Lidiando con el asesinato de un ser querido

Perder un hijo es la peor pesadilla de todo padre, pero que le quiten un hijo es algo totalmente distinto. Un joven cariñoso fue asesinado, y su padre encontró en la escritura una forma de hacer frente al asesinato de su hijo.

Ryan McCall era un estudiante de 21 años que cursaba el último año de universidad y su vida terminó cuando volvía a casa de la fiesta de cumpleaños de un amigo en Tampa, Florida, Trágicamente, Ryan fue asesinado durante las primeras horas de la mañana del 19 de agosto de 2009 después de recibir dos disparos durante un intento de robo en su camino a casa.

El padre de Ryan, Kevin, se estaba sirviendo una taza de café cuando escuchó que golpeaban la puerta a las 7:15 a.m. Abrió la puerta principal y encontró a tres oficiales de policía afuera.

Inicialmente, las noticias no se hicieron sentir. Kevin estaba preocupado por explicar a la familia lo que le había ocurrido a Ryan.

«La parte del asesinato en sí te golpea, pero aún no estás absorbiendo todo eso. Sabes que se ha ido. No lo crees y estoy seguro que en ese momento estás en estado de shock, pero yo sabía que tenía que superar ese período de shock porque había otras personas a las que cuidar ese día», dijo Kevin a The Epoch Times.

Afrontamiento y dolor

La familia McCall voló a su ciudad natal original en las afueras de Filadelfia y celebró el funeral de Ryan. No fue hasta que la familia regresó a Florida que la realidad comenzó a calar para Kevin.

Kevin pasó por la tristeza, la ira y el dolor después de perder a Ryan. Además, se sintió obligado a estar presente como padre y esposo de familia.

Kevin comenzó a escribir la misma mañana en que fue informado del asesinato de Ryan. Inicialmente, la escritura consistía en una lista de tareas prácticas.

Después de visitar a un consejero defensor de víctimas con su esposa, este sugirió que empezaran a escribir cosas para ayudar a responder preguntas y formular preguntas para ella. Inicialmente pensó que su esposa Joanne se encargaría de la mayor parte de la redacción.

«Yo soy el que empezó a escribir, la mayoría de las veces solo en papel, pedazos de papel en las mañanas. Y luego, eventualmente, mi esposa fue y compró algunos diarios y dijo: ‘Toma, en vez de desperdiciar papel empieza a usar estos'», recordó Kevin.

Kevin comenzó a escribir sobre su estado emocional y cómo se iba a ayudar a sí mismo para poder ayudar a su familia. También escribía la fecha de sus escritos.

«Algunos días era la ira. Algunos días era la lucha contra mí mismo para no caer en una depresión muy profunda, porque después de eso uno cae en una depresión», explicó Kevin.

Comunicación y expresión

Escribió extensamente sobre el funeral de Ryan y también comenzó a escribir sobre el proceso de la investigación y el juicio del asesino de Ryan.

También se encontró ansioso por ser el conducto entre la policía y su familia. A veces tenía buenas noticias, otros días tenía malas noticias, y algunos días no tenía noticias que transmitir.

«Nuestro nivel de comunicación ya no estaba ahí. Era casi como si estuviéramos hablando genéricamente entre nosotros», dijo Kevin. «Incluso hablando de Ryan, muy raramente mencionábamos su nombre».

La escritura mantuvo a Kevin en un camino parejo donde todavía podía manejar la vida diaria. Cuando escribió, pudo expresar y aliviar el estrés y la ansiedad que estaba experimentando en ese momento.

Esperando emociones

Pasarían tres años antes de que el asesino de Ryan fuera llevado a juicio, sobre lo cual Kevin también escribió. Esperaba sentir ciertas emociones, pero descubrió que no siempre se sentía de la manera que esperaba.

«Llegar al juicio fue probablemente una de las cosas más difíciles de hacer para todos nosotros», explicó Kevin.

Por ejemplo, Kevin anticipó sentirse feliz cuando el asesino de Ryan fue arrestado. Sin embargo, se dio cuenta que el arresto fue solo un capítulo más de las secuelas del asesinato de Ryan.

También descubrió que conocer la identidad del asesino de su hijo lo hizo familiarizarse con él, e hizo que Kevin se preguntara cómo pudo haber matado a su hijo.

«Al ver al acusado por primera vez, el que está acusado de asesinar a su hijo, usted también pensaría: ‘Bien, ahora tienes una cara’, pero eso le creó más ansiedad porque ahora conoce a la persona», explicó Kevin.

Kevin descubrió que por mucho que pensara que el juicio era sobre su familia, era más sobre el estado contra el acusado.

Cuidando el uno del otro

Kevin tuvo que prepararse para una condena o una absolución, y sin importar el veredicto, su hijo les había sido arrebatado.

«Al final del juicio todos lloramos. No fue una alegría. Fue más como, está bien esta parte ha terminado. Vayamos a casa y esperemos que podamos repararnos mutuamente», explicó Kevin.

La familia McCall nunca olvidará a Ryan, pero todos están bien. La hija de Kevin está ahora casada y tiene dos hijos, y su hijo también está casado. Kevin sigue escribiendo y publicó sus escritos en un libro titulado «Por amor a la familia: cómo un golpe en la puerta lo cambió todo».

«Después de todos estos años nos va bien», dijo Kevin. «Pero ese dolor siempre está ahí cuando suceden ciertas cosas».

Kevin sabe que cada persona se aflige de forma diferente, pero anima a los miembros de la familia que han perdido a un ser querido a afligirse a su manera, y a respetar los procesos de los demás sin tratar de entenderlos.

«Solo estén ahí y sean comprensivos con cada uno, y continúen ofreciendo su amor y abrazos, y cosas así», explicó Kevin.

También sugiere que las familias busquen asesoramiento porque aunque no crean que lo necesitan, lo necesitan. De hecho, Kevin cree que la consejería salvó su matrimonio. Pase lo que pase, la muerte de Ryan siempre será parte de la vida de la familia McCall.

«Lo estás haciendo muy bien, pero nunca te alejas de ello», dijo Kevin.

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