Cada año, nosotros como nación, nos detenemos a celebrar el nacimiento del icono de los derechos civiles del siglo XX, el Dr. Martin Luther King Jr. El Dr. King fue un hombre que entendió que en Estados Unidos la igualdad y, lo que es más importante, la libertad, no estaba reservada para un grupo particular de personas que por casualidad tenían el correcto color de la piel. Él entendió que cuando la Declaración de Independencia habló de «Derechos inalienables» otorgados por nuestro Creador, esos derechos no podían ser justamente quitados por un gobierno humano.
Todas las personas, sin importar su edad, raza, género o antecedentes, fueron creadas iguales y se les debe permitir vivir con los derechos de «Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad». Las marchas por los derechos civiles y la legislación posterior no fueron más que la extensión natural de una libertad que fue declarada el 4 de julio de 1776.
Este año, el Día de Martin Luther King fue inusual en el sentido de que fue utilizado para llamar la atención sobre otro derecho esbozado por nuestros padres fundadores. En el centro de Richmond, Virginia, decenas de miles de partidarios de la Segunda Enmienda se reunieron para protestar pacíficamente por la aprobación de la legislación antiarmas que está siendo considerada por la legislatura estatal de Virginia.
Esta protesta, conocida oficialmente como «Día de Cabildeo», reunió a hombres y mujeres de todas las razas y antecedentes, muchos de los cuales portaban armas de fuego legalmente, para declarar una vez más que «el derecho del pueblo a tener y llevar armas no será infringido». El tiempo dirá el impacto que tuvo este día en los políticos de Virginia, pero demostró claramente que el derecho a poseer un arma de fuego con el propósito de autodefensa es un derecho humano que trasciende las líneas artificiales de raza y género.
Este fue un día en el que los estadounidenses se unieron para decir: «Nadie tiene el derecho de quitarnos la capacidad de defender los derechos inalienables esbozados en la Declaración de Independencia».
Entonces, ¿por qué es importante que veamos estos eventos juntos? Nosotros, como estadounidenses, debemos entender que lo que separa a nuestra nación de tantas otras es que nuestro gobierno no existe para mantener a sus ciudadanos a raya. ¡El gobierno de Estados Unidos existe para proteger el derecho de sus ciudadanos de perseguir esos derechos que nunca pueden ser quitados!
El Dr. King entendió esto y condujo a decenas de miles de estadounidenses marginados a encontrar su voz y presionar al gobierno para que empiece a tratar a todos por igual. Él, y por supuesto muchos otros, sabían que la función del gobierno era despejar el camino para que todos tuvieran la misma oportunidad de triunfar.
Los derechos civiles no tienen que ver con la igualdad de resultados para todas las personas, sino con la igualdad de oportunidades para todos los que viven en esta nación. Se trata de una igualdad de condiciones que no favorezca a ninguna persona en detrimento de otra.
Por eso es tan importante la Segunda Enmienda de la Constitución. El derecho a tener y llevar armas fue un reconocimiento por parte de nuestros fundadores de que llegaría el día en que el gobierno olvidara su propósito del por qué existe.
Esta salvaguarda se puso en marcha para que cuando los líderes de la nación quisieran eliminar los derechos que nos hacen únicos, hubiera una ciudadanía armada que pudiera ponerse de pie y decir: «¡No! Esta fue una manera de asegurar que generaciones de estadounidenses pudieran disfrutar de la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad sin interferencia indebida del gobierno.
La Segunda Enmienda, mantiene a los políticos honestos y a los ciudadanos libres, de una manera como pocas cosas pueden hacerlo.
Si bien las historias individuales que subyacen a la lucha por los derechos civiles y a la lucha por preservar la Segunda Enmienda no son las mismas, cada una de ellas es una parte necesaria de la historia de Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos nunca debe quitar los derechos de sus ciudadanos en formas que violen nuestra Constitución. El Dr. King y los miles de personas que él dirigió, trabajaron para hacer que esa verdad se convierta en una realidad, y son los millones de ciudadanos de este país que aman la libertad, respetan la ley y poseen armas los que lo mantendrán así de esta manera.
Qué increíble es vivir en un país donde los ciudadanos comunes y corrientes pueden ponerse de pie en defensa de la libertad individual con la expectativa de que sean escuchados, y el gobierno les responda. Nunca entreguemos este regalo, o las oportunidades que se nos han otorgado por sentado. La libertad solo permanecerá mientras nos preocupemos lo suficiente para ser escuchados.
Jeremy Stalnecker es el director ejecutivo de la Fundación Mighty Oaks.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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