Las instituciones estatales chinas investigan la condición religiosa de sus empleados

Por Bitter Winter
29 de agosto de 2020 7:31 PM Actualizado: 29 de agosto de 2020 7:32 PM

En China, la persecución religiosa afecta todos los aspectos de la vida de los creyentes. Los que no estén dispuestos a renunciar a su fe pueden llegar a perder sus empleos.

Las autoridades de la provincia oriental de Shandong llevan a cabo investigaciones en masa sobre la condición religiosa de los funcionarios públicos y de los empleados de instituciones y empresas estatales, entre las que se incluyen escuelas y hospitales.

El 28 de julio, miles de trabajadores de más de 200 instituciones afiliadas al régimen emplazadas en el distrito de Fushan de la ciudad de Yantai fueron convocados a una reunión para investigar su condición religiosa. Sus cónyuges, hijos y padres también fueron examinados.

En el mes de mayo, la Agencia de Educación de Jinan, la capital de Shandong, les exigió a algunas escuelas primarias y secundarias que determinaran si alguno de sus maestros, estudiantes o familiares era religioso. También se han llevado a cabo investigaciones similares en escuelas de otras ciudades.

Una maestra de una escuela primaria, miembro de una iglesia doméstica de Sola Fide, le dijo a Bitter Winter que el director de la escuela en la que trabaja la convocó para que llenara un formulario emitido por el régimen sobre la condición religiosa del personal docente y administrativo.

Fotografía de archivo tomada el 18 de marzo de 2015 que muestra a los feligreses durante una reunión religiosa en la Iglesia Católica de Nidadang, cerca de Bingzhongluo, una zona tibetana en el suroeste de la provincia de Yunnan en China. El catolicismo fue introducido en la región hace más de cien años por los misioneros franceses. A pesar de décadas de persecución y el cierre de iglesias bajo el líder comunista Mao Zedong, los tibetanos católicos y otras minorías han mantenido fuertes creencias religiosas. (GREG BAKER/AFP a través de Getty Images)

«El director me dijo que todas las reuniones religiosas están prohibidas, y que ni siquiera está permitido leer la Biblia en pequeños grupos», afirmó la maestra. La mujer añadió que se siente sumamente intranquila por la creciente persecución religiosa llevada a cabo por el régimen. Teme que, si llegara a revelarse su afiliación religiosa, podría ser sometida a vigilancia, o peor aún, sancionada, e incluso podría llegar a perder su trabajo.

Un empleado de un hospital reveló que, en el mes de abril, al menos dos hospitales de la ciudad investigaron la condición religiosa de los empleados y de sus familiares. También se recopiló la información personal de las personas que asisten a lugares de culto administrados por el Estado. Los que se descubra que han ocultado su fe podrían ser sancionados.

A las personas de fe les preocupa que su seguridad laboral y su bienestar puedan verse afectados si se revelaran sus creencias religiosas. Muchos han sido discriminados a causa de su religión.

En el mes de junio, una trabajadora sanitaria, de aproximadamente 70 años procedente de la provincia central de Henan, fue despedida por leer la Biblia durante su horario de descanso en el trabajo. La misma fue despedida luego de que el director de la Agencia de Saneamiento Ambiental la criticara públicamente.

Oficiales de la policía patrullan en Kashgar, Xinjiang occidental, China, el 4 de junio de 2019. (Greg Baker/AFP/Getty Images)

El mismo exigió que todos los potenciales empleados presentaran un certificado expedido por la policía de la zona de su registro de residencia permanente que probara que no son religiosos. «No se contratará a ninguna persona religiosa», proclamó el director.

Los colegas de la mujer comentaron que era una buena trabajadora, que trabajaba arduamente y sin quejarse. Debido a su fe, nunca fue nombrada «trabajadora modelo». «Todos los líderes la vigilaban y la sancionaban solo porque cree en Dios y, a menudo, compartía el Evangelio con nosotros. Nadie se atrevió a defenderla», comentó uno de sus colegas.

«Estoy envejeciendo y no sé cómo me voy a mantener», se lamentó la mujer.

Un empleado de un hotel emplazado en la provincia noroccidental de Shaanxi le dijo a Bitter Winter que había trabajado en muchos hoteles a lo largo de los años. En todos ellos tuvo que presentar un «certificado de no tener creencias religiosas» emitido por la policía de su lugar de residencia permanente. Lo mismo sucedió cuando solicitó el puesto de guardia de seguridad en un jardín de infantes.

En lo que respecta a los miembros de grupos religiosos prohibidos, la situación es aún peor. Un funcionario público procedente de la ciudad de Yantai de Shaanxi, cuya fe fue investigada recientemente, le explicó a Bitter Winter que, si se determina que un empleado del régimen o algunos de sus familiares son miembros de una organización xie jiao (enseñanzas heterodoxas), las personas en cuestión serán inmediatamente despedidas.

La policía patrulla mientras musulmanes abandonan la mezquita de Id Kah tras la oración matutina sobre Eid al-Fitr en Kashgar, Xinjiang, China, el 26 de junio de 2017. (Johannes Eisele/AFP/Getty Images)

Una persona que trabajaba en el sistema de seguridad pública de la provincia perdió su trabajo porque su padre es miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso. «Tengo amigos que trabajan en comisarías, en la policía criminal y en brigadas de seguridad nacional, pero ninguno se atrevió a ayudarme», reveló el hombre. «Y ningún monto de dinero podría haberme ayudado a conservar mi puesto. Mis superiores afirmaron que cuando se trata de creencias religiosas, ninguna conexión puede ayudar».

Un hombre que se mudó a Xinjiang a principios de año le dijo a Bitter Winter que la policía lo interrogó sobre la membresía de su padre en los «Gritones» (Shouters), un grupo religioso declarado xie jiao y prohibido en el año 1983, cuatro días después de que comenzara a trabajar en una empresa estatal.

«Mi padre tiene antecedentes policiales ya que ha sido arrestado a causa de su fe y esta información se encuentra en el sistema», explicó el hombre.

«Cada vez que revisan mi tarjeta de identificación, las autoridades se enteran de la fe de mi padre. El líder de la empresa me dijo que, si una persona tiene antecedentes policiales debido a sus creencias religiosas, tres generaciones de sus descendientes no podrán unirse al ejército ni trabajar en una entidad estatal».

La policía interrogó al hombre para averiguar si también era religioso. Los mismos le ordenaron que asistiera a «clases de estudio» de dos horas de duración a diario. Debido a que el empleador se enteró de la fe de su padre, el hombre ya no pudo seguir trabajando en la institución estatal y abandonó Xinjiang.

Este artículo fue publicado originalmente en Bitter Winter, una publicación sobre libertad religiosa y derechos humanos en China.


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