Comentario
Según la administración de la Universidad de Siracusa, no hay diferencia entre una persona de ascendencia china y el Partido Comunista Chino (PCCh).
Imaginen estar sujetos a una política tan irracional y destructiva.
Cancelar al profesor
Lamentablemente, el prestigioso profesor de química de Siracusa, Jon Zubieta, no tiene que imaginárselo porque lo experimentó personalmente. Fue suspendido por la universidad por utilizar los términos «Gripe de Wuhan» y «Gripe del Partido Comunista Chino» para describir el virus del PCCh (nuevo coronavirus) en sus apuntes del programa de estudios.
Un puñado de estudiantes se quejaron, y de repente, el profesor titular es suspendido de su trabajo. Pero en la mente de los estudiantes ofendidos, incluso la suspensión no es suficiente castigo. El profesor, insisten, debería ser despedido.
¿Cómo puede suceder esto en una importante universidad de EE. UU.?
Bueno, según Karin Ruhlandt, decana de la Facultad de Artes y Ciencias, y el vicerrector y decano interino John Liu, el profesor Zubieta no solo está en contra del PCCh, sino que es culpable, por lógica, de «discurso de odio» contra los chinos.
«El lenguaje despectivo utilizado por un profesor en su programa de estudios es perjudicial para el entorno de aprendizaje de nuestros estudiantes y ofensivo para los chinos, los extranjeros y los asiático-estadounidenses de todo el mundo que han experimentado el discurso, la retórica y las acciones de odio desde que comenzó la pandemia».
En otras palabras, el profesor Zubieta está siendo cancelado.
No hay distinción entre la raza y el PCCh
De alguna manera, los pecados del profesor Zubieta van más allá de culpar al PCCh por la pandemia del coronavirus o de referirse al coronavirus como el «virus Wuhan». El profesor es acusado por Ruhlandt y Liu de criticar a todas las personas de ascendencia china, en cualquier parte del mundo, sin importar su afiliación política o su origen nacional.
Esa acusación, por supuesto, es falsa.
No es que los hechos importen a los directivos de la Universidad de Syracuse o a los estudiantes woke (personas que ostentan sobre cuánto les importa alguna cuestión social), pero examinemos algunos de todos modos.
El virus vino de hecho de Wuhan. Además, el PCCh permitió que el brote viral local se convirtiera en una pandemia mundial. Esas acciones incluyen silenciar a los médicos que trataron de advertir al mundo, mentir sobre la transmisibilidad del virus a los humanos, impedir que los médicos de Estados Unidos examinaran el virus en sus primeras etapas y permitir que las personas infectadas viajaran fuera de China meses después del brote para asegurarse de que el virus se convirtiera en una pandemia mundial.
Los permisos para viajar del PCCh, por supuesto, permitieron que los chinos infectados viajaran a Europa y a Estados Unidos. Todas estas políticas fueron dictadas por el PCCh. La culpa y la causa del virus y de la pandemia recaen en el PCCh. Por eso el profesor tiene razón cuando se refiere a él de la manera en que lo hizo. No hay un nombre mejor o más descriptivo para ello.
Sin embargo, es evidente que en la opinión de la Universidad de Siracusa, las monstruosas personas de Beijing que cosechan órganos humanos de «donantes» vivos, que encarcelan a millones de personas en campos de trabajo y que regalaron al mundo la pandemia de coronavirus son, de hecho, representativos de todo el pueblo chino.
Para los brillantes directivos de la Universidad de Siracusa, aparentemente no hay ni un rayo de luz del día entre el Partido y el pueblo al que aplasta y destruye. Si se critica al PCCh, entonces se es un racista antichino y un ser humano espantoso en todos los sentidos, y por lo tanto, no apto para enseñar química.
China corrompiendo las escuelas de EE. UU.
Pero no solo la Universidad de Siracusa se ha convertido en portavoz y vigilante del PCCh. Incluso las escuelas más prestigiosas, como Harvard, se han convertido en instituciones de investigación políticamente correctas que están ayudando e instigando el ascenso de China al dominio mundial.
Tal vez lo que es peor, la influencia del PCCh se ha extendido por todas las escuelas de Estados Unidos, desde las escuelas primarias hasta las escuelas de postgrado. A través de «iniciativas culturales» como los Institutos Confucio en los campus universitarios y programas como el «Plan de Mil Talentos«, el PCCh ha logrado no solo cambiar la percepción de los estudiantes estadounidenses y sus educadores hacia China, sino también poner a los estudiantes e investigadores estadounidenses al servicio del PCCh, proporcionándoles secretos tecnológicos de Estados Unidos.
Afortunadamente, tanto los Institutos Confucio como los programas de «Plan de Mil Talentos» están siendo detenidos por la administración Trump. Pero el daño a nuestras escuelas y universidades por la corrupción dirigida por el PCCh y la corrección política de la extrema izquierda que ha torcido tantas mentes, permanece.
Curiosamente, mientras el Dr. John Liu, cuyo nombre de pila es Zhanjiang Liu, condenó muy públicamente a su colega y lo castigó por falsas ofensas raciales, Liu también está profundamente involucrado en la comunidad científica china.
Por ejemplo, además de visitar varias universidades chinas en los últimos años, también es consultor del Laboratorio Nacional de Qingdao de China para la Ciencia y Tecnología Marinas y es miembro de la Fundación China de Ciencias Naturales, entre muchos otros nombramientos.
Es importante comprender que ninguna de las instituciones científicas y académicas chinas de las que Liu forma parte podrían existir sin el apoyo y la supervisión del PCCh. Y sin embargo, ahí está ocupando un cargo, en lo más alto de la estructura de poder de la Universidad de Syracuse.
Las acusaciones de Liu contra Zubieta son en el mejor de los casos huecas, y en el peor, son un esfuerzo concertado para avivar la tensión racial y eliminar una influencia anti-PCCh. Parece que es un intento exitoso de hacer de la Universidad de Siracusa justo lo que el Partido quiere que sea.
Mientras tanto, el profesor Zubieta, que no violó ninguna ley y ganó el prestigioso Premio del Presidente de la Universidad a la Excelencia en la Investigación en 1988, la Medalla de la División ACS de la Universidad de Siracusa en 2004, y fue seleccionado del Departamento 1000 de Biología como miembro de la Real Sociedad de Química, sigue fuera de las aulas.
James R. Gorrie es el autor de “The China Crisis” (Wiley, 2013) y escribe en su blog, TheBananaRepublican.com. Tiene su sede en el sur de California.
A continuación
Trailer: Informe especial expone cómo el PCCh está manipulando a Estados Unidos
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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