Opinión
Una casa dividida y con luchas internas, en palabras de Abraham Lincoln, no puede mantenerse. Apliquemos la advertencia de Lincoln a la Unión Europea, cuyos estados miembros están muy divididos.
Si la UE es una familia, entonces es muy disfuncional. Debido a esta disfuncionalidad, existen numerosos problemas. Quizás el mayor problema de todos involucra al Partido Comunista Chino (PCCh) y su creciente influencia sobre los estados miembros de la UE. Bruselas, como era de esperarse, parece no ser rival para Beijing.
¿Cuál es la razón de ser de la UE? Lo pregunto con toda seriedad. Según su sitio web oficial, los objetivos de la UE incluyen la promoción de la paz, la protección de los valores y el bienestar de sus ciudadanos, así como la protección de «la libertad, la seguridad y la justicia sin fronteras interiores». Objetivos loables, sin duda.
Sin embargo, a lo largo de los años, la UE ha demostrado ser muy ineficaz. Según un informe reciente publicado por Carnegie Endowment for International Peace, las deficiencias de la UE, incluida la incapacidad de sus miembros para ponerse de acuerdo sobre las cuestiones más básicas, han dejado a Europa expuesta.
La desunión europea
Mientras otros países buscan poner fin a los lazos económicos con China, Grecia busca fortalecerlos.
En palabras del embajador griego Spiros Lambridis: “Optamos estratégicamente por las mejores posibilidades para nuestro propio país, de nuevo siempre dentro de nuestra obligación con las principales organizaciones, que son la UE y la OTAN. Así, hasta ahora, nos hemos sumado a la iniciativa La Franja y la Ruta en un proyecto muy concreto y en un plazo muy concreto, sin considerarlo como una relación estratégica con otro socio, pero ciertamente no vamos a abandonarlo, sólo porque otros lo hagan”.
Los políticos son conocidos por hablar con acertijos, pero no es necesario poseer más que unas pocas neuronas para interpretar las palabras del embajador: «Otros miembros de la UE pueden abandonar China, pero Grecia no».
Como ha informado AP News, Grecia, aun recuperándose de una crisis financiera que estalló hace más de una década, ha intentado desesperadamente atraer inversiones internacionales, especialmente de China. Como apuntó AP, la empresa china “Cosco Shipping ahora posee el 67 por ciento de la Autoridad Portuaria del Pireo de Grecia, uno de los puertos más grandes de Europa, después de que los legisladores griegos ratificaran la venta de una participación del 16 por ciento en la empresa, además del 51 por ciento que Cosco ya tenía”.
El ministro de Relaciones Exteriores de China, según AP, dijo que el Pireo es «un proyecto emblemático de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y un modelo de cooperación mutuamente beneficiosa». Los griegos pidieron inversiones y China respondió.
Otro país ansioso por cooperar con el PCCh es Hungría. En un vídeo reciente, el primer ministro Viktor Orban discutió la importancia de la cooperación entre Budapest y Beijing. El COVID-19, según Orban, «ha demostrado cuán interdependientes somos». Desde que Orban asumió el cargo en 2010, ha hecho todo lo posible para atraer inversiones chinas. Una década después, no ha cambiado absolutamente nada.
En Bulgaria, las inversiones chinas también llegan a raudales. Como país miembro de la UE desde 2007, Bulgaria sigue acogiendo las inversiones chinas con los brazos abiertos. Hace dos años, el gobierno búlgaro invitó a la Corporación Nuclear Nacional de China a presentar una oferta para el desarrollo de la central nuclear de Belene, situada a menos de 8 kilómetros de la frontera rumana.
Curiosamente, como informó la agencia de noticias rumana ACTMedia en febrero, el gobierno rumano ya no otorga «contratos de infraestructura a empresas provenientes de países que no tienen un acuerdo comercial bilateral con la UE». Eso incluye a China. Ahora las empresas chinas tienen prohibido invertir en energía nuclear y telecomunicaciones allí.
Lamentablemente, en el resto de Europa, las proezas de valentía similares son escasas. Los países con aspiraciones de unirse a la UE también están comprometidos. Tomemos a Georgia, por ejemplo, un país que solicitará formalmente la adhesión a la UE en 2024. Georgia, un país de importancia estratégica, se encuentra en la intersección de Europa y Asia.
Recientemente, Beijing comenzó a establecer vínculos estrechos con Tiflis (la capital de Georgia), un hecho que debería preocupar a otros países de la región, y especialmente a los de Bruselas. Como señaló el investigador Paul Goble en octubre, «Georgia promete darle a Beijing un puente importante hacia Europa, así como los medios para aumentar su influencia geopolítica en el Cáucaso en general».
Goble advirtió que «el enfoque silencioso de Beijing en Georgia puede socavar gradualmente la relación de este estado fundamental del sur del Cáucaso con Occidente». Asimismo, el «enfoque silencioso» de Beijing en Europa está socavando la UE, que consta de 27 países con objetivos e ideologías dispares.
Escribo lo siguiente como alguien que creció en Europa, como alguien que fue testigo directo de la ineficacia de la UE: La familia disfuncional parece estar volviéndose más disfuncional, dejando así la puerta abierta al PCCh y a sus nefastas agendas.
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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