Miedo. Nerviosismo. Ansiedad.
Si tiene la suerte de evitar que estos sentimientos dominen su personalidad en este momento y le hagan salir unas cuantas canas más, es probable que aún pueda olerlos en el aire y verlos en las acciones de quienes lo rodean.
No importa con qué partido político se alinee la gente. Los temores de los liberales se manifestaron en sus desesperados intentos de impugnar a Trump a cualquier precio y de llamar a la Guardia Nacional para asegurar la toma de posesión de Joe Biden, incluso después de haber criticado una acción similar de Trump durante los disturbios del verano. Mientras tanto, los conservadores miran con recelo a los políticos que parecen dispuestos a perseguirlos por motivos políticos y a castigar a los votantes que decidieron votarlos, todo ello mientras se esconden para cubrirse de los ataques de censura de las grandes tecnologías.
¿Miedo? Sí, está por todas partes.
Lamentablemente, ese miedo juega a favor de las fuerzas diabólicas, un hecho magistralmente retratado por C.S. Lewis a través del demonio Screwtape en «The Screwtape Letters» (Las cartas de Screwtape). El miedo, escribe Screwtape, se fomenta mejor cuando los hombres se enfocan en el futuro, entregando sus corazones a él y «[poniendo] su tesoro en él». Pensar en el futuro «enciende la esperanza y el miedo», en un enfoque hacia lo desconocido, «de modo que al pensar en ello, pensamos en irrealidades». Esto es lo contrario de lo que el «Enemigo» de Screwtape, alias Dios, quiere que hagan los hombres.
Screwtape continúa:
«Pero queremos un hombre dominado por el Futuro —atormentado por visiones de un inminente cielo o infierno en la tierra— dispuesto a quebrantar los mandatos del enemigo en el presente, si con ello le hacemos creer que puede alcanzar lo uno o evitar lo otro, dependiendo para su fe del éxito o fracaso de planes que no vivirá para ver. Queremos una raza entera perpetuamente en pos del fin del arcoíris, nunca honesta, ni amable, ni feliz ahora, sino siempre usando como mero combustible con el que amontonar el altar del futuro todo regalo real que se les ofrece en el Presente».
Esta mentalidad nos resulta familiar, especialmente en el ámbito político. Cada partido mira siempre hacia las próximas elecciones, convencido de que un determinado candidato con los ideales políticos adecuados será el salvador que necesitamos. Tiramos de los hilos y nos esforzamos por ver a ese mesías cabalgando en un caballo blanco, solo para sentirnos decepcionados cuando no llega a ocupar el cargo, o desilusionados cuando lo hace, pero persigue una agenda opuesta a la que imaginábamos. Mientras todo esto se desarrolla en un ciclo continuo, vivimos en un estado constante de miedo, primero preocupándonos por lo que pasará si nuestros planes no tienen éxito, y luego preocupándonos cuando no vemos que se cumplen.
Entonces, ¿cómo podemos salir de este carrusel de miedo fomentado por nuestra fijación en el futuro?
Aquí Screwtape también revela la respuesta: viva en el presente y céntrese en lo eterno.
«Los humanos viven el momento, pero nuestro enemigo los destina a la eternidad. Por lo tanto, creo que quiere que se ocupen principalmente de dos cosas, de la eternidad misma y de ese punto del tiempo que llaman presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo toca la eternidad. En el momento presente, y solo en él, los humanos tienen una experiencia análoga a la que nuestro enemigo tiene de la realidad en su conjunto; solo en él se les ofrece la libertad y la realidad.
«Quiere, pues, que se ocupen continuamente, ya sea por la eternidad (lo que significa ocuparse de ella), o por el presente, ya sea meditando en su unión eterna con Él o en su separación de Él, o bien obedeciendo la voz presente de la conciencia, soportando la cruz presente, recibiendo la gracia presente, dando gracias por el placer presente».
Para nosotros, los humanos, que parecemos existir en un estado de constante preocupación, pero seguir ese camino es más fácil de decir que de hacer. Pero nos da cierta perspectiva y objetivos. Podemos asegurarnos de comportarnos de forma responsable y respetuosa con quienes nos rodean, incluso cuando nos tratan injustamente. Podemos alegrarnos de las pequeñas victorias y de los momentos felices que surgen entre nuestras familias y amigos. Podemos aceptar las dificultades que se cruzan en nuestro camino y tratar de superarlas con una actitud pacífica y tranquila, en lugar de la actitud de ira que tan fácilmente aparece.
Por último, podemos centrarnos en la eternidad y en aquel que la sostiene. Como revela Screwtape, la verdadera libertad y la existencia plena se encuentran en Dios. ¿No podríamos encontrar la libertad del miedo que tantos de nosotros anhelamos ahora mismo si, como plantea San Agustín, descansamos nuestros inquietos corazones en Él?
Annie Holmquist es editora de Intellectual Takeout. Este artículo fue publicado originalmente en Intellectual Takeout.
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