Comer juntos es más significativo que nunca en esta era de dispositivos y de diversificación del núcleo familiar, según un psiquiatra, quien afirma que vale la pena compartir alguna comida en el hogar, incluso si es dos o tres veces por semana.
En términos de tiempo de calidad con los hijos, es tan precioso, ya que las estadísticas muestran que cuando los hijos han llegado a los 18 años, el 90% del tiempo que pasan con sus padres ya ha pasado.
El momento de la comida ofrece a las familias una oportunidad constante para fortalecer sus vínculos, ya que los integrantes comparten y comentan los retos del día al igual que se tejen lazos afectivos en torno a nuevos recuerdos.
Esta es la razón por la que las comidas familiares se correlacionan con todo tipo de indicadores de salud, que van desde la obesidad hasta una mejor salud mental, afirma el psiquiatra Tanveer Ahmed, que reside en Australia.
«Las comidas familiares habituales siguen siendo un gran indicador de un hogar estable y cohesionado, y eso es muy beneficioso para los niños», explica a The Epoch Times.
Las comidas no solo dan a los niños la oportunidad de hablar con sus padres y abuelos sobre las cosas que les preocupan, sino que también abren sus mentes a una amplia gama de conceptos, palabras e historias.
«Les supone un reto y un estímulo porque, si bien tienen profesores en la escuela, la mayor parte de su interacción es con su grupo de compañeros. Por eso es muy importante que tengan un contacto más amplio con personas de otras generaciones», explica.
«Escuchan conceptos abstractos y un vocabulario más amplio cuando hablan con sus padres, lo que puede suponer un reto para ellos. Hay pruebas que sugieren que esto mejora el lenguaje de los niños en torno a conceptos abstractos y resolución de problemas».
Para los abuelos, las cenas periódicas con la familia son un gran antídoto contra el aislamiento social, que según las investigaciones afecta a una de cada tres personas mayores en la actualidad.
Al no poder conducir, los ancianos se enfrentan con mayor frecuencia a problemas de salud y movilidad, cambios físicos y deterioro cognitivo, que son obstáculos importantes para ser sociables.
Para algunos adultos mayores, esa comida familiar puede ser su única interacción durante días o semanas.
¿Anticuado?
En una época en la que la se ha incrementado la diversificación del núcleo familiar y sus costumbres, académicos de la Universidad australiana de Monash han señalado que la propuesta de que «la comida familiar es imprescindible» crea expectativas poco realistas.
La catedrática de Sociología, Jo Lindsay, afirma en su investigación publicada en la revista Critical Public Health que sentarse juntos todas las noches «está pasado de moda, que tiene sus raíces en una noción notoriamente anticuada de la familia» y que «sólo sirve para aumentar la culpa en los padres».
Sin embargo, incluso los núcleos familiares no tradicionales se beneficiarían enormemente de incorporar a sus vidas el comer juntos tan a menudo como sea posible, dijo Ahmed.
Reconoció que la vida moderna tal vez no lo permita hacer de la misma manera que se hacía en el pasado, ya que no solo hay una mayor diversificación en la estructura familiar, sino también adolescentes y niños ocupados, y una serie de modalidades de trabajo que incluyen el trabajo por turnos y los trabajos desde casa.
«Así que ahora todo es más complejo, y desde luego no es tan simple como la organización familiar de los años cincuenta», dijo. «Pero eso no debe ser motivo para sentirse culpable o dejar de intentarlo».
Cómo hacer realidad las comidas familiares en una era de dispositivos y distracciones
«Creo que es importante que intentemos establecer rituales», afirma Ahmed. «Un buen ejemplo es la tradición judía del Shabat de cenar el viernes por la noche, aunque sea una o dos veces por semana.
«Pero también puede ocurrir en otros ámbitos. Puede ser un paseo el fin de semana, jugar a juegos de mesa o ver un programa juntos».
Ahmed reconoce el poder que tienen los dispositivos y recomienda limitar su uso durante estas actividades familiares.
«Por defecto, cada quien se retira a sus habitaciones y a sus pantallas, y creo que hay que trabajar duro para que se modere esta situación».
«Mientras que sea algo que los conecte, en lugar de mirar TikTok cada quien por su cuenta, aún puede unir a las personas», afirma.
«Si tiene algo que pueda compartir, o podría ser algo que ha compartido durante el día, y luego saca el tema durante la conversación, entonces creo que está bien».
De manera similar, la pediatra Meg Meeker compartió su método de pedir a todos que guarden su teléfono durante una hora cuando sea el momento de comer.
Aunque esto puede ser un reto, incluso para los padres, hacerse cargo de sus celulares en casa enseñará a los niños que estarán bien sin tener que ser alertados por su teléfono a cada minuto, y los entrena para disminuir su tiempo de pantalla gradualmente.
En última instancia, la combinación de la escuela como la vida familiar se trata de la transmisión de conocimientos y experiencias, y las comidas familiares pueden ser una forma especialmente útil para conectarse, comunicarse y tener interacciones entre las diferentes generaciones.
«Dado que las comidas familiares son uno de los pocos momentos en los que todos se reúnen, desempeña un papel fundamental en la transmisión de ideas y valores a la siguiente generación», dijo Ahmed.
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