Líderes de Beijing anuncian sus objetivos

Por Milton Ezrati
22 de marzo de 2023 2:16 PM Actualizado: 11 de julio de 2023 3:23 PM

A principios de este mes, Beijing recibió a una gran multitud de funcionarios chinos. Ellos estaban allí para la reunión de las «Dos Sesiones», que incluía a unos 3000 delegados de la Asamblea Popular Nacional (APN), la legislatura nominal del país, y otros 2000 miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), un órgano consultivo.

Aunque se trató principalmente de un sello de goma para las decisiones del líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, y de sus aliados, elegidos como dirigentes en el XX Congreso del Partido del año pasado, los anuncios realizados en las dos últimas semanas dejan claras las prioridades y los planes de este liderazgo chino.

Xi subrayó que todos los esfuerzos se centrarían en el pueblo, al que describió como la fuerza decisiva para construir China. Su filosofía centrada en el pueblo, insistió, incluye a todos los pueblos y grupos étnicos del país. A pesar de este predecible discurso, los planes que él y sus colegas presentaron ponían el énfasis en otros ámbitos —el militar y lo que podría llamarse competición internacional por el dominio tecnológico.

Los objetivos anunciados para el crecimiento económico y el desarrollo fueron modestos desde cualquier punto de vista. El gobierno prevé un crecimiento real del 5.0% este año y la creación de 12 millones de nuevos empleos urbanos para situar la tasa de desempleo por debajo del 5.5%. Aunque esta previsión de crecimiento es rápida en comparación con la mayoría de las economías desarrolladas, constituye la aceptación por parte de los dirigentes chinos de una importante desaceleración del ritmo de desarrollo. Es especialmente modesta tras tres años en los que el pueblo chino ha sufrido cierres y cuarentenas asociadas a la política de Beijing de «Cero COVID».

Policías y funcionarios con equipos de protección trabajan en una zona donde se están colocando barreras para cerrar las calles alrededor de un barrio confinado en Shanghai el 15 de marzo de 2022. (Hector Retamal/AFP vía Getty Images)

Xi y sus colaboradores podrían incluso estar preparando el terreno para una revisión a la baja de las expectativas. La cifra anunciada ya es más baja que la estimación de crecimiento real del 5.2% del Fondo Monetario Internacional para 2023. También las autoridades seguramente son conscientes de que su estimación original de crecimiento del 5.5% para 2022 superó con creces la cifra real del 3.0%, un número que, según algunas fuentes independientes, exageró la realidad del año pasado. Sea cual sea el resultado real de 2023, estas proyecciones revelan en Beijing un liderazgo escarmentado.

Aunque los comentarios generales de Xi hablaron de las necesidades del pueblo, sus planes económicos específicos buscan menos el tipo de crecimiento que los chinos comunes apreciarían y buscan más obtener una ventaja global en tecnología. Los delegados de las «Dos Sesiones» oyeron hablar mucho, por ejemplo, de inteligencia artificial (IA), computación en la nube, semiconductores y hardware. El planificador estatal, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC), habló poco de inversiones en las necesidades de los consumidores y mucho de un aumento del 50% en los fondos para el desarrollo de chips y tecnologías relacionadas, y del aumento de las estaciones con base en el 5G, de un 30%, hasta los 2.9 millones a finales de año.

Beijing anunció que está buscando inversión extranjera para ayudar en el desarrollo de chips y en el impulso general al avance de la tecnología china. El primer ministro Li Keqiang habló de fomentar estos flujos de inversión, ofreciendo a los inversionistas extranjeros «trato nacional» y más libertad de acción que en el pasado. Sin embargo, aparte de estas promesas generales, sus declaraciones ofrecieron pocos detalles concretos. Dada la creciente desconfianza hacia Beijing en Europa, Estados Unidos y Japón, esta parte del plan podría ser más difícil de alcanzar de lo esperado. De ahí que los objetivos tecnológicos sean los más difíciles de realizar.

En las sesiones se tocaron temas ecológicos, pero estas observaciones giraron menos en torno a la contaminación y las emisiones de dióxido de carbono y casi exclusivamente en torno a los avances tecnológicos, especialmente la independencia energética. En otras palabras, ellos forman parte tanto del deseo de China de superar a Occidente y, con el tiempo, prescindir de su aportación tecnológica, como de los esfuerzos por reducir en general los gases de efecto invernadero o la contaminación. Paralelamente a este enfoque único de la competitividad, se puso un claro énfasis en los asuntos militares.

Según estas reuniones, Beijing planea intensificar sus esfuerzos para «completar la defensa nacional y la modernización militar para 2035». Este año tiene incluido en el presupuestado un aumento del 7.2% en el gasto militar. Esta cifra supera el crecimiento global del 5.7% del gasto público, lo que indica otro año en el que el Ejército Popular de Liberación aumentará su participación en el presupuesto global y en la economía china. El aumento relativo de los desembolsos militares amplía la brecha entre el gasto chino en defensa y el de los 13 siguientes países del Indo-Pacífico juntos.

Está claro que Beijing planea seguir desafiando a Estados Unidos y a sus aliados en el Pacífico occidental. Sin embargo, el primer ministro Li ofreció una nota conciliadora en la bienvenida. También habló de la reunificación de China con Taiwán, pero subrayó el «desarrollo pacífico de las relaciones a través del Estrecho».

Aparte de algunos detalles concretos, hubo pocas novedades en estas reuniones, por lo demás importantes. Xi evitó hacer hincapié en la centralización de la toma de decisiones. Aun así, el énfasis económico y militar de las reuniones deja claro que la tendencia continuará y seguirá al servicio de los esfuerzos militares, así como de otras formas de competencia con Occidente y sus aliados.

Mientras tanto, los comentarios de Li sobre el mantenimiento de la paz en el estrecho de Taiwán, por lo demás bien recibidos, merecen una pizca de sal, dadas las recientes acciones belicosas de China en dicha zona.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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