Opinión
Lo único que no se vuelve viral en China es la verdad. Los funcionarios chinos están diciendo mentiras para encubrir el brote masivo de COVID allí.
Peor aún, los funcionarios de salud pública de Estados Unidos se demoraron por una semana, permitiendo la entrada de viajeros aéreos procedentes de China sin realizar pruebas, mientras que otros países bloquearon inmediatamente la entrada a los viajeros infectados.
Fotos aéreas y vídeos de China muestran bolsas de cadáveres apiladas fuera de hospitales y crematorios, estacionamientos de funerarias llenos y hospitales saturados con pacientes de COVID atascados en los pasillos. En Beijing y Sichuan, más del 50% de la población está infectada, según documentos internos del gobierno.
Sin embargo, el gobierno chino afirma oficialmente que solo hubo una muerte por COVID en toda China el 31 de diciembre, ninguna el 30 de diciembre y una el 29 de diciembre. Eso es en una nación de 1400 millones de personas.
Y lo que es más peligroso, China también está ocultando pruebas de laboratorio sobre qué cepas están enfermando a su población. ¿Se trata de las variantes omicrón que estamos acostumbrados a tratar, o de algo nuevo? Todos formamos parte de la raza humana y necesitamos compartir esta información.
En China, la gente se apresura a salir. Las reservaciones en aerolíneas de salida casi se triplicaron en las 24 horas siguientes al anuncio del gobierno de que se levantarían las restricciones de viaje que han estado vigentes durante casi tres años.
Es razonable que Estados Unidos y otros países exijan a los pasajeros aéreos procedentes de China—de cualquier etnia—que presenten un resultado negativo en la prueba COVID para abordar.
El blog TheReidOut de MSNBC está criticando el requisito de la prueba por COVID como «patriotero, reaccionario e inhumano».
MSNBC está en sintonía con el Partido Comunista Chino. Los funcionarios chinos están atacando el requisito de la prueba como «discriminatorio» y advirtiendo que desalentará la cooperación global. ¿Qué cooperación? China sigue negándose a permitir que se investigue cómo se originó el virus.
El domingo, el exsecretario de Estado Mike Pompeo exclamó que en 2020, el líder chino Xi Jinping «envió a personas que sabía que estaban infectadas por todo el mundo.» Ahora «lo está haciendo de nuevo». Pompeo dijo: «No hay ninguna razón por la que debamos permitir que los chinos vuelvan a hacerlo».
Amén.
El debate sobre si restringir a los viajeros procedentes de China revela la cobardía en el aparato de salud pública de nuestra nación.
El 28 de diciembre, Italia impuso un requisito de prueba COVID negativa, luego de que se descubriera que casi la mitad de los pasajeros en dos vuelos de China a Milán estaban infectados. Italia hizo efectivo su requisito de inmediato.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) también anunciaron su norma de pruebas el 28 de diciembre, pero la fecha de inicio fue el 5 de enero. Eso es una locura.
Las autoridades dijeron que la prueba «ayudaría a limitar la cantidad de personas infectadas» procedentes de China. ¿Por qué esperar hasta el 5 de enero? Para facilitar las cosas a las compañías aéreas.
United Airlines, Delta Airlines y American Airlines operan docenas de vuelos procedentes de China con destino a ciudades estadounidenses cada semana.
Lawrence Gostin, abogado especializado en salud pública de la Organización Mundial de la Salud, dijo que la fecha tan distante «podría dejar entrar a una avalancha de visitantes que no han sido examinados».
Si una cepa letal invade desde China, demos las gracias a los torpes de los CDC.
También es preocupante que muchos científicos estadounidenses rechacen la herramienta más básica del control de infecciones—separar a los enfermos de los sanos. Estos científicos, infundidos por una mentalidad globalista y lealtades fuera de lugar, sostienen que Estados Unidos debería confiar únicamente en la vacunación y permitir la entrada a todo el mundo.
Eso está mal. Estados Unidos necesita emplear todas las herramientas—tanto los controles de viaje como de vacunas—para proteger a nuestra población. En Estados Unidos, la última cepa de COVID, denominada XBB, resiste a las vacunas y a los refuerzos. Afortunadamente, es algo leve y no está causando un aumento en las muertes.
Pero, ¿y si China se enfrenta a una variante que resiste a las vacunas y causa enfermedades graves?
En China, las infecciones se están propagando tan rápidamente que los científicos predicen que pronto aparecerán nuevas variantes. «La situación en China nos preocupa mucho», reflexiona Wilbur Lam, científico de la Universidad de Emory. El mundo necesita ser notificado en cuanto aparezcan nuevas variantes. China no cooperará.
No es momento para la corrección política ni para el difuso pensamiento globalista. Los viajeros infectados procedentes de China deben tener prohibida la entrada en Estados Unidos.
Y los CDC deben endurecerse. Nuestras vidas podrían estar en juego.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.