El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reveló este viernes un documento sobre su reunión con el enviado especial de Estados Unidos para el Clima, John Kerry, con quien abordó la reforma eléctrica y la política energética de México que inquieta a funcionarios y empresas estadounidenses.
Estas son las claves de lo que expuso el mandatario de México en el encuentro, que duró cinco horas este jueves en el Palacio Nacional con cerca de 20 empresarios y funcionarios de ambos países, mientras el Congreso y la Suprema Corte discuten la política energética de López Obrador.
Ofrece atender a EE.UU.
El presidente expuso que en su gobierno están «dispuestos a atender a las empresas del sector energético de Estados Unidos, sin actuar de manera injusta y arbitraria».
Prometió que «se respetarán los permisos de importación de cinco petroleras (Exxon, Valero, Koch, Shell y Tesoro) para introducir combustible», con la condición que haya «precios justos y legalidad», es decir, combate al contrabando de gasolina, conocido como «huachicolero».
«Inicialmente se retirarán denuncias y se levantarán las clausuras existentes, como gesto de buena voluntad. No obstante, si hay actos de reincidencia vinculados al ‘huachicol’, al contrabando y al mal uso del permiso se aplicarán sanciones penales», advirtió.
Pero cierra el sector
A pesar de este ofrecimiento, López Obrador avisó que no modificará su reforma eléctrica, ahora a debate en el Congreso, que pretende limitar a 46 % la participación privada en el sector, para garantizar un mínimo de 54 % para la empresa del Estado, la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Tanto en electricidad como en petróleo, «no se otorgarán las nuevas solicitudes o los permisos en trámite» para que México alcance la «autosuficiencia energética».
«No se trata de una iniciativa estatista ni expropiatoria, lo que se busca es rescatar a Pemex (Petróleos Mexicanos) y CFE por seguridad nacional y para mantener precios justos para los consumidores», justificó.
Pone ultimátum a las empresas
Aunque prometió respetar los contratos, el presidente también fijó un ultimátum a las energéticas estadounidenses con inversiones en México.
Dio un plazo de un mes para que compañías como Sempra, presente en la reunión, y otras con acuerdos con la CFE y contratos de transporte de gas inviertan en tres plantas de licuefacción en Sinaloa, Oaxaca y Veracruz para que exporten este hidrocarburo a Asia, Europa y otros países de América.
También exigió a petroleras con contratos para extraer petróleo y gas en México, como Talos, Fieldwood, Exxon, Murphy Sur, Chevron, Verdad y Roma Energy, «que inviertan», al cuestionar que gobiernos anteriores otorgaron 112 concesiones para ello, pero «solo están invirtiendo dos empresas y ninguna de Estados Unidos».
Asimismo, solicitó a Talos que «inicie sus operaciones de exploración y perforación» en el yacimiento Zama que comparte con Pemex, con un estimado de 650 millones de barriles de crudo equivalente, o que se desista del arbitraje que ha abierto contra México.
Promete energía limpia
La reforma de López Obrador prioriza las plantas de combustibles fósiles de la CFE sobre las privadas de renovables, pero el presidente aseguró que «la política del actual Gobierno no apuesta a la contaminación, sino por el contrario».
Como prueba de ello, enunció la solar en Puerto Peñasco, Sonora, “la más grande en América Latina”; que las tres plantas carboníferas solo operan a 50 % de su capacidad, y que su programa Sembrando Vida es el “más importante de reforestación del mundo” porque invierte 1500 millones de dólares al año.
También habló de la modernización de las seis refinerías, que no está autorizado el ‘fracking’, y que Pemex extrae petróleo de “manera racional” para no rebasar los 2 millones de barriles diarios.
“Estamos en condiciones de apoyar a la transición energética de la industria automotriz norteamericana en México, aportándole la energía limpia que requiera”, prometió ante representantes de Ford y General Motors (GM).
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