Este lunes 30 de diciembre la tiranía de Nicolás Maduro extendió por seis meses más una conveniente exoneración de impuestos en las aduanas. Una medida que favorece las importaciones de alimentos y artículos de higiene personal, pero que beneficia a quiénes estarían interesados en lavar dinero en Venezuela.
No se trata de una flexibilización de la economía como tal, pues la medida solo beneficia a nuevos importadores y dueños de tiendas que venden y compran en dólares. Mientras los supermercados, farmacias e industrias se mantienen controlados por el Estado, el decreto beneficia solo a los bodegones que tranzan en divisas, una suspicaz manera de insertar posibles dólares mal habidos en la economía venezolana.
Aunque la exoneración de impuestos no es una mala noticia, genera desconfianza en medio de una «liberación» de cobro de impuestos de manera selectiva, que surge justo cuando las sanciones internacionales ahorcan al régimen.
Un recorrido realizado por Infobae señala que hasta principios de diciembre se contabilizaron en Caracas al menos unos 120 «bodegones» abiertos que importan y cobran los productos en dólares; una «nueva» modalidad de comercio en el país.
El régimen optó por reducir los controles y favorecer las compras de firmas privadas luego de que las sanciones internacionales impidieran a funcionarios del chavismo y empresarios ligados a la dictadura seguir beneficiándose de la corrupción, el narcotráfico y el lavado de dinero. Ahora las transacciones y la comercialización en divisas suceden en territorio venezolano.
Un estudio realizado por la firma Ecoanalítica y publicado por la agencia de noticias Bloomberg reveló que más de la mitad de las transacciones minoristas se realizan en moneda estadounidense en un país donde los salarios están establecidos en bolívares y donde el sueldo no supera los cinco dólares mensuales.
La dolarización, que ha repuntado en el país, se da por la reciente relajación de los controles de precios. Sin embargo, los precios son tan elevados que quienes dependen de salarios en bolívares no los pueden pagar: «En estos últimos dos meses hay una especie de sensación de mejoría porque se ven bodegones, locales que están abriendo y que crean la apariencia de inversión, y digo apariencia, porque no necesariamente lo son, muchos estarían vinculados con el lavado de dinero», explicó a PanAm Post Andrea Rondón, profesora universitaria y miembro del comité académico de Cedice Libertad.
Rondón señaló que muchos de los dólares que hoy circulan en Venezuela están siendo inyectados por el Estado:
Hay que recordar que el narcotráfico uno de los mayores problemas que tiene es movilizar el dinero en efectivo y lo lava; pero cuando el que trafica es el Estado, las inyecciones son mucho más amplias porque no tiene los obstáculos naturales. Por eso es que también se presume que la mayor inyección de dólares viene de allí.
La especialista explicó que para el régimen de Maduro ya los dólares no provienen de la renta petrolera, sino de transacciones ilícitas, un dinero que llega en efectivo y se lava con «inversiones» en negocios legales. «No hay una mejoría en la economía porque continúan las mismas políticas con la única diferencia de que han tenido que flexibilizar los controles porque ellos mismos se han visto asfixiados. Las leyes y controles están vigentes, mientras sigan vigentes no se puede decir que hay mejoría», sentenció.
Una China en Venezuela
Analistas temen que el país suramericano se convierta en una especie de «Cuba moderna» o en una «China mercantilista», pues tras verse ahorcada la tiranía de Maduro, que a su vez asfixia económicamente a los productores locales, que cierra medios de comunicación y mantiene a más de 400 personas como presos políticos, podría estar «flexibilizando» de algún modo la economía del país para verse beneficiado y perpetuarse en el poder.
Para Rondón se trata de una especie de «burbuja económica» que solo flexibiliza la economía en algunas áreas, pero de manera momentánea, pues en Venezuela se mantienen los controles y las intervenciones del Estado.
Toda explicación queda corta, el mercado debe ser transparente y que te dé la mayor cantidad de información posible, pero todo está dado por la incertidumbre y la fuerte intervención del Estado que lo ha hecho opaco y poco transparente.
Al final, mientras unos pocos tienen acceso a dólares en Venezuela, el sueldo mínimo no es mayor a los cinco dólares mensuales, la canasta básica supera los 300 dólares y la mayoría de la población está sumida en la pobreza y la desnutrición.
Este artículo fue publicado originalmente en PanAm Post.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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