CIUDAD DE MÉXICO—El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo el lunes que las autoridades tuvieron que establecer campamentos para personas desplazadas después de que unos 4200 residentes huyeron de un pueblo en el estado sureño de Chiapas.
Los residentes de la ciudad de Tila huyeron durante el fin de semana después de que bandas armadas dispararan contra la ciudad y quemaran muchas casas la semana pasada, dijeron los fiscales estatales. Probablemente fue el mayor desplazamiento masivo en Chiapas desde 1997.
Algunos residentes contaron haber pasado días atrapados en sus casas antes de que tropas del ejército y la policía estatal aparecieran durante el fin de semana para permitirles salir.
Las fotografías distribuidas por las autoridades estatales mostraban a personas huyendo solo con bolsos al hombro o, a veces, pequeñas mochilas.
López Obrador describió el asalto como “un conflicto entre la misma gente” del pueblo de Tila, una aparente referencia a una larga disputa por tierras entre agricultores.
Víctor Gómez, residente de Tila, dijo que muchas personas pasaron tres días en sus casas, con demasiado miedo para salir, antes de que llegaran las fuerzas federales. “Mucha gente se fue con lo que traían en sus espaldas, sin dinero, sin ropa, dejaron todas sus pertenencias, muchas de sus mascotas se quedaron en Tila porque no pudieron ser evacuadas”, dijo.
Pero los observadores dijeron que bandas criminales e intereses políticos estaban detrás del enfrentamiento.
El Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa dijo que un grupo autodenominado “Autónomos” estaba detrás de la violencia y agregó que estaba vinculado al narcotráfico. Según los fiscales estatales, se confirmó la muerte de al menos dos personas y al menos 17 edificios fueron quemados la semana pasada.
También se culpó a las pandillas de extorsionar a los residentes para que les pagaran protección y de establecer controles de carreteras.
López Obrador dijo que se estaban suministrando alimentos a los campamentos. Afirmó que “las cosas se han calmado” y dijo que el gobierno ahora quería iniciar negociaciones con los grupos “para llegar a un acuerdo buscando que la gente pueda regresar a sus comunidades”.
Las batallas entre cárteles de la droga rivales han afectado a varios municipios de Chiapas cerca de la frontera con Guatemala, porque el área es una ruta principal para el contrabando de drogas y migrantes. López Obrador ha tratado durante mucho tiempo de restar importancia a la violencia en Chiapas, acusando de “sensacionalismo” a quienes escriben sobre ella.
En 1994, los rebeldes del movimiento zapatista por los derechos de los indígenas protagonizaron un breve levantamiento armado en Chiapas y miles de personas fueron desplazadas como resultado de los combates entre los rebeldes y el ejército.
En 1997, la masacre de 45 aldeanos indígenas en Acteal, provocada por conflictos políticos y de tierras, también provocó la huida de miles de personas.
El estado también ha experimentado expulsiones más lentas, pero que se extienden a lo largo de los años, de residentes procedentes de algunos municipios debido a disputas territoriales o religiosas.
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