Los atletas olímpicos de invierno que dieron positivo por la COVID-19 están hartos de los hoteles de cuarentena en Beijing.
“Me duele el estómago, estoy muy pálida y tengo enormes ojeras negras alrededor de los ojos. Quiero que todo esto termine. Lloro todos los días. Estoy muy cansada”, dijo la competidora rusa de biatlón Valeria Vasnetsova en Instagram desde uno de los hoteles.
Una foto que publicó el 3 de febrero mostraba una bandeja de pasta simple, salsa de naranja, carne carbonizada en un hueso, algunas papas y nada de verduras. Ese había sido su “desayuno, almuerzo y cena durante cinco días”, dijo.
Vasnetsova dijo que se moría de hambre porque era «imposible» comer gran parte de la comida, y que sobrevivía con unos pocos bocados de pasta.
“Hoy comí toda la grasa que sirven en lugar de carne porque tenía mucha hambre”, dijo, y agregó que estaba perdiendo tanto peso que “ya se le salían los huesos”.
Vasnetsova, la atleta rusa, también creía que a otros atletas les estaba yendo peor. Compartió una foto de la comida servida a su médico del equipo que vive dos pisos más abajo y que también dio positivo. Las comidas consistían en fruta fresca, ensalada y gambas con brócoli.
«Honestamente, no entiendo, ¿por qué existe esta actitud hacia nosotros, los atletas?», dijo.
Vasnetsova era lejos de ser la única que se quejaba. La comida desagradable o la escasez de la misma, junto con la higiene y otros problemas, han convertido a los hoteles de cuarentena para los olímpicos de Beijing en un blanco de críticas.
Más de 350 participantes olímpicos han dado positivo desde el 23 de enero al llegar a la capital de China. Para salir de la cuarentena, los atletas deben estar libres de síntomas y presentar dos pruebas negativas con 24 horas de diferencia.
Cuando Eric Frenzel, un esquiador combinado nórdico que ganó tres medallas de oro olímpicas, se dirigió a una sala de aislamiento luego de dar positivo el viernes, su equipo rápidamente descubrió que las condiciones allí eran «inaceptables».
La limpieza, la calidad de la comida y las condiciones de Wi-Fi necesitan mejoras inmediatas, dijo a los periodistas el jefe del equipo alemán, Dirk Schimmelpfennig, al día siguiente. Agregó que el equipo ha estado en “conversaciones intensas” con el Comité Olímpico Internacional (COI) y los organizadores de los Juegos Olímpicos de Beijing.
“La habitación del hotel es inaceptable, por lo que tendremos que encontrar una manera de cambiar esto”, dijo Schimmelpfennig de la Villa Olímpica en la ciudad de Zhangjiakou, provincia de Hebei.
“No nos mostraron estos hoteles con anticipación y tenemos la situación de que los atletas piden con razón una mejora”, dijo Schimmelpfennig.
La atención pública ha jugado a favor de los atletas. Luego del emotivo video de la estrella belga del skeleton Kim Meylemans en redes sociales sobre ser transportada a un segundo lugar de cuarentena cuando pensó que la iban a liberar, el COI intervino y le dieron una habitación para que se autoaislara dentro de la Villa Olímpica de Beijing.
Meylemans dijo el jueves que se siente «segura» después de regresar a la villa. “Parece que el video y especialmente los esfuerzos de mi comité olímpico realmente han valido la pena”, dijo en un video de Instagram.
Las condiciones de comida para Vasnetsova también parecieron haber mejorado, según el portavoz de su equipo, Sergei Averyanov.
Dos días después de sus quejas, Averyanov publicó una foto que mostraba salmón, pepinos, salchichas y yogur para Vasnetsova.
Vasnetsova “ya está sonriendo, y eso es lo principal”, escribió en un posteo en redes sociales.
Con información del Associated Press.
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