Tanto el presidente Donald Trump como el líder chino Xi Jinping tienen que tomar algunas decisiones difíciles con respecto a Hong Kong y la guerra comercial en curso.
Por un lado, ambas cámaras del Congreso aprobaron la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong de 2019. El proyecto de ley ahora se dirige al escritorio de Trump para su firma.
¿Lo firmará?
Una cuestión del bien contra el mal
La batalla entre el Partido Comunista Chino (PCCh) y los manifestantes pro democráticos en Hong Kong es fundamentalmente una lucha entre el bien y el mal. El mundo necesita enfrentarse a la amenaza masiva de opresión de China contra el pueblo de Hong Kong.
Para su reconocimiento, Trump ha expresado públicamente, y de forma apropiada, su apoyo a los manifestantes, diciendo: “Estoy con Hong Kong. Estoy a favor de la libertad«. Y lo que es más importante, ha vinculado el resultado de las negociaciones comerciales de Estados Unidos con el trato de China a los manifestantes de Hong Kong.
Al mismo tiempo, también dijo: «Pero también estamos en el proceso de hacer el mayor acuerdo comercial de la historia. Y si pudiéramos hacer eso, sería genial».
La declaración de Trump parecería poner en duda su apoyo al llamado «proyecto de ley de Hong Kong» del Congreso.
¿Trump está titubeando?
Realmente no.
Si el proyecto de ley de Hong Kong se convierte en ley, requerirá que Estados Unidos imponga sanciones contra China y Hong Kong por abusos contra los derechos humanos. También forzará una revisión anual por parte del Departamento de Estado de EE. UU., y otras entidades, para determinar si el estado político de Hong Kong bajo China merece renovar su estado comercial especial para el próximo año. En otras palabras, tiene garra.
No es sorprendente que China se enojara por la aprobación del proyecto de ley, alegando que «violó seriamente el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales. China lo condena y se opone firmemente».
¿Pero Trump firmará el proyecto de ley?¿Debería él hacerlo?
Sería ventajoso para Trump si no firma el proyecto de ley. Como es a prueba de veto, el proyecto de ley podría convertirse en ley, ya sea que lo firme o no. Eso libera a Trump y aun así codifica las sanciones de Estados Unidos contra China y la revisión anual del estado especial de Hong Kong.
A Pekín no le gustará, pero Trump puede encogerse de hombros y decir: «esa es la forma en que funciona nuestra república estadounidense».
¿Cuáles son las opciones de China?
¿Qué hará China si el proyecto se convierte en ley?
Ciertamente, podrían decidir retirarse de las negociaciones comerciales. También podrían enviar al ejército para poner fin a las protestas políticamente embarazosas en Hong Kong, o ambas. Estados Unidos no puede evitar que China haga alguna de esas cosas.
Pero China tiene su propio acto de equilibrio para realizar. Está claro, por ejemplo, que el liderazgo del PCCh es muy consciente de los altos costos de tomar medidas enérgicas contra Hong Kong. Esa es precisamente la razón por la cual el ejército ha permanecido en gran medida detrás de escena.
También es evidente que la economía de China es la peor en 30 años, y con ello la legitimidad política del PCCh. Además, con una posible crisis inmobiliaria en el horizonte, Beijing necesita todo el alivio que pueda obtener.
El hecho es que China necesita un acuerdo más con Estados Unidos, al menos en este punto, aunque solo sea para evitar la próxima ronda de aranceles, que son significativos e inminentes. Si no se llega a un acuerdo a mediados de diciembre, la administración Trump está preparada para imponer nuevos aranceles a otras importaciones de China por valor de USD 160,000 millones, incluidos artículos de consumo populares como teléfonos celulares y computadoras portátiles.
Ese sería otro gran golpe para una economía china ya maltratada.
Trump viene a la ayuda de los agricultores
Eso no quiere decir que la economía de EE. UU., siga intacta. Los agricultores han sufrido la peor parte del daño de la guerra comercial hasta el momento.
En respuesta, el presidente Trump ha ayudado a los productores estadounidenses de soja, y otros productores agrícolas, con UDS 16.000 millones en ayuda de la Commodity Credit Organization, fundada en la Gran Depresión para ayudar a los agricultores a estabilizar la producción en condiciones de mercado inestables. Es probable que mucha más ayuda sea necesaria.
China desconfía de ayudar a Trump
Al mismo tiempo, China no quiere darle a Trump una victoria política que le ayude a sus posibilidades de reelección. Preferirían en demasía que Trump sea derrotado en 2020.
Las intenciones de China en el futuro pueden ser permitirle a Trump solo una victoria simbólica. Acordarían un acuerdo inicial para evitar los aranceles programados, pero luego se negarían a cumplir el acuerdo para negociar en áreas clave como hacer cumplir las protecciones de propiedad intelectual y permitir un mayor acceso al mercado externo. Ese ha sido el modus operandi desde que se unió a la Organización Mundial del Comercio en 2000 y les ha servido bien.
¿Por qué deberían cambiar una táctica ganadora?
Podría lograrse fácilmente ya que la primera fase del acuerdo comercial no llega realmente al corazón de los problemas estructurales. Además, la economía de China apenas puede permitirse perder más de lo que ya tiene.
¿Campaña de las 100 flores 2.0 en Hong Kong?
Con respecto al proyecto de ley de Hong Kong y la protesta en curso, China puede continuar aplicando respuestas graduales al problema. O bien, podemos estar viendo una versión del siglo XXI de la Campaña de las 100 flores de Mao, que comenzó en 1956.
La estrategia de 100 Flores alentó a los intelectuales, estudiantes y otras personas con quejas contra el PCCh a expresarlas libremente. Una vez que se conocieron las identidades de las “malas hierbas venenosas”, el PCCh las retiró de la sociedad para reeducarlas o algo mucho peor.
Si eso es parte del pensamiento de Beijing, tendría sentido que ocurriera después de las elecciones de 2020.
Estados Unidos y China en curso de colisión
¿Puede el PCCh soportar los riesgos de esperar tanto? ¿O los líderes del PCCh se sentirán tan amenazados que perderán la calma y enviarán los tanques?
Eso aún está por verse. Cualquiera de los escenarios es plausible.
Sin embargo, lo que es más que plausible es que el pueblo estadounidense, a través de sus representantes electos, sea opuesto directamente en contra de China y el pueblo de Hong Kong. La Legislación de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong de 2019 se convertirá en ley.
Eso en sí mismo pone a Estados Unidos y China en un curso de colisión que ha tardado mucho en llegar. Pero por mucho que Beijing grite en protesta, no hay nada que puedan hacer al respecto.
James Gorrie es escritor y orador en el sur de California. Es autor de «La crisis de China».
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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