Media España está afectada por una borrasca de fuertes tormentas y lluvias torrenciales, que causaron grandes inundaciones y riadas entre el miércoles y este jueves, cortes de carreteras, ferrocarril y electricidad, cuantiosos daños materiales y pérdidas millonarias pendientes de concretar.
Aunque sin causar víctimas, la fuerza del agua dejó un paisaje desolado en poblaciones del centro y este del país, pues anegó tierras de cultivo, viviendas y locales comerciales y arrastró decenas de automóviles, contenedores urbanos, enseres domésticos, vegetación y toneladas de barro, entre gran desesperación e impotencia de vecinos y propietarios.
Los servicios de emergencia no daban abasto para atender las numerosas incidencias, como túneles y garajes llenos de agua, cortes eléctricos y de agua potable, personas aisladas y vehículos atrapados.
Las autoridades regionales reclamaron la declaración de zona catastrófica para los lugares más dañados por este fenómeno atmosférico, que dejó 41,000 rayos y récord de precipitaciones en algunas localidades cuando aún quedan casi tres semanas de verano, la estación más seca del año en España.
Se trata de una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera (dana), causada por el choque de una masa de aire frío en capas elevadas con aire caliente de la superficie, junto a una alta humedad.
Este tipo de borrasca, también conocido como «gota fría», puede darse entre el final del verano y comienzo del otoño, principalmente en la costa mediterránea, como la de septiembre de 2019 en la Comunidad Valenciana (este), que causó también lluvias torrenciales.
Alto riesgo
Catorce de las 17 regiones del país se encuentran este jueves en alerta por riesgo de precipitaciones intensas en el centro, norte y, sobre todo, este y nordeste del país, como Aragón, Cataluña y las islas Baleares (mar Mediterráneo), si bien se prevé que la situación mejore desde el viernes.
Las trombas de agua se cebaron hoy en localidades de la provincia de Murcia (sudeste), como Lorca, con las calles inundadas, y Águilas, donde se desbordaron varios cauces pluviales urbanos al caer 25 litros por metro cuadrados en 30 minutos.
Sin embargo, la intensidad de la lluvia fue mucho mayor el miércoles en Alcanar (provincia catalana de Tarragona), donde se acumularon 77.7 litros por metro cuadrado en 30 minutos, y más de 252 en tres horas, más de la mitad de las precipitaciones habituales en un año.
Unas ochenta personas fueron evacuadas por los bomberos tras quedar atrapadas por la inundación en un camping de esa misma localidad.
Castilla-La Mancha (centro) es una de las regiones más afectadas, especialmente la provincia de Toledo, donde las fuerzas de seguridad rescataron a 37 personas, entre ellas dos ciudadanos franceses por medio de una cadena humana y una cuerda para evitar ser llevados por el agua.
En la Comunidad Valenciana fueron auxiliados numerosos automóviles, y el agua también causó daños en varias fallas y dos heridos leves por la caída de una de ellas a causa del viento.
La fiesta de las fallas (grandes esculturas alegóricas de cartón-piedra que se queman en las calles) se celebra en marzo, pero este año se trasladó a septiembre debido a las restricciones sanitarias de la epidemia de covid-19.
Los cortes ferroviarios provocados por la lluvia afectaron principalmente a líneas de Aragón, Cataluña y Comunidad Valenciana.
Los servicios de emergencias se emplearon para reabrir el tránsito en carreteras que quedaron cortadas al acumularse vehículos por efecto de las riadas, por el lodo o la caída de árboles.
Las autoridades pidieron a los ciudadanos en varias partes del país que eviten utilizar los vehículos particulares mientras duran las tormentas, además de no bajar a sótanos ni aparcamientos subterráneos y evitar circular por depresiones del terreno o atravesar cauces fluviales.
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