La soledad está relacionada con un mayor riesgo del mal de Parkinson, según un estudio

Esta es la primera vez que la salud emocional se vincula con esta enfermedad

Por George Citroner
14 de octubre de 2023 1:58 PM Actualizado: 14 de octubre de 2023 1:58 PM

¿Es posible que prevenir el mal de Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después del Alzheimer, sea tan simple como llamar a un amigo o visitar a un vecino?

Si bien los médicos saben desde hace mucho tiempo que la genética, las toxinas y las lesiones en la cabeza pueden aumentar el riesgo de desarrollar este trastorno progresivo del movimiento, una nueva investigación publicada en JAMA Neurology indica que la soledad también podría desempeñar un papel fundamental.

Según los autores del estudio, esta es la primera vez que se establece un estado emocional como un factor de riesgo potencial para la enfermedad neurodegenerativa.

Un vistazo al estudio de 15 años

Para ver si la soledad está relacionada con el riesgo de Parkinson, investigadores de la Universidad Estatal de Florida realizaron un gran estudio de cohorte. Analizaron datos de casi 500,000 participantes de entre 38 y 73 años de la base de datos biomédica y recurso de investigación Biobank del Reino Unido, que alberga amplios datos genéticos y de salud de más de medio millón de residentes del Reino Unido.

Los investigadores realizaron un seguimiento de las encuestas y el estado de salud durante 15 años. En ese tiempo, más de 2800 personas desarrollaron el mal de Parkinson.

Los participantes informaron sobre su soledad respondiendo a la pregunta: «¿Te sientes solo a menudo?»

El aislamiento social se midió mediante la frecuencia de visitas de amigos o familiares, la frecuencia de actividades sociales o de ocio y el tamaño del hogar.

Los investigadores controlaron varios factores que se sabe que influyen en el riesgo, incluidos la demografía, la diabetes, los genes, el nivel socioeconómico, el aislamiento social, el tabaquismo, la actividad física y el índice de masa corporal (IMC).

Los resultados mostraron que la soledad se asociaba significativamente con un diagnóstico posterior de Parkinson. Esto se aplica a todas las edades, riesgos genéticos y sexo. Sin embargo, al tener en cuenta las enfermedades crónicas como la diabetes, se redujo la asociación en un 13.1 por ciento.

En el análisis de susceptibilidad que excluyó a los participantes menores de 50 años, la relación persistió. La soledad no se relacionó con el Parkinson en los primeros cinco años después del inicio, pero se asoció durante los 10 años siguientes.

¿Cómo puede la soledad provocar el mal de Parkinson?

Se estima que medio millón de estadounidenses padecen el mal de Parkinson. Pero la cifra real probablemente sea mucho mayor, ya que la afección es difícil de diagnosticar tempranamente.

Investigaciones anteriores ya han relacionado la soledad con el deterioro cognitivo, la demencia, el riesgo de Alzheimer y algunos problemas graves de salud física, como la hipertensión y la obesidad.

La soledad puede aumentar el riesgo de Parkinson a través de las vías inflamatorias y metabólicas, sugieren los autores del nuevo estudio.

La inflamación inducida por el estrés podría dañar las neuronas cerebrales que producen dopamina, esencial para el control motor normal. Con el tiempo, esto puede contribuir al desarrollo del Parkinson.

Otra explicación es el efecto de la interacción social en el cerebro. Socializar estimula el cerebro y promueve la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para cambiar y reorganizar conexiones en respuesta al aprendizaje o una experiencia. La interacción libera sustancias químicas que hacen crecer nuevas neuronas, lo que potencialmente protege contra la neurodegeneración como el Parkinson.

La soledad y el aislamiento social también pueden conducir a un estilo de vida sedentario, otro factor de riesgo del mal de Parkinson.

«La soledad se ha correlacionado de manera similar con el tabaquismo y la obesidad», dijo a The Epoch Times la Dra. Zehra Ali, que se especializa en psiquiatría geriátrica en el Hospital Universitario Northwell Staten Island en Nueva York y que no estuvo asociada con el estudio.

«Esta aumenta el riesgo de depresión, dependencia del alcohol y demencia», añadió la especialista. «Puede tener un impacto físico negativo en la salud, ya que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, enfermedad de las arterias coronarias y accidentes cerebrovasculares».

La epidemia de soledad

En mayo, el director general de Salud de Estados Unidos, el Dr. Vivek Murthy, publicó una advertencia sobre la “epidemia de soledad y aislamiento” que afecta al país. «Dadas las importantes consecuencias para la salud de la soledad y el aislamiento, debemos priorizar la construcción de conexiones sociales, de la misma manera que hemos priorizado otros problemas críticos de salud pública como el tabaco, la obesidad y los trastornos por uso de sustancias», dijo el médico en una declaración de prensa.

El informe del Dr. Murthy muestra una disminución de las conexiones sociales, especialmente entre los jóvenes. Se encontró que aproximadamente la mitad de los adultos se sienten solos, lo que cuesta miles de millones en atención médica.

“Debemos tener cuidado de no confundir aislamiento social y soledad”, dijo a The Epoch Times la Dra. Anissa Abi-Dargham, presidenta del Departamento de Psiquiatría y Salud Conductual de la Universidad Stony Brook en Nueva York. «La soledad se parece más a la discrepancia entre cuánto quieren las personas sentirse conectadas y cuánto lo están, entre su realidad y sus deseos».

Según la Dra. Abi-Dargham, el aislamiento no siempre significa soledad. «La gente puede estar dentro de grupos y aun así sentirse sola», señaló la doctora. «Eso es lo que es realmente estresante». Algunas personas aisladas pueden sentirse conectadas. La soledad es subjetiva.

Las redes sociales también desempeñan un papel, sustituyendo las conexiones reales por pseudo conexiones que carecen de confidentes cercanos.

“Sin embargo, en realidad no hay una sola persona que sea extremadamente cercana en la que uno pueda confiar y con la que uno pueda sentirte conectado”, dijo en este sentido la Dra. Abi-Dargham.

La relación entre la soledad y la enfermedad de Parkinson es compleja y multifacética. Si bien se necesita más investigación sobre los vínculos entre las dos afecciones, la interacción y la actividad social pueden ayudar a mantener la salud del cerebro y reducir el riesgo del Parkinson.


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