Durante más de un siglo, psicólogos como Sigmund Freud y Carl Rogers centraron la atención de las personas en el pasado. Y así, cuando María lucha por mantener relaciones románticas, culpa a sus novios del pasado por ello. Cuando Chris lucha contra la adicción, escarba en sus recuerdos de la infancia, cuando se sintió humillado por primera vez. Y cuando Saoirse no quiere sentar la cabeza, atribuye su naturaleza de espíritu libre a ser la hija menor de su familia.
Pero, ¿y si estos psicólogos se equivocan? ¿Y si no es el pasado, sino la forma en que vemos el futuro lo que nos retiene, impidiéndonos convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos?
La investigación psicológica se obsesionó con la búsqueda de las causas de la mala salud mental. Sin embargo, cada vez son más las investigaciones que sugieren que centrarse en el futuro puede protegernos de la depresión y ayudarnos a afrontar el estrés con mayor eficacia. A veces, en lugar de diseccionar los recuerdos negativos, debemos centrarnos en comprender mejor cómo vemos nuestro futuro.
Muchos veteranos, refugiados y otras personas que sufrieron traumas y tienen problemas de salud mental dedican poco tiempo a pensar en el futuro. En su lugar, se centran estrechamente en el pasado negativo.
Sin embargo, las personas que experimentaron un trauma y desarrollaron una perspectiva de futuro saludable afirman que afrontan mejor la vida, tienen menos pensamientos negativos sobre el pasado y duermen mejor en comparación con los que tienen una perspectiva de futuro negativa. Por lo tanto, en lugar de pensar en el pasado, hay que animar a las personas que sufrieron un trauma a que piensen en el futuro y se fijen objetivos que les ayuden a desarrollar la esperanza de una buena vida.
Reflexionar sobre un futuro positivo puede ayudarnos a desarrollar relaciones saludables con los días venideros y a estar más abiertos a la vida y a sus oportunidades. Teniendo esto en cuenta, Julie Round (investigadora cualitativa) y yo experimentamos con un pequeño grupo de mujeres recién jubiladas, algunas de las cuales se sentían ansiosas al pensar en su futuro. Se preguntaban qué hacer con el resto de sus vidas. Algunas incluso se cuestionaban su utilidad en este mundo, lo que les hacía sentirse peor consigo mismas. Cuando les preguntamos cómo se sentían al fijarse objetivos, tuvieron sentimientos encontrados.
Empezamos suavemente ayudándoles a crear un futuro más positivo. Cada día, durante cuatro días, escribieron durante 20 minutos sobre su «mejor yo jubilada». Imaginaron que sus sueños se harían realidad. A continuación, exploraron los elementos básicos (como el hogar, la familia y el ocio) para alcanzar su mejor yo futuro. Imaginaron que todo iba según lo previsto y se les animó a pensar en cómo sería su vida dentro de cinco años.
El último día del estudio, imaginaron su 80 cumpleaños utilizando sus sentidos. Por ejemplo, imaginaron a qué olería y quiénes estarían allí con ellos, incluidas las personas que aún no conocían. A continuación, les pedimos que se fijaran objetivos para su vida futura.
Una semana después de la actividad, seguían experimentando emociones encontradas. Necesitaban tiempo para procesar su futuro: todas las cosas que esperaban y las que temían. Sin embargo, tres meses más tarde se observó un cambio positivo, ya que manifestaron una mayor tranquilidad y entusiasmo por el futuro. La imagen que tenían de su 80º cumpleaños se les quedó grabada, y querían asegurarse de contribuir a sus amigos, a su familia y a la sociedad tal y como habían planeado.
4 técnicas para crear un futuro mejor
Su «mejor yo jubilado», o un «mejor yo posible» más genérico, es solo una de las muchas actividades que puede realizar para ayudarse a crear un futuro más positivo que esperar. Otras actividades son:
-Anticiparse y saborear: Considere las cosas pequeñas y más significativas que suceden en el futuro cercano o lejano. Imagine cómo sería si todo le saliera bien. Disfrute de los sentimientos positivos que se producen.
–Desarrollar la esperanza: La esperanza consiste en encontrar la voluntad y el camino hacia la consecución de algo que queremos en nuestra vida. Intente identificar cómo le gustaría que fuera su futuro y reflexione sobre cómo llegar a él. Sin un camino, puede sentirse impotente ante su situación.
-Imagine que sus problemas están resueltos: Proyéctese en un momento en el que todos los problemas con los que lucha hoy estén resueltos. Ahora describa con detalle cómo lo consiguió.
-Desarrollar objetivos: Elabore una lista de objetivos que le gustaría alcanzar. Ahora complete la encuesta de Valores en Acción sobre los puntos fuertes del carácter en viacharacter.org, e identifique cómo sus puntos fuertes pueden ayudarle a alcanzar sus objetivos significativos.
Centrarse en el futuro nos ofrece opciones y reconoce que tenemos libre albedrío, y que no somos solo un producto de nuestra infancia o de otros acontecimientos vitales adversos. No tenemos nada que decir sobre nuestro pasado, pero podemos crear un futuro mejor si decidimos afrontarlo y entrar en él con confianza.
Esto no significa que debamos vivir en la negación. De hecho, es lo contrario. Reconocemos que ocurrieron cosas malas, pero también reconocemos que queremos un futuro prometedor para nosotros y elegimos centrar nuestra atención en crearlo: verlo es el punto de partida para hacerlo realidad.
Jolanta Burke es profesora titular del Centro de Psicología Positiva y Salud de la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI de Dublín. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.
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