Detrás de las historias felices de la gestación subrogada -un proceso en el cual una mujer lleva un embarazo a término para otra persona o pareja- se esconde una realidad oscura: la violación de los derechos humanos tanto de los niños como de las mujeres involucradas.
Durante una entrevista con Pachi Valencia en el programa ‘Opinión Pública’ de EpochTV, Bernard García Larrain, abogado y coordinador de Casablanca Declaration, dijo que la gestación subrogada atenta contra la dignidad humana.
«La mujer es considerada como un medio de producción (…) y todos los contratos y obligaciones que debe seguir son contrarios a las leyes laborales. Esto no ocurre en las relaciones contractuales normales de una empresa o en un contrato de trabajo», expresó García Larraín.
El abogado profundizó en el aspecto legal de la gestación subrogada en los niños, destacando que viola los derechos internacionales de tener acceso a sus orígenes. «El derecho internacional reconoce el derecho a tener acceso a sus orígenes, a la posibilidad de saber quién es y a ser educado por su familia, pero en la subrogación no existe eso. Los orígenes no son tan claros para el bebé», añadió.
Olivia Maurel, activista y víctima de la gestación subrogada, quien también participó en la entrevista, explicó que esta práctica trata a los niños como mercancías. Los padres comitentes pueden incluso elegir características específicas del bebé, como el sexo y el color de ojos, a través de catálogos de donantes de óvulos.
«Literalmente estamos comprando y vendiendo niños», aseveró Maurel.
«Los niños nacidos mediante la gestación subrogada no sabemos de dónde venimos. Cuando nacemos nos dan un certificado de nacimiento falso, así que no conocemos nuestros verdaderos orígenes. No tenemos derecho a tener acceso a esos orígenes, lo cual es terrible porque no hay manera de que uno pueda construirse sin saber de dónde viene», explicó.
En cuanto al marco legal en los Estados Unidos, la regulación sobre la gestación subrogada varía significativamente de un estado a otro, dijeron los activistas.
Por ejemplo, California es conocido por tener leyes más permisivas en cuanto a la práctica, lo cual ha llevado a un crecimiento del turismo de gestación subrogada, donde las parejas viajan a estados con leyes más laxas para realizar el proceso.
«El contrato que me parece menos ético es el de California, donde se restringe la vida de estas mujeres por nueve meses, a veces no se les permite tomar café; y si tienen una enfermedad grave y la deben mantener con soporte vital, son los padres encargados los que deciden el destino de la vida o muerte de esa madre subrogada. Son contratos atroces», añadió la activista.
También mencionó que Nueva York podría aprobar un proyecto para eliminar el requisito de que el programa de gestación subrogada administre el consentimiento informado, mediante el cual la madre subrogada recibe información sobre sus derechos antes de firmar el contrato.
«Estamos quitando derechos básicos a estas futuras madres sustitutas (…) y esto permitirá que personas de todas partes del extranjero vengan a Estados Unidos y utilicen una madre sustituta en Nueva York», añadió.
García Larrain habló también sobre cómo la gestación subrogada amenaza el progreso de las mujeres en países vulnerables al dar una alternativa monetaria contraria a su independencia y educación.
«Estamos amenazando a las mujeres que quieren ir a la universidad o encontrar un trabajo, porque esta propuesta de la gestación subrogada, en cierto modo, es más fácil para las mujeres en condiciones económicas vulnerables», dijo.
«Son a las mujeres pobres a quienes se les paga por ser madres de parejas ricas».
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