Las dos madres de Seattle que consiguieron criar hijos de derecha a pesar de vivir en esa ciudad de Washington profundamente azul entienden el principio que lo hizo posible: Llegaron a ellos primero.
Captar el territorio fértil de la juventud de un niño desencadena lo que se llama el principio fundador. Quien les inculca primero la visión del mundo de un niño se convierte en el experto a sus ojos. Esa norma se convierte en la verdad con la que miden el resto de la vida.
Las dos madres de Seattle advierten que los padres que ceden esa tarea de inculcar a las escuelas públicas ponen a sus hijos en peligro inminente. Recientemente han publicado el libro «Criando niños conservadores en una ciudad woke: Enseñar la verdad histórica, económica y biológica en un mundo de mentiras», y compartieron sus ideas con The Epoch Times.
«No hay ningún lugar que sea seguro», dijo la autora y madre de tres hijos Stacy Manning, defensora de los derechos de los niños con Them Before Us. «No hay ningún programa ahí fuera; no hay ninguna escuela, privada o concertada, donde esas ideas woke no estén infectadas».
Todo el tiempo oye hablar de padres que ahorran para enviar a sus hijos a escuelas católicas pero, según ella, «todas cuentan con profesores que han sido adoctrinados ellos mismos en nuestras universidades». Educar en casa es estupendo, pero no todos los padres pueden permitírselo.
Para ayudar a más padres, Manning se asoció con la escritora y madre de cuatro hijos Katy Faust, presidenta de Them Before Us. Recopilaron sus tácticas de crianza prácticas y sobre el terreno para lo que se convirtió en su segundo libro. Es como un «manual de campo» para inculcar valores conservadores a niños inmersos en la rutina. Las autoras exponen principios y filosofías intemporales que las madres aplicaron con éxito en situaciones reales con sus hijos. Sus hijos de derecha son la prueba.
El principio fundador, explican las autoras, es cómo los niños están «cableados para aprender». «El modelo de educación clásica sobre cómo inculcar una visión del mundo a los niños se divide en tres segmentos diferentes», explica Katy Faust. Están las fases: gramática, lógica y retórica. Este marco se explica utilizando la metáfora del palo torcido de las ideas torcidas. «No sabes lo torcido que está el palo hasta que le pones uno recto al lado», dijo Faust. «Nos pasamos los años de primaria martilleando el palo recto de la bondad, de estos valores conservadores».
Las tres etapas de la inculcación de valores conservadores a los niños
En la primera etapa, los padres son los primeros en introducir conocimientos a sus hijos. Quien sea el primero «el niño lo considerará automáticamente el experto en ese tema», dice la Sra. Faust.
La segunda fase es la lógica, que transcurre en la escuela media. Ahora los padres deben «presentar el palo torcido a sus hijos para que sean capaces de identificarlos por sí mismos», dijo la Sra. Faust. El mundo tiende a distorsionar esos valores conservadores en esta etapa. Con una base adecuada —el palo recto junto al que caerá el palo torcido— se identificarán claramente las ideas despiertas que fomentan el caos.
En tercer lugar, la etapa retórica enseña a los niños a articular sus valores establecidos. Enfrentándose por sí mismos a una tormenta de puntos de vista opuestos, afrontan los retos de frente. Habrá burlas por no poner ese cuadrado negro apoyando Black Lives Matter. Habrá insignias del orgullo y pronombres que rechazar y refutar. El libro enseña a no atacar a las personas, sino a las ideas. Habrá amigos a los que no hay que atacar.
Enfrentarse a un mundo woke
La hija de 12 años de la Sra. Manning, una de las únicas conservadoras de su colegio, se convirtió en un faro para sus compañeros. «Es muy provida y se siente tan apasionada por el derecho a la vida que se le saltan las lágrimas al hablar de este tema», afirma Manning. «Ella convirtió a seis niñas en incidentes separados en el viaje en autobús a casa de la escuela». Ya está teniendo un impacto positivo y tangible en sus compañeras.
Pero los padres conservadores de las ciudades azules necesitarán ayuda. La Sra. Faust cree que solo en la iglesia encontrarán apoyo de ideas afines. Solo aquí los niños correrán y jugarán libres y sin máscaras. Solo aquí la etiqueta anti-vacunas se llevará como una insignia de honor. «Cis-género» no tendrá ningún significado.
«Criando niños conservadores en una ciudad woke» incita a los padres a tomar las riendas de la extralimitación de las escuelas. De lo contrario, un mundo de adoctrinamiento llenará el vacío y llevará a los niños a aguas turbulentas. Los padres deben recordar a los profesores cuál es su trabajo y quién es el padre. «Las estrategias que esbozamos en el libro capacitan a los padres para que sepan e informen a los profesores que [los padres] son en realidad los educadores de sus hijos», afirma Manning. Los profesores son «simplemente personas contratadas de las que se espera que enseñen lectura, escritura y aritmética, y punto».
Para algunos niños puede ser demasiado tarde —el daño ya está hecho. La Sra. Faust se lamenta de los padres que no se los inculcaron pronto— que no pusieron el palo recto antes de que cayera el torcido. Se perdieron esa oportunidad crucial. Sin embargo, la Sra. Manning evoca la esperanza del proverbio chino: «El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. Y el segundo mejor momento es hoy».
El libro «Criando hijos conservadores en una ciudad woke», de Manning y Faust, ha sido publicado y está disponible en Amazon.
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