La última aventura del verano: recolección de zarzamoras

Convierte tus zarzamoras recién recogidas en mermelada de manzana y zarzamora, el regalo perfecto para el paso de estación

Por GIULIA SCARPALEGGIA
12 de septiembre de 2020 9:03 PM Actualizado: 12 de septiembre de 2020 9:03 PM

Con frecuencia, veo fotos en las redes sociales de mujeres hermosas recogiendo zarzamoras con largos vestidos blancos, elegantes sombreros de paja y grandes sonrisas. Caminan con gracia entre arbustos, a veces escoltadas por perros.

Siempre he tenido experiencias diferentes. En mi familia, nos preparamos para ir a recoger zarzamoras como si nos preparáramos para la guerra, o al menos para la caza de hongos en los profundos bosques.

Zapatos grandes y pesados, pantalones largos y camisas grandes, calcetines hasta las rodillas para protegerse de serpientes, ramas retorcidas, espinas y ortigas. «Cúbrete el cuello», decía mi madre, ya que es peligroso cuando te sumerges en los arbustos. «Ponte guantes, trae un palo, un par de tijeras de jardinería y una o dos cestas».

Salimos por la mañana temprano y caminamos en silencio cuesta abajo, sorprendiendo a los ciervos que todavía pastan en los campos. A veces nos sorprende un faisán que se aleja repentinamente hacia el bosque y el sordo sonido de sus alas.

Ha habido años en los que recogíamos zarzamoras con un cubo, corriendo cuesta abajo por la mañana temprano y arrastrándonos de vuelta a la ladera, cargados con nuestro botín, unas horas más tarde.

Mamá hacía una docena de frascos de mermelada de zarzamoras, yo congelaba una bolsa de moras para el invierno, y otros terminaban directamente en una crostata o en un pastel.

Zarzamoras recién recogidas. (Piqsels/CCO)

Otros años, podíamos recolectar suficientes moras para una focaccia y dos escasos frascos de mermelada. Tienes que conformarte con lo que la naturaleza te ofrece, ¿no?

Las moras saben a los últimos días del verano, cuando todavía se disfrutan los pedacitos de libertad mientras se espera con ilusión la nueva vida de septiembre. Primero significa volver a la escuela, luego al trabajo; ahora, para mí, septiembre significa volver a una nueva temporada de clases, proyectos y exploraciones. Significa calcetines largos y bufandas, té caliente por las mañanas, nuevos libros para leer, ingredientes para dar la bienvenida a la cocina (¡hola calabaza, te he echado mucho de menos!), rutinas diarias que hay que ajustar para incluir todas las novedades que la nueva temporada ciertamente traerá.

¿No crees que las zarzamoras tienen toda la magia de este ritual de transición? La recolección de zarzamoras es la última aventura del verano, una despedida de una temporada de días despreocupados, jugos de melocotón chorreando por la barbilla, cenas al aire libre, noches de observación de las estrellas desde el jardín.

La transición de una estación a la siguiente es una sinfonía agridulce.

Las zarzamoras tienen el sabor de estos sentimientos mezclados, que se apoderan de tu corazón hasta que entras bien al otoño, con tus nuevos y nutritivos rituales de sopas y tés.

Mermelada de manzana y zarzamora

Esta mermelada se hace con partes iguales de moras y manzanas recién recogidas, cocinadas y hechas puré con un triturador de alimentos. Pesarás el puré de frutas para calcular cuánta azúcar añadir: 5 onzas por libra de puré.

Esta mermelada se hace con partes iguales de zarzamoras y manzanas recién recogidas, una transición perfecta del verano al otoño. (Pxhere/CCO)

Notas de degustación: Terciopelo negro. Un sabor profundo, intenso, picante y rancio, que recuerda a la zarza y a la tierra, gracias a las zarzamoras. La manzana añade un toque suave y cremoso.

Mi forma favorita de comer esta mermelada es en un pan con una generosa cantidad de yogur griego, lo que crea un interesante contraste visual y realza su fuerte dulzura.

  •  Zarzamoras, recién recogidas de los arboles.
  • Manzanas Galas, la misma cantidad (en peso) que las zarzamoras.
  • Azúcar (véase la nota)

Lava las frutas y quita los tallos. Pela las manzanas y córtalas en grandes trozos. Añade las zarzamoras y las manzanas a una cazuela o cacerola grande y de fondo grueso.

Cocina a fuego medio, revolviendo de vez en cuando, durante unos 30 minutos, o al menos hasta que las zarzamoras y las manzanas estén blandas y empiecen a deshacerse. El tiempo de cocción dependerá del volumen de fruta.

Haz puré la fruta con un triturador de alimentos, y pesa el puré de fruta.

Vuelve a poner el puré en la cacerola, y por cada libra de puré, añade 5 onzas de azúcar. Ponlo a hervir de nuevo (¡cuidado con las salpicaduras de moras!) y déjalo cocer a fuego lento, durante unos 20 o 30 minutos, hasta que la mermelada espese.

Vierte la mermelada en frascos esterilizados y cierre bien. Pon los frascos en una cacerola grande, cúbrelos con agua y llévalos a hervir. Deja que hiervan a fuego lento durante 20 minutos, y luego retiralos del fuego. Deja que los frascos se enfríen completamente en la cacerola, y luego retíralos del agua. Puede guardarlos durante varios meses en un lugar seco, fresco y oscuro.

Giulia Scarpaleggia es una escritora de alimentos nacida y criada en la Toscana, fotógrafa de alimentos, y autora de cinco libros de cocina, incluyendo «De los mercados de la Toscana». Encuéntrenla en línea en su blog, JulsKitchen.com. Este artículo fue extraído con el permiso de JulsKitchen.com


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