Comentario
Qué rápido pueden cambiar las cosas con el mensaje y el mensajero adecuados.
La impresionante victoria de Glenn Youngkin sobre el renovado demócrata Terry McAuliffe en la carrera por la gobernación de Virginia debería ser un recordatorio de que la amabilidad gana a los insultos y que los temas son más importantes que la personalidad.
Los padres de Virginia vieron cómo se corría el telón del adoctrinamiento de valores contrarios a los suyos en las escuelas públicas. McAuliffe negó que la Teoría Crítica de la Raza (TCR) se enseñara en las escuelas públicas, pero una visita a la página web del Departamento de Educación de Virginia muestra tres instancias diferentes en las que se promovió, incluso en 2015, cuando McAuliffe era gobernador. El sitio también utiliza el término «fragilidad blanca» y hace referencia a una presentación que anima a los profesores a «adoptar la Teoría Crítica de la Raza» con el fin de «rediseñar las actitudes y los sistemas de creencias». El enfoque constante en la raza, la clase y la división se está agotando y parece que, al menos en Virginia, muchos votantes se han cansado de ello.
El columnista del Wall Street Journal Holman Jenkins escribió que es hora de que los demócratas «retiren las sábanas blancas». ¿Podemos dejar de dividir y conquistar en favor de promover la unión de los estadounidenses? En su discurso de victoria eso es lo que hizo Youngkin, hablando menos de sí mismo y más de sus compatriotas de Virginia y de los estadounidenses. Donald Trump toma nota.
La vicegobernadora electa Winsome Sears ya logró un éxito histórico cuando en 2002 se convirtió en la primera mujer negra republicana elegida para la Cámara de Delegados, derrotando a un demócrata que llevaba 20 años en el cargo. Su victoria es una bofetada a los demócratas, que son los verdaderos racistas cuando siguen enfrentándonos unos a otros. En las redes sociales y en los correos de la campaña, había una foto de Sears portando un rifle, aparentemente para demostrar su apoyo a la Segunda Enmienda. Esto tuvo mucho éxito en las zonas rurales de Virginia.
Los republicanos arrasaron, pues también recuperaron el cargo de fiscal general y la Cámara de Delegados pasó de ser demócrata a tener mayoría republicana. De repente, todas las afirmaciones de que Virginia se había vuelto irreversiblemente azul parecían ser ilusiones de los demócratas y de los medios de comunicación, que seguían promocionándolo como un estado perdido para siempre por los republicanos. Los independientes, que ayudaron a Joe Biden a ganar el estado por 10 puntos el año pasado, se movieron en gran número hacia Youngkin.
La vicepresidenta Kamala Harris, que grabó un video dirigido a los miembros de la iglesia negra de Virginia, instándoles a votar por McAuliffe, predijo antes de las elecciones que los resultados en Virginia pronosticarían cómo serán las elecciones al Congreso del próximo año, así como la contienda presidencial de 2024. Los republicanos solo pueden desear que ella tenga el don de la profecía.
La elección por la gobernación de Nueva Jersey está empatada en el momento de escribir este artículo, otra sorpresa para los demócratas en un estado profundamente azul. Y los votantes de Minneapolis, aparentemente, se tomaron una píldora de cordura y se negaron a cancelar su departamento de policía, a pesar de los millones de dólares que llegaron a la ciudad procedentes de grupos de izquierda, la mayoría de ellos fuera de la ciudad y del estado.
Youngkin se posicionó perfectamente en lo que respecta a Trump y sus partidarios. No rechazó el respaldo de Trump, pero tampoco insistió en él, ni pidió al expresidente que hiciera campaña por él. Los votantes rurales que votaron por Trump parecían sentirse cómodos votando por Youngkin. ¿Funcionará esta estrategia en otros lugares? Puede que sí. Mucho depende de si Trump se presenta en 2024.
Youngkin y su administración serán juzgados por si son capaces de cumplir sus promesas, como debe ser. Mientras tanto, para los republicanos de Virginia, los días felices están aquí de nuevo, al menos por ahora.
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