La deshidratación se asocia con un mayor riesgo de enfermedad en las personas mayores, desde infecciones o caídas, hasta el ingreso al hospital. Pero el apetito por la comida y la bebida puede disminuir a medida que las personas envejecen, lo que significa que las personas mayores necesitan beber regularmente, incluso cuando no tienen sed.
Se aconseja a las mujeres mayores que no tienen que restringir su ingesta de líquidos por razones médicas, como problemas cardíacos o renales, que tomen ocho vasos al día. Para los hombres mayores, son 10 vasos.
La forma más fácil de beber más líquidos es aprovechar los hábitos existentes. Por ejemplo, beber más líquido como parte de las rutinas diarias, como al tomar medicamentos o en las comidas. Si construye esto gradualmente en pequeños pasos, eventualmente se convertirá en parte de su rutina.
Mantener la ingesta de líquidos no debería ser una tarea ardua, solo beba más de lo que disfruta. Un mito común es que hay que beber agua, pero el té, el café y los jugos cuentan. Y en algunos casos, incluso la cerveza puede ser hidratante cuando se consume dentro de las pautas recomendadas.
La sed es vista como un indicador confiable de cuándo necesita beber, pero la percepción de la sed puede disminuir con la edad. Una dependencia excesiva de la sed solo para tomar una bebida puede aumentar su riesgo de deshidratación, por lo que es importante tener en cuenta el consumo regular de líquidos, incluso cuando no tiene sed.
Otro mito es que evitar beber puede ayudar a la incontinencia urinaria. Sin embargo, limitar la ingesta de líquidos empeora la incontinencia porque reduce la capacidad de la vejiga.
Muchas personas no creen que beber demasiado poco puede afectar su bienestar o causar graves consecuencias para la salud. Pero las personas mayores, en particular, son más vulnerables a los efectos de beber demasiado poco debido a los cambios fisiológicos relacionados con la edad, los efectos secundarios de los medicamentos o ambos.
Mientras tanto, el porcentaje de personas mayores de 65 años continúa aumentando en gran parte del mundo, particularmente en los países desarrollados.
Miedo a los fluidos
Hasta ahora, se ha realizado poca investigación sobre los puntos de vista sobre la hidratación de las personas mayores que no viven en residencias. Para corregir eso, recientemente realizamos un estudio para evaluar las opiniones de las personas mayores sobre la hidratación. Realizamos entrevistas individuales a 24 personas mayores de 75 años que vivían en su casa en Londres, Inglaterra. También entrevistamos a nueve cuidadores.
Descubrimos que las percepciones sobre la importancia de la hidratación eran muy variadas. Si bien los entrevistados estaban algo conscientes de los mensajes de salud pública sobre la hidratación, existían muchos conceptos erróneos, como cuánto y qué beber.
Algunas de las mayores barreras para obtener la ingesta óptima de líquidos fue un miedo abrumador a la incontinencia y la dificultad para llegar al baño. En tales casos, es importante beber mucho líquido para no agravar el problema. Optar por té y café descafeinado puede ayudar, al igual que reducir la ingesta de alcohol.
Evitar el estreñimiento al beber mucho y obtener suficiente fibra en su dieta también puede ayudarle cuando tiene una vejiga débil. Puede ser útil planificar idas al baño con anticipación, ubicar el baño más cercano y planificar descansos para ir al baño.
Otro desafío identificado en nuestro estudio fue la dificultad de usar equipo de cocina y tazas, a medida que los participantes envejecían, como por ejemplo, que la tetera se volviera demasiado pesada. Si nota que los artículos cotidianos se están volviendo más difíciles de usar, es importante discutir esto desde el principio con amigos, familiares o cuidadores y explorar opciones. Una tetera liviana o tazas a medida pueden marcar la diferencia y están ampliamente disponibles.
Nuestro estudio concluyó que la forma óptima de ayudar a las personas mayores a beber más, era reconocer y abordar las barreras individuales para beber y construir algo mejor sobre los hábitos cotidianos, como beber con medicamentos y alentar el beber como una experiencia placentera y positiva.
Cini Bhanu es médica general e investigadora clínica. Este artículo fue publicado por primera vez en The Conversation.
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