Convertirse en una persona lógica no es una cuestión de memorizar y aplicar fórmulas, o simplemente aprender a diferenciar entre un silogismo válido y uno no válido. Más bien, implica cultivar hábitos y habilidades intelectuales que, aunque parezcan simples y obvios, solo se logran después de años de esfuerzo y educación.
En su libro “Being Logical: A Guide to Good Thinking” (Ser lógico: una guía para el buen pensamiento), el venerable profesor de filosofía D.Q. McInerny expone los siguientes 10 hábitos que las personas deben cultivar para pensar con claridad y eficacia:
1) Están atentos
«Muchos errores en el razonamiento se explican por el hecho de que no estamos prestando suficiente atención a la situación en la que nos encontramos», escribe McInerny. Por lo tanto, la persona lógica se ha entrenado para prestar atención a los detalles, incluso en situaciones que le son familiares, para que no hacer un juicio descuidado.
2) Entienden los hechos directamente
“Si un hecho es algo realmente existente y tenemos acceso a él, entonces la forma más segura de establecer su existencia es ponernos en su presencia. Entonces tenemos evidencia directa de ello. Si no podemos establecer la veracidad mediante evidencia directa, debemos probar rigurosamente la autenticidad y confiabilidad de cualquier evidencia indirecta a la que podamos apelar para así, sobre la base de esa evidencia, podamos establecer con confianza la veracidad de ese suceso «.
3) Se aseguran de que sus ideas sean claras
Nuestras ideas son los medios por los cuales nuestras mentes entienden el mundo objetivo. Las ideas claras reflejan fielmente ese mundo, mientras que las ideas poco claras nos dan una visión distorsionada del mundo. La persona lógica prueba constantemente sus ideas para asegurarse de que representan con precisión sus objetos.
4) Son consciente de los orígenes de las ideas
La persona lógica sabe cuáles de sus ideas se basan en cosas que realmente existen en el mundo. Él sabe, por ejemplo, que su idea de «gato» corresponde a cosas en el mundo objetivo conocido como «gatos». Como contra-ejemplo, hay muchas personas que tienen la idea de que existió una mujer papa llamada Joan en el Siglo IX pero si pasaran tiempo investigando la fuente de esa idea, descubrirían que los historiadores respetables consideran ampliamente su origen en una leyenda.
5) Ajustan ideas con hechos
McInerny escribe: «Para evitar que mi idea sea un producto del subjetivismo puro, en cuyo caso no se podría comunicar a otros, tengo que estar continuamente en contacto con esos muchos hechos en el mundo objetivo del que nació la idea». Fácil de hacer con ideas que tienen una correspondencia simple con cosas en el mundo fuera de nuestras mentes (por ejemplo, mi idea de «gato» se refiere a un gato real). Es mucho más difícil de hacer, como todos hemos experimentado, con ideas más complejas como el capitalismo y el socialismo, o el conservadurismo y el liberalismo. Para que estas ideas sigan siendo sólidas, deben estar constantemente vinculadas y respaldadas por hechos accesibles para todos.
6) Ajustan palabras con ideas
Solo podemos comunicar nuestras ideas a otros si usamos palabras que transmitan esas ideas con precisión. Pero encontrar las palabras correctas puede ser difícil. Cuando surgen dificultades, debemos volver a las fuentes:
“¿Cómo nos aseguramos de que nuestras palabras sean adecuadas a las ideas que buscamos transmitir? El proceso es esencialmente el mismo que seguimos al confirmar la claridad y solidez de nuestras ideas: debemos volver a las fuentes de las ideas. A menudo no podemos encontrar la palabra correcta para una idea porque no tenemos una comprensión firme de la idea misma. Por lo general, cuando aclaramos la idea comparándola con su origen en el mundo objetivo, nos llegará la palabra correcta”.
7) Se comunican efectivamente
La lógica trata de determinar en última instancia si las declaraciones son verdaderas o falsas. Para que otros puedan determinar con precisión la verdad de una declaración, es necesario que se la comuniquen de manera clara.
McInerny ofrece las siguientes pautas para una comunicación clara: no asuma que su audiencia comprende su significado si no lo hace explícito; hable en oraciones completas; no trate declaraciones evaluativas (por ejemplo, «Esa obra de arte es fea») como si fueran declaraciones de hechos objetivos; evite la doble negación; y adapte su idioma a su audiencia.
8) Evitan lenguaje vago y ambiguo
«Vago» y «ambiguo» provienen de palabras latinas que significan «vagar». El lenguaje vago y ambiguo tiende a deambular por las ideas en lugar de tener un significado fijo y definido. Una persona lógica usa un lenguaje preciso para que su oyente sepa exactamente de lo que se está hablando y así pueda evaluar adecuadamente la verdad de sus afirmaciones. Si se refiere a términos más complejos como «libertad» o «igualdad», se asegura de establecer su comprensión particular de esos términos.
9) Evitan el lenguaje evasivo
“El problema con el lenguaje evasivo, lenguaje que no establece directamente lo que un hablante o escritor tiene en mente, es doble. En primer lugar, y es obvio, puede engañar a la audiencia. En segundo lugar, y de manera más sutil, puede tener un efecto nocivo en las personas que lo usan, distorsionando su sentido de la realidad. El usuario da forma al idioma, pero el lenguaje también da forma al usuario. Si usamos constantemente un lenguaje que sirve para distorsionar la realidad, eventualmente podemos llegar a creer nuestra propia retórica retorcida”.
10) Buscan llegar a la verdad de las cosas
El propósito de la lógica, según McInerny, es llegar a la verdad de las cosas. Explica que hay dos formas básicas de verdad: la verdad «ontológica»: lo que realmente existe y tiene un verdadero ser; y la verdad «lógica»: la verdad de las declaraciones. Finalmente, nos recuerda: “Lo que determina la verdad o la falsedad de una declaración es lo que realmente existe en el mundo real. La verdad lógica, en otras palabras, se basa en la verdad ontológica».
La persona auténticamente lógica, por lo tanto, mantiene su lógica enraizada en la verdad y nunca deja que se convierta en un mero truco verbal.
Daniel Lattier es un ex compañero senior en Intellectual Takeout. Tiene una licenciatura en filosofía y estudios católicos de la Universidad de St. Thomas en Minnesota, también tiene una maestría y un doctorado en teología sistemática de la Universidad de Duquesne en Pittsburgh, Pa. Puede encontrar su trabajo académico en Academia.edu. Este artículo fue republicado de FEE.org.
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