Un grupo de legisladores republicanos busca levantar el velo que se cierne sobre más de 100 acuerdos de ciudades hermanas entre Estados Unidos y China.
Las asociaciones dicen que son vehículos a través de los cuales el régimen chino expande su influencia en las comunidades locales de Estados Unidos.
Hay 157 acuerdos de ciudades hermanas con China en Estados Unidos. La mayoría de ellos no se hacen públicos y, por lo tanto, no se han examinado. Pero un nuevo proyecto de ley, presentado el 11 de marzo por la senadora Marsha Blackburn (R-Tenn.), ordenaría al Contralor General de Estados Unidos a realizar un estudio de estas asociaciones para identificar cómo el régimen chino y otros gobiernos extranjeros con una importante corrupción pública podrían explotarlas para llevar a cabo «actividades malignas», como el espionaje académico e industrial.
«La opacidad de las asociaciones de ciudades hermanas impide una supervisión adecuada y podría permitir actividades malignas», dice una hoja informativa (pdf) publicada por la oficina de Blackburn.
Blackburn calificó los acuerdos como «una herramienta más en la campaña de Beijing para infiltrarse en nuestra cultura para lograr sus fines económicos», según una declaración. Ella describió un incidente en el que el régimen chino utilizó una asociación de ciudades hermanas para obligar a un gobierno local no identificado «a acatar las políticas chinas o enfrentarse a represalias económicas».
El esfuerzo se produce en medio de los crecientes llamados para combatir las actividades de influencia maligna del Partido Comunista Chino (PCCh) dirigidas al mundo académico, las empresas y los gobiernos, desde los locales hasta los nacionales, en todo Estados Unidos.
El senador Marco Rubio (R- Flo.), copatrocinador del proyecto de ley, dijo que los acuerdos de ciudades hermanas requieren una mayor supervisión porque «Beijing tiene una historia de llevar a cabo sus actividades malignas mediante la explotación de las asociaciones culturales y económicas».
«Es en nuestro interés de seguridad nacional y económica entender mejor y contrarrestar, la creciente influencia maligna de China a nivel estatal y local», dijo Rubio.
El representante Chip Roy (R-Texas) también presentó en la Cámara de Representantes una propuesta de ley similar.
Conducto para ampliar la influencia
El año pasado, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, advirtió sobre estos programas hermanos chinos durante un discurso a los gobernadores de Estados Unidos, diciendo que los funcionarios del PCCh estaban «cultivando relaciones con los miembros de las juntas escolares de los condados y los políticos locales» a través de estos programas.
Durante años, el régimen chino también ha aprovechado los acuerdos de ciudades hermanas para impulsar en el mundo el establecimiento de los Institutos Confucio financiados por Beijing. Los Institutos Confucio, que se presentan como centros de lengua y cultura, son objeto de un intenso escrutinio por su papel en la difusión de la propaganda china y la represión de la expresión académica en los campus universitarios del mundo.
En enero de 2007, el medio de comunicación estatal chino Xinhua informó de que en julio de 2005 se habían creado 123 institutos en 49 países y regiones, una muestra del «poder blando» de China. El artículo decía que muchas escuelas chinas, con el apoyo del gobierno, estaban estableciendo Institutos Confucio y firmando acuerdos de aprendizaje de idiomas a través de programas de ciudades hermanas.
El ministerio de Educación de China, al anunciar su plan de desarrollo global de Institutos Confucio para el período 2012-2020, señaló que los programas de ciudades hermanas deberían ser uno de los mecanismos que las autoridades regionales «aprovechen» para establecer más centros.
El régimen chino también busca aprovechar sus relaciones con ciudades hermanas para ayudar a reprimir a los grupos disidentes en el extranjero. Un documento interno de 2017 previamente reportado por The Epoch Times, dijo que los canales de las ciudades hermanas deben ser «plenamente utilizados» para «suprimir efectivamente el espacio de actividades de Falun Gong fuera del país”. Falun Dafa, también conocida como Falun Gong, es una práctica espiritual que es brutalmente perseguida por el PCCh hace más de dos décadas.
Beijing también trata de incluir ciertas narrativas políticas del PCCh en los acuerdos de ciudades hermanas.
En 2019, Praga, la capital de la República Checa, abandonó su acuerdo de ciudad hermana con Beijing, capital de China, tras negarse a renegociar la redacción relacionada con la «política de una sola China» en el acuerdo, según los medios taiwaneses.
Beijing considera a Taiwán como parte de su territorio y obliga a los gobiernos extranjeros, organizaciones internacionales y empresas a adoptar su principio de «una sola China», como forma de legitimar su reclamación territorial sobre la isla. Taiwán en cambio es un país independiente de facto, con sus propios funcionarios elegidos democráticamente, su ejército y su moneda.
Tras dejar de lado a Beijing, Praga firmó en enero un acuerdo de ciudad hermana con Taipei, la capital de Taiwán.
Con información de Eva Fu y Frank Fang.
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