Comentario
En el último mes, Estados Unidos ha tomado una serie de duras medidas contra China, que Beijing difícilmente podría contrarrestar eficazmente. Sin embargo, no fue hasta el cierre del consulado chino en Houston que Beijing finalmente se dio cuenta de que el deterioro en las relaciones entre EE.UU. y China era ya irreversible.
Aquellos chinos cuyo mayor deseo era llegar a Estados Unidos o enviar a sus hijos a estudiar a Estados Unidos también se dieron cuenta de que la creciente tensión entre los dos países había puesto fin a sus sueños. Aparentemente en China en estos días, hay muchas quejas y resentimientos surgiendo, en contra de los responsables de la política del régimen chino.
Hay un dicho chino que dice que el carácter de una persona determina su destino. Del mismo modo, el carácter de los líderes del estado determina el destino del país.
Han pasado dos años desde que comenzó la guerra comercial entre EE.UU. y China, pero el verdadero deterioro de las relaciones bilaterales se produjo recientemente. Si buscamos la causa principal, veremos que Xi hizo dos movimientos equivocados en asuntos clave, y estos dos errores han llevado a otros fallos —como una reacción en cadena.
Beijing pensó que la guerra comercial era solamente una guerra con Trump
El primer error de Xi fue tratar de interferir en las elecciones de EE.UU. Esta no es una idea repentina de los principales líderes de Beijing, sino una decisión basada en una cuidadosa planificación.
Poco después de que el presidente Donald Trump iniciara una guerra comercial con China a finales de marzo de 2018, el think tank estadounidense Brookings Institution publicó un artículo de investigación: «Cómo los aranceles que China propone podrían afectar a los trabajadores e industrias de EE.UU.».
Los autores estudiaron el impacto local de dos listas de aranceles compensatorios propuestas por China, tan a detalle que llegaron hasta los condados. «Las listas de aranceles chinos parecen estar óptimamente diseñadas para provocar especialmente a los estados rojos que son la base del presidente Trump», dice el informe. «Después de todo, de los 2742 condados con empleos en las industrias potencialmente afectadas por los actuales aranceles chinos, 2247 (82 por ciento) de esos condados votaron por Trump en 2016, mientras que solo 439 (18 por ciento) apoyaron a Clinton».
Información del Departamento de Agricultura de EE.UU. mostró claramente que el aumento de los aranceles sobre la carne de cerdo y los productos de soja únicamente, tendría un gran impacto en los estados rojos del Medio Oeste. Durante las elecciones presidenciales de 2016, entre los diez principales estados exportadores de soja y carne de cerdo, ocho votaron por el presidente Trump. Esos ocho estados fueron Indiana, Iowa, Kansas, Missouri, Nebraska, Carolina del Norte, Ohio (un importante estado cambiante) y Oklahoma. (Illinois y Minnesota votaron por Hillary).
Aunque no sabemos los motivos detrás de la publicación de tal informe por parte de la Institución Brookings, en realidad proporcionó una base sólida para que Beijing planteara su estrategia de «esperar un cambio favorable». Además, las elites pro-China en los círculos políticos, empresariales, académicos y mediáticos de EE.UU. seguramente le dirán a Beijing que, mientras Trump pierda la reelección, las relaciones entre EE.UU. y China seguirán por la vía original.
Los líderes chinos se sintieron muy seguros con su estrategia de guerra comercial. Además, los principales medios de comunicación de EE.UU. y el Partido Demócrata dieron mayor confianza a China con sus acciones solidarias.
Los políticos demócratas frecuentemente dieron discursos para conseguir el apoyo de China. El candidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, antes de asegurar la nominación, dijo en una ocasión que China no era un competidor, sino un socio. El 5 de agosto, Biden declaró públicamente en una entrevista con la Radio Pública Nacional que, de ser elegido, revertiría los aranceles de la administración Trump sobre las importaciones chinas, explicando que en su opinión, esto equivale a imponer aranceles a las empresas y consumidores estadounidenses. En una entrevista del 7 de agosto con CNN sobre la interferencia electoral, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo claramente: «los chinos… prefieren a Biden».
Todo esto hizo que los principales líderes de Beijing llegaran a la conclusión de que la guerra comercial es solamente una elección personal de Trump, quien es hostil hacia China. Ellos creen que cuando la Casa Blanca cambie de inquilinos, las relaciones entre EE.UU. y China retornarán a las condiciones en las que estaban antes de Trump.
Sin embargo, este juicio de Xi se basó únicamente en la información y sugerencias proporcionadas por las fuerzas pro-Beijing en Estados Unidos, así como en el análisis de los medios de comunicación de EE.UU. realizado por los think tanks chinos. En otras palabras, Xi no tiene claro el trasfondo de la política estadounidense: la mayoría silenciosa, que es ignorada y suprimida deliberadamente por parte del Partido Demócrata y los principales medios de comunicación.
Como resultado, el régimen chino tomó dos medidas equivocadas: una fue intervenir en las elecciones presidenciales de EE.UU. y la otra fue ocultar deliberadamente la gravedad de la pandemia del coronavirus.
China utiliza varios métodos para interferir en las elecciones de EE.UU.
Además de perjudicar la economía de los estados pro-Trump, Beijing también intervino en las elecciones de Estados Unidos de otras maneras.
El Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. ha estado investigando la amenaza de la interferencia de China en las elecciones de EE.UU. durante varios meses, y ha acelerado el ritmo de su investigación, con las elecciones de 2020 aproximándose rápidamente.
El 28 de julio, el comité realizó una audiencia sobre este tema. Varios funcionarios de inteligencia de EE.UU. emitieron advertencias sobre el progreso de China en su capacidad de interferir en la política estadounidense. Algunas de las principales preocupaciones fueron las siguientes: China está avanzando en su capacidad de interferir en los sistemas electorales locales de EE.UU. y de influir en los miembros del Congreso que participan en las políticas de China; China está tratando de interferir en las comunicaciones privadas entre los políticos de EE.UU. y todos los candidatos pertinentes; y China ha demostrado la capacidad técnica para establecer redes de propaganda política en las plataformas de redes sociales de EE.UU., algunas de las cuales han llegado al punto de divulgar información falsa.
El secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo anunció en una conferencia de prensa el 5 de agosto que «el programa de Recompensas por la Justicia del Departamento de Estado ofrece una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que conduzca a la identificación o localización de cualquier persona que, actuando bajo la dirección o el control de un gobierno extranjero, interfiera en las elecciones de EE.UU. mediante la participación en ciertas actividades cibernéticas criminales».
Ocultando deliberadamente la pandemia y el estancamiento económico en EE.UU.
Hay numerosos análisis que rastrean la propagación de la pandemia del coronavirus (virus del PCCh) en todo el mundo. Desde la perspectiva de Estados Unidos, las principales preocupaciones son:
China ocultó información sobre el brote y su gravedad, e incluso convenció a Trump de que era controlable. Xi fue capaz de convencer a Trump, porque este último siempre creyó que tenía una buena relación personal con Xi.
Después de que Estados Unidos impusiera prohibiciones de viaje, China lanzó una diplomacia de «guerrero lobo» y promovió la afirmación infundada de que el origen de la pandemia estaba en Estados Unidos.
Los medios de comunicación estatales chinos se vanagloriaron de la gravedad de la pandemia en Estados Unidos, pensando que podría destruir la economía estadounidense y ayudar al Partido Demócrata a ganar las elecciones de 2020.
Las estadísticas muestran que la economía estadounidense cayó un 4.8 por ciento en el primer trimestre, lo que supuso el primer crecimiento negativo desde el primer trimestre de 2014. También fue el mayor descenso desde el descenso del 8.4 por ciento durante la crisis financiera mundial en el cuarto trimestre del 2008. Según el Departamento de Comercio de EE.UU., este informe no refleja completamente el impacto de la pandemia en la economía de EE.UU., lo cual significa que el declive económico real podría ser peor.
En una entrevista exclusiva con el programa «Sunday Morning Futures» de Fox News el 10 de mayo, el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, declaró que Trump «construyó la economía más poderosa y hermosa del mundo en tres años», pero «el Partido Comunista Chino la derribó en 60 días».
Los estadounidenses aprecian mucho la vida humana, y una economía estadounidense fuerte habría sido la garantía más fuerte para el éxito de Trump en las elecciones de 2020. Cuando China ocultó deliberadamente la gravedad de la pandemia, provocó una intensa indignación del público estadounidense y enfureció a Trump.
¿Por qué China decidió interferir en los asuntos políticos internos de EE.UU., especialmente en las elecciones presidenciales?
En resumen, hay dos razones:
Una, interferir en los asuntos internos de otros países es la tradición política del PCCh.
Al exportar revoluciones al mundo, el PCCh apoya a las fuerzas políticas de oposición y las ayuda a derrocar a sus partidos gobernantes. Esta fue una tradición política formada ya durante la era de Mao Zedong. Es particularmente evidente en los países del sudeste asiático, donde Beijing explotó las organizaciones, escuelas y consorcios chinos de ultramar para lograr sus programas. Estas acciones desencadenaron campañas anti-chinas en los países del sudeste asiático hace varios decenios.
En segundo lugar, ya en el decenio de 1950, Mao se mostró muy cauteloso con el enfoque de «evolución pacífica» propuesto por Estados Unidos y lo contrarrestó con una serie de políticas estratégicas.
Para resumir la historia, en el decenio de 1950, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Foster Dulles, propuso formalmente una estrategia de «evolución pacífica» dirigida a la Unión Soviética. Señaló que «la liberación [de las personas en los países socialistas] puede lograrse por medios distintos a la guerra». Expresó su satisfacción por las «fuerzas que exigen la liberalización» que han surgido en algunos países socialistas, y puso su esperanza en la tercera y cuarta generaciones dentro de los países socialistas.
Mao se burló de la teoría de Dulles. Desde entonces, el PCCh ha puesto toda su atención en cada intento y movimiento hacia una «evolución pacífica» por parte de los países occidentales. El movimiento de reforma económica de China en la década de 1980 no significa que el PCCh haya aflojado alguna vez en este sentido. La única diferencia es que el PCCh dejó de usar el término «Guerra Fría». En cambio, con frecuencia acusa a Estados Unidos y a otros países de incitar a «revoluciones de colores» (en referencia a los levantamientos en Ucrania y la Primavera Árabe) en su lugar.
Al mismo tiempo, la política interna de Estados Unidos ha sufrido profundos cambios después de la Guerra Fría. Los izquierdistas se han infiltrado en el sector de la educación durante mucho tiempo y casi lograron una «revolución de colores» dentro de Estados Unidos mismo. En este proceso, ¿qué papel jugó la inserción integral de China en Estados Unidos? Ha estado ocurriendo durante décadas, pero los estadounidenses apenas han comenzado a investigarla.
Para resumir, me gustaría enfatizar tres puntos principales.
Uno: El antiguo general y estratega militar chino Sun Tzu dijo en su famoso libro «El arte de la guerra», «Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de un centenar de batallas».
En términos de conocerse a sí mismo y a su enemigo, China conoce a Estados Unidos mejor que Estados Unidos conoce a China. Por lo tanto, China maniobra cómodamente en su guerra anti-EE.UU. y ha cultivado una enorme fuerza pro-Beijing dentro de Estados Unidos.
Dos: En términos de capacidad de defensa sistémica, China ha construido un fuerte sistema de defensa, y a menudo actúa excesivamente a la defensiva, mientras que Estados Unidos es como un patio sin cercas, siendo vulnerable por todos lados.
Tres: Ha sido un trabajo bastante fácil para China penetrar en Estados Unidos e intervenir en la política estadounidense, ya que prácticamente no hubo contraataque de Estados Unidos. Por lo tanto, China ni siquiera se molestó en trazar una línea de fondo para sí misma.
Por ejemplo, a China no le importa ninguna respuesta de Estados Unidos en relación con la interferencia electoral, porque Beijing cree que Estados Unidos no está en condiciones de contrarrestar su interferencia.
¿Por qué se atreve Beijing a tratar a Estados Unidos con desprecio? Es porque los líderes chinos creen que con el Partido Demócrata controlando la Cámara de Representantes, Trump no podrá hacer las cosas eficientemente y llevar a cabo sus políticas en China.
Ahora que estos dos movimientos han demostrado ser equivocados, ¿cuál es el mayor desafío que enfrenta el PCCh? El PCCh está poniendo todas sus esperanzas en el Partido Demócrata y en el candidato presidencial demócrata; sin embargo, creo que los demócratas solo podrían ganar en las encuestas preelectorales. No tienen ninguna posibilidad de ganar en la elección real.
He Qinglian es una prominente autora y economista china. Actualmente reside en Estados Unidos y es autora de «China’s Pitfalls», que trata sobre la corrupción en la reforma económica de China de los años 90, y de «La niebla de la censura: Control de los medios de comunicación en China», que trata de la manipulación y restricción de la prensa. Escribe regularmente sobre cuestiones sociales y económicas contemporáneas de China.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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