Los liberales y los conservadores deberán aliarse para luchar contra la creciente revolución cultural marxista que se está produciendo en Estados Unidos, según el filósofo israelí y presidente de la Fundación Edmund Burke, Yoram Hazony.
En declaraciones a Jan Jekielek en el programa «American Thought Leaders» de The Epoch Times, Hazony explicó que en el último año se ha producido una creciente revolución cultural marxista en todo Estados Unidos y, de hecho, en el resto del mundo.
El marxismo es una filosofía social, política y económica que lleva el nombre del alemán Karl Marx, quien se opuso a la religión, a pesar de haber sido cristiano en su juventud.
En concreto, el marxismo divide a las personas según su estatus económico: los ricos son «opresores» y los pobres son «oprimidos».
En el último año, el marxismo se ha ido filtrando en la sociedad, desde el marxismo que sustenta el movimiento Black Lives Matter, hasta la divisiva teoría crítica de la raza (TCR) que se enseña a los militares y que la Administración Biden también está impulsando para que se enseñe en las escuelas.
La TCR redefine la historia de la humanidad como una lucha entre los «opresores» —típicamente considerados los blancos— y los «oprimidos» (otros grupos de identidad), de forma similar a la reducción de la historia por parte del marxismo a una lucha entre los «burgueses» y el «proletariado».
Hazony describió el liberalismo y el conservadurismo como «visiones del mundo separadas y movimientos que compiten entre sí». El liberalismo nació en el siglo XVII y parte de la base fundamental de que todo individuo tiene una libertad natural y que su gobierno debe concederle esas libertades y tratarlo con igualdad.
Por otro lado, el filósofo explicó que el conservadurismo en Gran Bretaña y Estados Unidos es una teoría o sistema político autóctono más antiguo que tiene en su centro instituciones como la tradición jurídica y la religión organizada como el cristianismo.
«Es importante recordar las diferencias porque una vida liberal es muy diferente de una vida conservadora», dijo Hazony, autor de «The Virtue of Nationalism» (La virtud del nacionalismo).
«Y la mayoría de los conservadores piensan que, en última instancia, el liberalismo no es sostenible porque socava la tradición. No permite la transmisión a las generaciones futuras».
A pesar de sus diferentes visiones del mundo, Hazony cree que tanto el liberalismo como el conservadurismo tendrán que aliarse en algún momento para «luchar» contra la revolución marxista que se está produciendo.
«En el último año, ha habido una especie de revolución cultural marxista, que se estaba apoderando de gran parte de lo que era realmente liberal hasta hace poco (…) los liberales y los conservadores en este punto, o ciertamente algunos de ellos, van a tener que ser aliados para luchar contra los marxistas», dijo Hazony.
La Fundación Edmund Burke es un instituto de asuntos públicos fundado en enero de 2019 con el objetivo de fortalecer los principios del conservadurismo nacional en Occidente y en otros países democráticos.
A través de varias conferencias sobre el conservadurismo nacional, Hazony dijo que la fundación espera «construir una alianza» y «refinar el conjunto de ideas, que pueden ser llevadas con orgullo por esa alianza para salvar a Estados Unidos y a los países democráticos de los dos flagelos que se hicieron tan dramáticamente evidentes en el año 2020».
«Por un lado, [hay] una China imperialista en ascenso, en el extranjero, y en casa, una versión del neomarxismo, que está dirigiendo con éxito un país de revolución cultural, apoderándose de la mayoría de lo que, hasta hace muy poco, eran instituciones liberales», dijo Hazony.
«No creo que los liberales sean lo suficientemente fuertes como para salvar casi ninguna de esas instituciones. Para llegar a alguna parte, vamos a necesitar un fuerte tradicionalismo, incluyendo la religión y el nacionalismo. Y esos elementos, la religión y el nacionalismo, están en esta conferencia, en este movimiento, siendo equilibrados o reequilibrados con las preocupaciones por la libertad individual que, ya sabe, son importantes para todos nosotros», continuó Hazony.
«Si podemos volver a poner sobre la mesa las preocupaciones nacionales por la independencia nacional, la cohesión nacional, las tradiciones nacionales y las preocupaciones religiosas junto con la preocupación por las libertades individuales, entonces creemos que tendremos un paradigma político que será lo suficientemente poderoso, si Dios quiere, para derrotar a estos otros oponentes», añadió.
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