Los jóvenes de Estados Unidos están siendo sometidos a una sexualización al estilo comunista, según el autor y experto James Lindsay.
El objetivo es desestabilizar la sociedad para que esté lista para que los comunistas tomen el poder, dijo Lindsay, autor de «Race Marxism» y «Cynical Theories: How Activist Scholarship Made Everything about Race, Gender, and Identity―and Why This Harms Everybody» (Teorías cínicas: Cómo el activismo en la erudición hizo todo sobre la raza, el género y la identidad, y por qué esto perjudica a todos). El autor hizo sus declaraciones recientemente en el programa China Insider de EpochTV.
Además el plan lleva en marcha más de un siglo.
«Se trata de un programa deliberado que los marxistas emplearon al menos desde la década de 1910, comenzando en Hungría, para tratar de sexualizar a los niños con el fin de causar confusión sexual y de género para que se conviertan en activistas políticos en nombre de alguna otra agenda», dijo.
Un devoto marxista húngaro que fue vicecomisario de educación en 1919 durante la efímera República Soviética de Hungría, fue quien introdujo la educación sexual para los niños en el nivel elemental, indicó Lindsay.
«[Lukacs] sexualizó a los niños de Hungría para separarlos de sus familias, para separarlos de su religión, su nación y su cultura», dijo el autor. «Esencialmente, haciendo que los niños (…) se metan estas ideas para que cuando vuelvan a casa, les digan a sus padres, ‘ya saben ustedes, las cosas han cambiado, o la Biblia está mal, o lo que sea nuestra religión está mal, nuestras tradiciones están mal'».
Después vino Herbert Marcuse, miembro destacado de la Escuela de Frankfurt, que centró sus esfuerzos en «intentar liberar la energía sexual», según Lindasy, indicando que Marcuse en su obra de 1965, «Eros y civilización», aplicó la ideología marxista para profundizar en estos temas, convirtiéndose en la base intelectual de la revolución sexual de la década de 1960. Esto, a su vez, condujo a los programas de educación sexual integral que hay en las escuelas estadounidenses en la actualidad.
Más tarde, en los años 80 y 90, surgió el movimiento del «feminismo postestructural». Este grupo de activistas feministas utilizaron la teoría postmoderna para defender la noción de que el género se construye socialmente y que los roles sexuales son una forma de opresión, indicó el autor.
«Ellos utilizaron la teoría posmoderna para romper todos los límites, no solo la idea de que el género es una construcción social, sino que el sexo y la sexualidad y todo lo que se construye socialmente también», dijo a continuación.
«Esa gente tomó básicamente el control».
Los marxistas de hoy en día «se centran más en el género y en la fluidez social de estos conceptos de lo que se habría visto hace 100 años en los marxistas de la vieja escuela. Pero la idea general es la misma», añadió.
A su vez con los jóvenes como grupo objetivo, los marxistas se encuentran ante una población muy vulnerable e impresionable, señaló Lindsay, ya que están en una etapa de sus vidas en la que «están tratando de encontrar su identidad, están tratando de crecer, y pasando por la pubertad y por descubrir lo que significa ser quienes son».
Como resultado, los jóvenes están siendo victimizados. «Se les está inyectando todas estas ideas sobre la fluidez de su género, la fluidez de su sexo, la naturaleza socialmente construida de la sexualidad y en realidad se está victimizando a esas personas en particular», añadió.
«Mientras tanto, ellos [los activistas] se esconden diciendo que en realidad se trata de proteger a las personas LGBT, que también están siendo victimizadas».
Según Lindsay, los movimientos marxistas de entonces y de ahora comparten el mismo objetivo. Este es «moldear a los niños para que acepten mejor la educación sexual y de género que se imparte en sus escuelas».
«Así que el propósito es en realidad debilitar y desestabilizar a corto plazo, para poder tomar el poder», añadió. «Luego será quien esté al mando quien decida lo que considera aceptable y lo que no».
Los niños están siendo inundados por esas ideas marxistas desde todos los ángulos, especialmente cuando «las escuelas están haciendo un trabajo terrible, están fallando en la educación de nuestros estudiantes». Esto traspasa más responsabilidad a los padres, subrayó.
«Ellos tienen que asumir el papel de educar realmente (…) a sus hijos, en primer lugar, y luego, en segundo lugar, también tienen que desprogramar a sus hijos sobre lo que están aprendiendo acerca de la raza, la historia, el sexo (…) la sexualidad y el género», dijo a continuación.
La situación también está obligando a los padres a tener conversaciones sobre sexo y sexualidad con sus hijos a edades mucho más tempranas de lo que los padres creen que es apropiado, ya que las escuelas y los medios de comunicación los están arrastrando a tener estas conversaciones.
«El trabajo que tienen los padres ahora mismo es enormemente más difícil que hace 10 o 15 años», dijo Lindsay.
«Pero yo subrayo que esto de todas las maneras ha estado ocurriendo de forma bastante desenfrenada al menos durante la última década. Así que, los padres, principalmente, recién se dan cuenta de que esto se está enseñando a sus hijos en tal magnitud”.
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