Lluvia de Leónidas, famosa por su tormenta de estrellas fugaces, caerá a mediados de noviembre

Por Michael Wing
13 de noviembre de 2024 5:25 PM Actualizado: 13 de noviembre de 2024 5:25 PM

Durante 15 sublimes minutos, cayeron del cielo como una lluvia de fuego. Llegaron en la estela de un cometa y se precipitaron sobre la Tierra por decenas de miles. En noviembre de 1966, la ahora famosa lluvia de meteoros de las Leónidas mostró su asombrosa capacidad para deslumbrar a los espectadores con sus recurrentes tormentas de meteoros cada 33 años.

Este noviembre, las Leónidas no serán una de esas grandes tormentas periódicas, pero volverán como cada año e irradiarán desde la constelación de Leo, el León. A menos que la historia cambie de opinión, el león emitirá un gemido, no un rugido.

Existe la paradoja de cómo los meteoros llegaron a ser tan imprevisiblemente puntuales. Siempre llegan a la fiesta, pero su número es otra historia.

En 1999 se produjo la última tormenta de meteoros Leónidas, un ciclo de 33 años después de la anterior. Los científicos observaron que, en ambas ocasiones, el cometa 55P/Temple-Tuttle había llegado el año anterior, preparando el terreno para una tormenta de meteoros. Los cometas dejan grandes corrientes de escombros a su paso cuando vuelan cerca del Sol, como hizo el 55P/Temple-Tuttle en 1965 y 1998. Cada vez que la Tierra atraviesa esos escombros, vemos caer lluvias ardientes. El polvo cósmico golpea nuestra atmósfera y se quema. Las estelas de fuego que aparecen en el cielo se llaman meteoros.

Si las cosas marchan como dicen los científicos, la próxima gran tormenta de Leónidas no se producirá hasta 2032, tras el regreso del cometa 55P/Temple-Tuttle. Pero nunca se sabe. Las Leónidas han desafiado a los expertos en el pasado.

El 18 de noviembre de 2024, se espera que las Leónidas alcancen su máximo, pero no formen una tormenta, mostrando solo de 10 a 15 meteoros por hora —una tormenta requiere al menos 1000 meteoros por hora. El punto del cielo desde el que parecen irradiar, denominado radiante, se elevará justo antes de la medianoche de mediados de noviembre. El radiante está situado cerca de Regulus, la estrella más brillante de la constelación de Leo —de ahí el nombre de «Leónidas».

Un meteoro se ve en el cielo nocturno del Líbano en la zona montañosa de Tannourine, al norte de Beirut. (JOSEPH EID/AFP vía Getty Images)

Los expertos en meteoros dicen que no hay que mirar hacia el radiante, ni dentro de la constelación de Leo, para encontrar meteoros. En lugar de eso, intente tumbarse en una silla de jardín y abarcar todo el cielo posible, ya que los meteoros irradian hacia fuera desde Leo y se extienden por todo el cielo. Si observa a Leo, saldrán disparados hacia usted y serán invisibles.

No olvide tener en cuenta la luz de la Luna cuando observe meteoros. Como la Luna llena cae el 15 de noviembre, una luna menguante ahogará parte del dramatismo de las Leónidas el 18 de noviembre.

Mientras orbita alrededor del Sol, la Tierra golpea cada noviembre una mancha de polvo de cometa que provoca meteoros. Nuestro planeta lo lleva haciendo desde hace eones. En noviembre de 1833, los observadores vieron por primera vez una tormenta de 100,000 meteoros cayendo por hora. Los testigos tuvieron la fuerte impresión de que la Tierra viajaba por el espacio, como si el planeta estuviera atravesando una gran corriente cósmica. El espectáculo causó tal impresión que, desde entonces, los científicos no han perdido de vista a las Leónidas.

Un meteoro cruza el cielo nocturno junto a la Vía Láctea en la zona del lago Pierre-Percée, en el este de Francia. (PATRICK HERTZOG/AFP vía Getty Images)

En 1865, los astrónomos observaron por primera vez el cometa 55P/Temple-Tuttle y determinaron que era el objeto de origen de las Leónidas. Según los cálculos, orbitaba alrededor del Sol una vez cada 33 años. Cada vez que regresaba y se acercaba al Sol, desprendía materia fresca, creando estallidos de meteoros. Con el cometa a la vista ese año, esperaban una inminente tormenta.

Sin embargo, la gran exhibición que esperaban en 1866 nunca llegó a materializarse. Fue un auténtico fracaso a los ojos del público, considerado uno de los mayores golpes para el campo de la astronomía de la época. Así son los meteoros. Desafían las predicciones.

Por término medio, se pueden esperar entre 10 y 15 meteoros por hora cuando las Leónidas alcanzan su punto máximo en noviembre. Este año será normal, según los astrónomos, y la luz de la luna ocultará parte del espectáculo. Pero también puede arriesgarse y, quién sabe, tener suerte.


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