dividiendo un índice de producción real por un índice de horas trabajadas por todas las personas», según el BLS. Por lo tanto, el efecto combinado de más horas trabajadas y menos producción da como resultado una caída dramática en la productividad laboral del 7.5 por ciento.
Esta caída del 7.5 por ciento en la productividad no agrícola es la caída trimestral más rápida en la métrica desde la caída del tercer trimestre de 1947, cuyo final coincidió con la aprobación de la Ley de Relaciones Laborales de 1947. Esta ley, mejor conocida como la Ley Taft-Hartley, restringió el poder de los sindicatos en Estados Unidos, y es probable que esta legislación fuera parcialmente responsable de una mayor productividad no agrícola en los trimestres posteriores.
Una anomalía en los resultados de la productividad no agrícola del BLS fue el sector manufacturero, que registró una mayor productividad en el último trimestre. Esto es atribuible a un aumento trimestral del 5.7 por ciento en la producción total, suficiente para compensar el aumento del 5.1 por ciento en las horas trabajadas.
El informe también señala un aumento trimestral del 11.6 por ciento en los costos laborales, lo que representa un aumento anual del 7.2 por ciento, el aumento anual más alto desde el tercer trimestre de 1982.
El telón de fondo de estos hallazgos es una disminución trimestral de la producción económica total: En el primer trimestre financiero de 2022, la producción económica se contrajo un 1.4 por ciento después de un año de rápido crecimiento económico. Si el patrón continúa en el segundo trimestre de 2022, la economía de EE.UU. estará oficialmente en un estado de recesión. Las tendencias inusuales en el mercado laboral, las cadenas de suministro y la inflación sugieren una economía que aún tiene que ajustarse a la normalidad desde el impacto del virus del PCCh, con el mercado laboral reflejando una recuperación larga y complicada de un experimento, sin precedentes, de desempleo masivo en el comienzo de los bloqueos, hace más de dos años.
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