Los funcionarios de vida silvestre de Colorado continúan un esfuerzo para reintroducir «uno de los mamíferos más amenazados de América del Norte» en el paisaje de las praderas salvajes.
El 14 de noviembre, Parques y Vida Silvestre de Colorado (CPW) realizó la liberación de tres hurones adultos de patas negras y 14 crías, o hurones jóvenes, en el rancho privado de 20,000 acres de May Ranch del ganadero Dallas May a las afueras de Lamar, Colorado, con la ayuda de los estudiantes de Lamar Middle School, dijo el encargado de información pública de CPW, Travis Duncan a The Epoch Times.
Según la organización Fish & Wildlife Service (FWS), el hurón de patas negras es un mamífero carnívoro de tamaño mediano de la familia de los tejones, comadrejas, nutrias y visones.
El FWS declaró al hurón de patas negras en peligro de extinción en 1967 y se incluyó en la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973.
Es la única especie nativa de América, con su registro fósil más antiguo que se remonta a 100,000 años. Lo identificaron por primera vez en 1851, dijo FWS, cuando pudo haber hasta 1 millón de hurones antes de que su población se redujera por «alteraciones del paisaje de la expansión agrícola y la erradicación de los perros de las praderas».
Tina Jackson, coordinadora de conservación de especies de la CPW, dijo en un vídeo explicativo que los funcionarios de vida silvestre asumieron que los hurones estaban completamente extintos hasta 1981, cuando un perro de rancho en Meeteetse, Wyoming, trajo uno muerto a la casa de sus dueños que inmediatamente identificaron al mamífero como un hurón de patas negras.
Una colonia de 120 fue localizada y monitoreada de cerca, dijo. Dieciséis fueron capturados cuando la colonia comenzó a colapsar. Los funcionarios de vida silvestre salvaron a siete de los hurones, llamados «Los Siete Magníficos», para reproducirlos.
«Cada hurón que tenemos en este momento es descendiente de siete de esos individuos», dijo.
La genética de los hurones se examina para determinar si deben permanecer en el programa de cautiverio o ser liberados en la naturaleza.
Si tienen lo que se necesita para participar en la vida salvaje, son enviados al Centro Nacional de Conservación de Hurones de Patas Negras de FWS en Carr, Colorado, donde se mantienen en «periodo de preacondicionamiento» donde se simula la naturaleza salvaje que encontrarán.
La dieta del hurón de patas negras es un 90 por ciento de perro de la pradera. Los hurones viven en madrigueras de perros de la pradera. Para los programas de liberación, esto significa que se requieren 1500 acres de tierra del este de Colorado para que «tengán una población viable exitosa».
Debido a que los hurones son nocturnos, son liberados más cerca de la noche cerca de las madrigueras activas de los perros de la pradera, donde los trabajadores abren las jaulas y esperan a que reúnan el valor para salir.
«Estos son depredadores, por lo que pueden ser un poco bruscos, así que no los agarramos», dijo. «Los dejamos salir por su cuenta».
Desde 2013, la CPW ha liberado más de 500 hurones de patas negras en ocho sitios diferentes en el este de Colorado.
El estado es uno de los ocho que están involucrados en estrategias de recuperación de hurones de patas negras, dijo Duncan en su artículo en Colorado Outdoors. Los esfuerzos en el rancho de May comenzaron en 2021 cuando el CPW comenzó a mapear el área para ver si tenía suficientes acres.
El biólogo terrestre de CPW, Jonathan Reitz, le dijo a Duncan que las asociaciones del gobierno con propietarios de tierras privadas «son fundamentales para el éxito de los esfuerzos de recuperación de CPW».
«Así que eso realmente significa que si vamos a hacer algo sostenible para los hurones, necesitamos proyectos en tierras privadas», dijo Reitz. «Que un terrateniente como Dallas May y su familia reconozcan que los perros de la pradera de cola negra son y deberían ser una parte natural del ecosistema, esa es una situación muy extraordinaria».
May dijo que está comprometido con la protección del hábitat de la vida silvestre y la preservación de la biodiversidad porque desde que era joven, ha sido testigo de cómo el desarrollo destruye paisajes naturales.
«Puede que nuestro rancho solo tenga 20,000 acres, pero es el hogar de muchas especies», dijo May. «Queríamos crear un hábitat permanente para ellos, incluidos los hurones de patas negras».
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