La gobernadora de Maine, Janet Mills, activó este miércoles a la Guardia Nacional del estado para que acuda a los hospitales y ayude a los trabajadores después que su orden de vacunación contra COVID-19 provocara que cientos de enfermeras y otros empleados del sector sanitario abandonaran sus puestos de trabajo o fueran despedidos.
Mills, una demócrata, dijo que la medida era para «ayudar a aliviar la capacidad limitada de los hospitales a corto plazo y a mantener el acceso a los servicios de atención médica para los habitantes de Maine mientras se registra un aumento sostenido de COVID-19».
Maine, uno de los estados más vacunados del país, ha estado experimentando en las últimas semanas un aumento del número de casos y hospitalizaciones por COVID-19.
Hasta el 8 de diciembre, de los 379 pacientes hospitalizados por COVID-19 en Maine, 117 estaban en cuidados intensivos y 60 con respiradores.
La mayoría no están vacunados, según los datos estatales.
A su vez, la mayor parte de las camas de los hospitalizados no están siendo ocupadas por pacientes con COVID-19, según los datos informados al Departamento de Salud y Servicios Humanos en las instalaciones estatales.
El Dr. Andrew Mueller, director ejecutivo de Maine Health, dijo que las hospitalizaciones por COVID-19 en el sistema de salud son las más altas de la historia.
Mueller dijo a los periodistas en una sesión informativa virtual que la escasez de trabajadores está afectando a las prestaciones a medida que se está registrando un creciente número de casos de COVID-19 y una «increíble demanda de otros servicios no relacionados con COVID».
Cientos de trabajadores renunciaron o fueron despedidos debido a la orden de vacunación de Mills, que la Corte Suprema se negó a bloquear, informaron los sistemas hospitalarios de Maine a los medios de comunicación.
Además de la pérdida de trabajadores, muchos trabajadores tienen COVID-19 o están siendo monitoreados por un posible contagio de COVID-19, lo que les obliga a faltar al trabajo, dijeron los ejecutivos de la salud. Sumado a esto, describieron una escasez nacional de trabajadores cualificados.
«El reto que tenemos es encontrar trabajadores sanitarios cualificados, porque no hay. Nuestro país perdió más de medio millón de trabajadores sanitarios que renunciaron, se jubilaron, o dejaron la actividad en los últimos meses. Así que hay una enorme crisis de personal en todo el país», dijo Mueller.
El personal de la Guardia Nacional brindará apoyo a las instalaciones y unidades que reciben a los pacientes que son dados de alta de los hospitales que están saturados. También ayudarán a administrar anticuerpos monoclonales, uno de los tratamientos contra COVID-19 más conocidos, en un intento por mantener a los pacientes no internados fuera de los hospitales.
«Estoy desplegando a estos miembros de la Guardia Nacional por todo el estado de Maine para ampliar la capacidad de nuestros hospitales para tratar a las personas con COVID-19 y otras enfermedades graves», dijo Mills en una conferencia de prensa.
El despliegue comenzará la próxima semana y se prolongará hasta finales de enero.
Se enviarán hasta 75 miembros para ayudar a los centros sanitarios.
La administración de Mills también solicitó al gobierno federal que envíe equipos de respuesta de COVID-19 a dos hospitales de Maine. Los equipos ayudarían a los trabajadores del Maine Medical Center de Portland y del Central Maine Medical Center de Lewiston.
El Maine Medical Center cerró seis quirófanos esta semana para hacer más espacio para las unidades de cuidados intensivos.
El Central Maine Medical Center también registra un aumento de pacientes, incluidos los de COVID-19.
«Se agradece enormemente cualquier recurso adicional que pueda proporcionar, ya sea a nivel estatal o federal, durante este tiempo en el que los recursos se agotan para los hospitales de Maine», dijo a través de una declaración Steve Littleson, presidente y director general de Central Maine Healthcare, la empresa matriz del centro médico.
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