Huntington Beach, California — Kiki O’Bourke estuvo entre los aproximadamente 1500 manifestantes en Huntington Beach, California, el 9 de mayo, quienes instaron al gobernador Gavin Newsom a acelerar su plan para reabrir el estado.
«Emocionalmente me ha matado», dijo a The Epoch Times. Él es físicamente saludable, aparte de una hernia que se suponía debía ser operada en febrero por una cirugía que ahora se pospuso indefinidamente.
O’Bourke está preocupado por amigos y familiares con problemas de salud mental. Algunos de ellos han tenido «problemas domésticos en aumento» durante el cierre, dijo. Un amigo de él se suicidó recientemente. Las lágrimas llenaron sus ojos mientras hablaba de eso.
Él teme perder su libertad, y por eso decidió protestar. Y señaló que las regulaciones del estado son una «extralimitación de poder», similar a la razón por la que su padre huyó de Cuba. «Mi papá se fue de Cuba para sacarme de allí», dijo. «Es libertad o muerte».
Las protestas en California y en todo el país han sido criticadas por ignorar las precauciones de distanciamiento social. Algunos informes de los medios también han criticado a los organizadores por ocultar fuentes de financiación y presuntamente presionar por un motivo político, y se dice que las protestas tienen la esencia de las protestas del «motín del té» en 2009.
La mayoría de los manifestantes el 9 de mayo no usaban mascarillas ni practicaban el distanciamiento social. Muchos sostenían pancartas de «Trump 2020″. Muchos ondeaban banderas estadounidenses o vestían con estrellas y rayas. Música y cantos de » ¡América!» se escuchaban a la deriva por grupos.
La salud mental, los derechos civiles y la necesidad de ganarse la vida fueron las razones por las que la mayoría de los manifestantes citaron para asistir.
«Me he sentido muy deprimida algunos días», dijo la enfermera del condado de Orange, Marianne Smith. Salir a protestar y pedir libertad le ha dado un impulso.
«Me ha impactado ser muy consciente de mis derechos civiles, por primera vez en mi vida estoy despierta», dijo.
Otro manifestante, Dan Shabati, dijo que la orden de quedarse en casa arruinó su negocio minorista, que había prosperado durante 25 años.
La segunda fase del plan de reapertura de Newsom incluye que las empresas minoristas reabran solo para el servicio de recogida, dijo. Pero su negocio no funciona de esa manera: los clientes quieren probar sus productos en la tienda. Tampoco opera en línea por ese motivo.
«Creo que es muy controlador», dijo sobre las restricciones.
Por la tarde, los manifestantes se trasladaron de la autopista Pacific Coast y Main Street, donde causaron el embotellamiento en la costa. La playa estaba oficialmente abierta para uso recreativo, como trotar o surfear. Pero un comunicado de prensa del 8 de mayo de la ciudad advirtió a los lugareños: «Los amantes de la playa deben ‘mantenerse en movimiento’ en todo momento» y no está permitido «quedarse en el lugar».
El Departamento de Policía de Huntington Beach informó que los manifestantes fueron pacíficos y no realizaron arrestos, de manera similar a las protestas más grandes del 1 de mayo, que tuvieron aproximadamente el doble de asistentes.
El supervisor del condado de Orange, Don Wagner, le dijo a The Epoch Times que comprende el deseo de reabrir y apoya hacerlo de manera segura. Espera que algunos trabajos regresen, pero otros se pierdan debido a bancarrotas como la del negocio de Shabati.
«Estamos viendo que el estado pide prestado al gobierno federal para cubrir los beneficios de empleo, eso será una bomba fiscal a largo plazo para nosotros», dijo.
Hasta el 10 de mayo, la Agencia de Salud del condado de Orange informó 3502 casos confirmados de COVID-19 y 76 muertes. De los casos, 337 pacientes residen en hogares de ancianos y 259 están en las cárceles del Condado de Orange.
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