El exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, quien ha criticado en repetidas ocasiones las políticas de los bancos centrales y ha dado la voz de alarma sobre los riesgos al alza de la actual ola de inflación, advirtió que los mercados financieros mundiales parecen estar presupuestando un crecimiento lento y unas tasas de interés reales bajas para los próximos años.
«El estímulo que hemos aplicado —dependiendo de cómo se haga el cálculo— es entre 5 y 10 veces mayor que el estímulo fiscal aplicado después de la crisis financiera [de 2008]», dijo Summers en una conferencia pronunciada el 10 de noviembre en la London School of Economics.
«En la actualidad, el acontecimiento que nos impulsa es el extraordinario nivel de estímulo fiscal, junto con la extraordinaria política monetaria que se ha puesto en marcha», dijo el exsecretario, añadiendo que «lo que los mercados parecen valorar es un retorno al estancamiento secular u otra forma de decirlo, la japonización».
El estancamiento secular es un período de escaso o nulo crecimiento económico, mientras que el término «japonización» suele ser utilizado por los economistas para describir el estancamiento y la deflación a largo plazo, normalmente acompañados de síntomas como el alto desempleo, las tasas de interés reales cercanas a cero, la debilidad de la actividad económica y los estímulos de los bancos centrales, incluida la flexibilización cuantitativa.
«La japonización ha estado en el punto de mira desde la crisis financiera mundial de 2008», escribió Dino Lauria Ubatuba de Faria, director general de Lince Investimentos, en una nota. «El término japonización se refiere a las condiciones económicas de Japón durante las dos décadas perdidas que dieron lugar a un bajo crecimiento y a la deflación».
En otra entrevista para la revista International Economy (pdf), Summers denunció lo que denominó un «banco central woke», refiriéndose a una condición en la que los responsables políticos extienden las políticas de dinero fácil al servicio de objetivos políticos periféricos, mientras pierden de vista la necesidad de frenar la inflación.
«El clima actual es de un Banco Central más Woke, en la que los banqueros centrales pronuncian discursos sobre retos no relacionados con la inflación o el desempleo, como el cambio climático, y rechazan la idea de adelantarse a la inflación en favor de la idea de esperar hasta que la inflación esté firmemente establecida», dijo Summers.
«Estas cosas amenazan con volver al tipo de psicología que prevaleció en los años 60 y 70 y que contribuyó a una inflación excesiva», advirtió.
Esto se produce cuando la inflación de los precios al consumidor aumentó en octubre un 0.9% en el mes y un 6.2% en el año, siendo la tasa anual de inflación más alta vista en casi 31 años.
Summers, que fue economista jefe del Banco Mundial y es profesor emérito de Harvard, dijo en el London School of Economics que «llegó a un diagnóstico unos años después de la crisis financiera, de que la forma correcta de conceptualizar el problema económico del mundo industrializado en el siglo XXI es en términos de dificultad de amortiguación del ahorro».
Él explicó que este fenómeno conlleva un exceso de ahorro combinado con una subinversión, junto con unas tasas de interés reales muy bajas, una desaceleración económica, un alto apalancamiento y unos precios de los activos inflados y una «mayor proclividad a las crisis financieras”.
Los años posteriores a 2013 corroboraron su hipótesis, con déficits presupuestarios considerablemente más altos, tipos de interés considerablemente más bajos y precios de los activos considerablemente más altos de lo esperado, pero con un crecimiento mucho más lento de lo previsto, indicó a continuación.
«Eso es exactamente lo que esperaríamos si hubiera dificultades para generar un exceso de demanda —o una demanda adecuada— debido a un problema de amortiguación del ahorro», dijo Summers.
«El juicio de los mercados es que los intereses reales, para la próxima generación, van a ser negativos, incluso en presencia de ratios de deuda/PIB extraordinariamente altos, según los estándares históricos, y, prospectivamente durante un número significativo de años, de déficits fiscales relativamente altos», indicó el exsecretario.
Esto demuestra que el problema de amortiguación del ahorro va a persistir durante «bastante tiempo».
A su vez destacó que las políticas de dinero fácil aumentan el riesgo de burbujas de activos y de mala asignación del capital.
«Las tasas de interés extremadamente bajas preparan el terreno para el apalancamiento y la perpetuación de las empresas zombis y la perpetuación de las burbujas financieras», dijo Summers. «Estamos viendo muchas evidencias de riesgo especulativo. Las tasas de interés reales extremadamente bajas y negativas son problemáticas».
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