Esta receta de malvaviscos o masmelos caseros deja de lado el jarabe de maíz y lo sustituye por una combinación de miel y azúcar. La miel, combinada con la vainilla, le aporta a los malvaviscos un sutil sabor floral. Si prefiere un sabor diferente, puede cambiar fácilmente la vainilla por otro extracto, como el de limón o el de almendras, o incluso una cucharada de ron o brandy. Recuerde que la temperatura y el tiempo son fundamentales en la elaboración del caramelo, así que tenga a mano un termómetro para caramelos para esta receta.
Rinde unas 3 docenas de malvaviscos
- Spray para hornear, para engrasar el molde
- 3 paquetes de gelatina sin sabor (unas 2 1/2 cucharadas o 21 gramos)
- 1 taza de agua, dividida
- 2 tazas de azúcar granulada
- 1/2 taza de miel
- 1/4 de cucharadita de sal marina fina
- 2 claras de huevo
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 2/3 de taza de azúcar en polvo
- 1/3 de taza de almidón de flecha o maicena
Forre una bandeja para hornear de 9 por 13 pulgadas con papel pergamino, de modo que quede aproximadamente 1 pulgada de papel sobre cada lado de la bandeja. Rocíe el papel de pergamino ligeramente con spray para hornear.
Vierta los paquetes de gelatina en un recipiente y vierta 1/2 taza de agua. Deje que la gelatina se ablande y se forme durante unos 5 minutos.
Mezcle el azúcar, la miel, la sal marina y la 1/2 taza de agua restante en una cacerola mediana. Remueva de vez en cuando a fuego medio hasta que la mezcla alcance los 240 °F, unos 8 minutos. Parta la gelatina y bátala con la mezcla caliente de miel y azúcar.
Bata rápidamente las claras de huevo hasta que se formen picos suaves. Luego, añada la mezcla de gelatina a las claras mientras sigue batiendo hasta que la mezcla se endurezca, unos 8 minutos más. Añada el extracto de vainilla y siga batiendo la mezcla de claras de huevo otros 2 o 3 minutos, hasta que esté espesa pero aún ligeramente caliente y flexible.
Vierta la mezcla en el molde preparado y déjela reposar a temperatura ambiente hasta que cuaje, al menos 4 horas o hasta toda la noche.
Bata el azúcar en polvo y la fécula en un recipiente y déjelo aparte. Rocíe un cuchillo afilado con spray para hornear y, a continuación, levante con cuidado el pergamino del molde, despegándolo de los malvaviscos cuajados.
Corte los malvaviscos en cuadrados y, de uno en uno, métalos en la mezcla de azúcar en polvo y almidón. Páselos a un recipiente hermético y disfrútelos de inmediato o guárdelos a temperatura ambiente hasta una semana.
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