Los adultos que tienen buenos modales y son respetuosos con los demás, provienen de una infancia en la que tuvieron la fortuna de tener un adulto cariñoso que sirvió como modelo a seguir. Así que, devuélvale el favor a la siguiente generación.
Enseñar con el ejemplo
Su comportamiento cuando está con sus hijos es tan importante como lo que les enseña. Enseñar con el ejemplo es un método poderoso que da credibilidad a sus lecciones. El ser cortés y respetuoso con amigos y extraños por igual, refuerza su buen comportamiento. Los niños aprenden viendo cómo los adultos tratan a los meseros, contestan el teléfono, reaccionan ante los malos conductores y mucho más, por lo que es especialmente importante ser un buen modelo a seguir.
No ser grosero
Si bien los eructos y los gases corporales pueden ser divertidísimos para los niños (y muchos adultos), deben reconocer que hay un momento y un lugar en los que hacer el tonto está bien y otros en los que no. Debido a que todos tenemos gases a veces, enséñeles a decir «disculpe» cuando suceda. Pedir permiso para levantarse de la mesa es otra etiqueta esencial, mientras que hurgarse la nariz y ajustarse la ropa interior nunca son apropiados en público.
Muestras de agradecimiento
Para evitar que se conviertan en niños arrogantes, los niños deben entender por qué es importante mostrar verdadero aprecio y gratitud por los regalos navideños, los regalos de cumpleaños y cualquier otro regalo. Una forma de hacerlo es pedirles que envíen una nota de agradecimiento escrita a mano a más tardar un día después de recibir un regalo. Pídales que piensen en cómo se sentirían después de dedicar tiempo y dinero para dar un regalo, para después recibir un correo electrónico o un mensaje de texto poco entusiasta o incluso ninguno.
La regla de oro
Los niños que entienden la importancia de tratar a los demás como les gustaría que los trataran tienden a convertirse en adultos bien adaptados. Utiliza experiencias del mundo real: Si no fueron invitados a la fiesta de cumpleaños de un compañero, ayúdales a aprender de ello la importancia de no ser maleducados o groseros. Si un amigo rompe el juguete de su hijo, pero se disculpa rápidamente y lo sustituye, es un gran ejemplo de comportamiento responsable y maduro.
Ser bueno
Si un “por favor” y un “gracias” sientan las bases de los buenos modales, un sincero “¿cómo estás?” o una pregunta similar es el marco. Enséñele a sus hijos que aunque los ama completa e incondicionalmente, no son el centro del universo, sin importar lo que diga la abuela. Al mostrar un interés genuino en amigos, familiares y otras personas, aprenden a ser respetuosos y, al hacerlo, se ganan el respeto de quienes los rodean.
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