Opinión
El fiscal Jeffrey Jensen ha vuelto a atacar. Como un asesino silencioso, usted puede olvidar que está ahí fuera hasta que de repente entrega un nuevo lote de documentos recién desclasificados a la principal abogada defensora de Michael Flynn, Sidney Powell.
En varias ocasiones, Jensen ha revelado documentos del Departamento de Justicia (DOJ) al equipo de defensa de Flynn como parte de su investigación sobre cómo el FBI y la oficina del consejero especial Mueller manejaron su investigación sobre Flynn, y cada vez que lo ha hecho, es cada vez más evidente que el caso penal contra el general retirado de tres estrellas se construyó sobre la base del fraude, las mentiras y las omisiones.
Cada vez que Jensen ha descubierto, desclasificado y revelado más documentos, más corruptos han terminado pareciendo los equipos del FBI de Crossfire Hurricane y del consejero especial de Mueller.
Todos los documentos exculpatorios en el caso de la declaración falsa de Flynn fueron clasificados para mantenerlos fuera de las manos de sus abogados.
No fue hasta que el fiscal general William Barr nombró a Jensen para investigar las múltiples y extrañas irregularidades que rodeaban el caso Flynn que la verdad salió a la luz. Los documentos que Jensen encontró, que entregó a Powell, y que abrió en el tribunal condujeron directamente a que el Departamento de Justicia archivara el caso y lo desestimara.
Los documentos, ocultos durante mucho tiempo y previamente clasificados, demostraron que Flynn había sido el objetivo de una conspiración criminal para primero hacer que lo despidieran como asesor de seguridad nacional de Trump, y luego para procesarlo por un crimen inexistente.
Una asombrosa revelación sobre Durham
De los mensajes de texto contenidos en el nuevo archivo explosivo de Powell, se ha confirmado por primera vez que el fiscal John Durham ya realizó al menos una entrevista con el personal del DOJ/FBI en mayo de 2017. Y no hay duda de que esta entrevista fue parte de las investigaciones sobre las campañas de filtración relacionadas con Spygate.
De hecho, los mensajes de texto intercambiados por el personal del FBI en abril de 2017 muestran su preocupación de que la investigación de fugas que estaban discutiendo no iba a ser manejada por la División de Seguridad Nacional interna del DOJ como ellos esperaban. En cambio, resulta que el entonces fiscal general Jeff Sessions le estaba pasando esa investigación a Durham.
Y para mayo, estos agentes del FBI se enviaban mensajes de texto sobre sus entrevistas con Durham, lo que demuestra que Durham no perdió el tiempo a la hora de iniciar su investigación.
Los sorprendentes acontecimientos de la semana pasada
La verdad sobre cuándo Durham comenzó a investigar Spygate no fue el único acontecimiento reciente sorprendente.
También lo fue:
El informe del Senado (pdf)—Hunter Bided supuestamente había recibido millones de dólares de fuentes extranjeras mientras su padre era vicepresidente de los Estados Unidos. Si bien su posición en la junta corporativa de la compañía ucraniana de energía Burisma había sido ampliamente discutida, este informe contenía mucha información nueva y sorprendente, incluyendo cómo el joven Biden había recibido más de 3.5 millones de dólares de un asociado de Putin.
La carta de desclasificación de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI)—El exdirector del FBI James Comey recibió una remisión de investigación de la comunidad de inteligencia en septiembre de 2016 sobre información que apuntaba a que la campaña de Clinton se preparaba para lanzar un falso escándalo de Rusia contra la campaña Trump.
Debe señalarse el hecho de que el director de Inteligencia Nacional John Ratcliffe hizo esta desclasificación justo un día antes del testimonio de Comey ante el Comité Judicial del Senado.
Por qué es importante la desclasificación
Según el exdirector de Inteligencia Nacional Richard Grenell, los conspiradores del Spygate y sus habilitadores han recurrido durante mucho tiempo a la táctica de clasificar cualquier cosa que sea exculpatoria o que vaya en contra del relato que estaban persiguiendo.
Recordemos las fuertes quejas de personas como el representante Adam Schiff (D-Calif.) cuando Grenell desclasificó más de 50 transcripciones de testimonios en el Congreso de participantes en el Spygate que habían estado fuera de la vista del público durante más de dos años.
Mientras estas transcripciones estaban ocultas, Schiff y otros embaucadores de la trama rusa eran bastante libres de hacer afirmaciones extravagantes sobre las pruebas que supuestamente habían visto de la colusión entre Trump y Rusia.
Una vez que el público pudo ver las transcripciones por sí mismo, se hizo evidente que los comparecientes no solo no habían visto ninguna prueba de colusión, sino que Schiff y otros habían estado mintiendo durante más de dos años.
Debe quedar claro, excepto para el más rabioso de los partisanos, que el engaño de la trama rusa solo fue impulsado y sostenido usando el truco de «ocultar información» durante los últimos cuatro años. La táctica más utilizada para ocultar la información clave al público fue clasificarla.
Cuanto más información cuidadosamente y selectivamente escondida emerge, más crece el escándalo del Spygate. Porque, como he dicho a menudo, el engaño de la trama rusa siempre fue 100 por cien falso, y el creciente escándalo del Spygate es 100 por cien real.
La campaña de Clinton quedó totalmente expuesta
El primer gran golpe al engaño de la trama rusa fue la investigación del consejo especial de Mueller, que terminó con un gemido y no con la tan esperada explosión.
El segundo gran golpe fue la publicación del informe de abuso de la FISA del inspector general del Departamento de Justicia Michael Horowitz en diciembre de 2019.
Y el tercer gran golpe —el golpe mortal— es esta última desclasificación de Ratcliffe, que revela que los altos funcionarios de las fuerzas de seguridad y de las agencias de inteligencia que perseguían con entusiasmo a la campaña de Trump por la supuesta colusión rusa eran conscientes todo el tiempo de que se trataba de una fabricación de la campaña de Clinton.
Suprimieron información clave clasificándola y continuaron monitoreando al equipo Trump de todos modos.
Y ahora, están atrapados.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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