Los CDC dicen que EE.UU. está listo para reabrir pero se necesitan miles de rastreadores de contacto

Por Katabella Roberts
20 de mayo de 2020 12:09 PM Actualizado: 20 de mayo de 2020 12:21 PM

El Dr. Robert Redfield, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), dijo esta semana que siente que Estados Unidos está listo para comenzar a reabrir, pero que necesitará ampliar las pruebas y el rastreo de contactos para evitar una posible segunda ola de virus del PCCh en otoño o invierno.

«Quiero aclarar que la transmisión comunitaria, la transmisión de comunidad a comunidad que abrumó a los departamentos de salud pública a finales de febrero, marzo y abril, realmente está disminuyendo», comentó Redfield en una entrevista con The Hill el 19 de mayo.

«En este momento, lo que los CDC y los sistemas de salud pública estatales están haciendo es combatir los brotes. Tenemos brotes en hogares de ancianos, y nos estamos ocupando y conteniéndolos. Tenemos plantas empacadoras de carne conteniéndolos. La prisiones, las personas sin hogar conteniéndolos. Ciertos eventos sociales de una boda o un funeral conteniéndolos. Y vamos a continuar haciéndolo durante el verano», expresó Redfield. Los estados señalados tendrán suficientes pruebas y rastreo de contactos para seguir las pautas de la Casa Blanca para la reapertura.

Sin embargo, explicó que el desafío será asegurar que haya suficientes pruebas y rastreo de contactos para una posible segunda ola del virus que podría atacar en los meses de otoño e invierno, coincidiendo con la temporada anual de influenza.

El director de los CDC manifestó que el instituto de salud pública ampliará sus capacidades ya que «en el otoño e invierno, vamos a necesitar una fuerza laboral mucho más sólida porque vamos a cumplir con la misión de mantenernos en contención», y añadió que «no podemos llegar al punto de volver al confinamiento. Creo que vamos a llegar allí».

Logo de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del Centro de Comunicaciones Globales Tom Harkin en Atlanta, Georgia, en una foto de archivo. (Kevin C. Cox/Getty Images)

Redfield mencionó que los CDC están buscando aumentar la fuerza de trabajo de rastreo de contactos en todo el país entre 30,000 y 100,000 personas. Los rastreadores de contactos ayudarán a localizar rápidamente y a hablar con los pacientes que han dado positivo en las pruebas de COVID-19 y ayudarán a organizar la cuarentena, así como a trabajar con ellos para identificar a las personas con las que puedan haber estado en contacto cercano, según el sitio web de los CDC.

«En última instancia, ese número [de rastreadores de contacto] va a ser decidido por los esfuerzos que tenemos con los departamentos de salud locales», sostuvo Redfield. «Pero por ahora está en curso, y necesitan estar listos operativamente para octubre de este año».

En las últimas semanas, varios estados han intensificado los esfuerzos de reclutamiento de rastreadores de contactos, y se informa que Kansas ha registrado 400 voluntarios, mientras que en Utah se presentaron 1200. California ya está llevando a cabo el rastreo de contactos en 22 condados, y finalmente planea contratar a 10,000 empleados estatales para el mismo esfuerzo, a quienes los expertos en salud de la Universidad de California les darán una capacitación básica.

Mientras tanto, Washington, Virginia Occidental, Iowa, Dakota del Norte y Rhode Island están usando sus guardias nacionales para rastrear los contactos de aquellos que fueron infectados con el virus, y Massachusetts y Ohio se han asociado con la organización mundial de salud sin fines de lucro, Partners in Health, para ayudarlos.

Maryland se asociará con la Universidad de Chicago y el NORC, anteriormente el Centro Nacional de Investigación de la Opinión, para cuadruplicar su capacidad de rastreo de contactos, según The Hill.

En otra parte de la entrevista, Redfield aseguró que el gobierno federal probablemente necesitará invertir entre 3 y 6 billones de dólares adicionales en preparativos para ayudar a combatir una posible segunda ola del virus, incluyendo un aumento de las vacunaciones contra la gripe entre el público, una inversión en los departamentos de salud estatales y locales, junto con revisiones de sus sistemas de datos de salud pública.

«Es un pequeño precio que hay que finalmente pagar, de una vez por todas, para dejar de hablar de la construcción de la infraestructura de salud pública que este país necesita y, lo que es más importante, merece», declaró Redfield.


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