Un padre preguntó recientemente: Un día mi hijo sigue bien las instrucciones, pero al día siguiente es como si nunca hubiera aprendido nuestras reglas. ¿Hay algo que nos ayude a mantener el rumbo, a ser más coherentes?
Lo que describe este padre es un clásico en el desarrollo de los niños pequeños. Sus habilidades parecen aparecer mágicamente un día, para desaparecer al siguiente. Es frustrante cuando se trata de salir a tiempo por la puerta o de mantener constante una hora de acostarse. Los padres lo describen como el cable de una lámpara o un interruptor deshilachado. Lo que realmente ocurre bajo la superficie no está deshilachado ni roto en absoluto. Es el aprendizaje. Su córtex frontal se está desarrollando y hay un montón de reconexiones y podas de neuronas.
Mientras esperas a que los cables se tensen, por así decirlo, sigue con las tres cosas básicas. Si sigues mis posts, verás que vuelvo a estos fundamentos una y otra vez. Sé lo importantes que son estos pasos para el éxito de los niños, así que un recordatorio siempre es útil.
Los tres principios básicos de los niños también son útiles para las niñas que son muy activas. Haz de esto tu mantra y ten en cuenta que el cambio no se producirá de la noche a la mañana: espera un comportamiento incoherente durante un tiempo, al menos hasta los seis o siete años.
Los tres principios básicos
1. Haz que te mire siempre a los ojos cada vez que lo llames por su nombre. Si no lo haces, le estarás entrenando accidentalmente para que no establezca contacto visual cuando le hables o lo nombres. Piensa en los problemas que tendrá cuando su profesor lo llame si no lo has educado para levantar la vista. Hazlo obligatorio y el 100% del tiempo.
2. Dile que escuche con atención, porque le pedirás que repita lo que vas a decir. Esto es para enseñarle a mantener la atención.
3. Establece una consecuencia (que no tiene por qué ser inmediata). Por ejemplo, «Si puedes decir lo que te he dicho y lo cumples… tendrás 10 minutos más en mi iPad»… «Si repites lo que te he pedido y te vas a la cama ahora, entonces podemos tener la hora del cuento… y si no es tu elección y mañana es otro día para intentarlo».
Y esta es la clave… mantener siempre la calma. Es esencial para que estos tres principios básicos funcionen. Si te muestras molesto o te enfadas (y quién no lo hace de vez en cuando…) se prolongará el tiempo para dar el próximo paso en su desarrollo. ¿La razón? Estás descargando accidentalmente estrés y estimulación emocional en tu crianza. La crianza tiene que ser directa, clara, consistente, no cargada de emociones. Es una distracción estar frente a personas con mucha emoción. Además, da a los niños una razón para pelearse. Se atrincheran para mantener su poder.
Si te encuentras recordándoles, también estás retrasando su desarrollo. No desarrollará sus propias habilidades si tú haces el trabajo. Los niños muy pequeños necesitan recordatorios y ayuda… pero veo a muchos adolescentes con padres que no pueden hacerse a un lado y dejar que las consecuencias sucedan. Intentan y tratan de entrenar y ayudar a sus hijos (con buenas intenciones) pero al final siempre conduce al fracaso, con frecuencia a un joven muy enfadado.
Los padres creen que todos los recordatorios, las ayudas y los regaños llevarán a sus hijos al siguiente nivel y al éxito. No es así. De hecho, tiene el efecto contrario. Los niños se desconectan, actúan con pereza, se vuelven dependientes de los demás para seguir adelante. Pierden el interés por hacer cosas por sí mismos. Así que esto es lo que hay que hacer. Mantén las tres bases de los niños. Mantén la calma. No te involucres en emociones fuertes ni en peleas. Y nunca interfieras con las consecuencias (suspender una nota, no entrar en un equipo, perder un amigo no entrar en la universidad) porque solo retrasarás su desarrollo.
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