Más fábricas en Estados Unidos: ¡al fin una buena señal!

La creación de factorías en suelo estadounidense constituye un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que representa depender de la manufactura extranjera

Por Rafael Marrero
18 de abril de 2023 2:29 PM Actualizado: 18 de abril de 2023 2:29 PM

Ya era hora de una buena noticia: Estados Unidos (EE. UU.) está de vuelta al ruedo con la construcción de nuevas fábricas, infraestructuras clave para impulsar la producción nacional, por años estancada y forzosamente aventajada por la manufactura proveniente de países asiáticos, en particular de la República Popular China (RPC).

Un artículo de The Wall Street Journal (WSJ) anunció la buena nueva: resulta que en 2022, el gasto en construcción de factorías alcanzó la cifra récord de 108,000 millones de dólares, monto más elevado desde 2015 y cantidad superior a la usada en la creación de otras infraestructuras, como escuelas, centros médicos y edificios de oficina.

Al parecer, «el gasto récord en la construcción de fábricas presagia un repunte en EE. UU., avivado por los incentivos de energía verde y las preocupaciones sobre las cadenas de suministro extranjeras», señaló el reporte. En cuanto a dónde se está construyendo, dijo que «en núcleos urbanos, zonas rurales, llanuras desérticas y pueblos de surf».

En lo que respecta a las ramas mayormente implicadas, resaltó que «gran parte del crecimiento proviene de los sectores de alta tecnología de baterías para vehículos eléctricos y semiconductores, prioridades nacionales respaldadas por miles de millones de dólares en incentivos gubernamentales».

Según el portal especializado Engineering News Record, estadísticas paralelas del Índice de Construcción Comercial de Marcum, revelaron que el gasto en construcción manufacturera creció un 58.2 % desde el inicio de la pandemia de COVID-19, en comparación con el 6.6 % reportado en el gasto general de la rama constructiva.

COVID-19: la gota que colmó el vaso

Como ya hemos advertido en innumerables artículos sobre este tema, nuestra nación necesita despojarse de una buena vez del lastre que representa la dependencia económica de la China comunista, así como del consiguiente problema que ello acarrea en la cadena de suministro de bienes esenciales.

Recordemos que las importaciones procedentes del gigante asiático superaron los 536,800 millones de dólares en 2022, lo que equivale a un aumento de 31,800 millones en comparación con 2021. Sin dejar de mencionar el exorbitante déficit comercial con ese país, que el año pasado ascendió a los 383,000 millones de dólares.

Interesadas en abaratar los costos de producción, grandes empresas y multinacionales tecnológicas estadounidenses han tenido mucho que ver en esas estadísticas. Por un lado, lograron su propósito de ahorrar con manufactura y materias primas chinas, pero, por el otro, pusieron de rodillas a nuestra nación frente a su mayor adversario comercial.

Tuvo que azotarnos el COVID-19 para que esas grandes corporaciones e, incluso, el propio Gobierno, cayeran en cuenta de hasta qué punto somos dependientes de los chinos comunistas y cuán peligroso es seguir siéndolo. El pandémico virus, que “casualmente” provino del gigante asiático, fue la gota que colmó el vaso.

Apenas el coronavirus irrumpió en nuestro país, la escasez de productos vitales dijo “aquí estoy”, comenzando por los insumos sanitarios que tanta falta hacían para lidiar contra la propia pandemia. Asimismo, hubo tremendos atrasos con el abastecimiento de muchos otros bienes indispensables, que terminaron de empeorar la situación.

Un analista de UBS citado por el WSJ, Chris Snyder, señaló, no sin razón, que el COVID-19 «mostró a todos el riesgo al que estaban expuestos». Por suerte, «la escasez y los retrasos provocados por la pandemia han obligado a los fabricantes a repensar en sus cadenas de suministro remotas».

“Made in USA”: esto llegó para quedarse

Una de las compañías que ha apostado por traer la manufactura a casa, es la empresa textil fundada por Taylor Shupe, FutureStich, Inc. Con factorías en China y Turquía, pero acuciada «por la búsqueda de velocidad y flexibilidad», esta firma decidió abrir su primera fábrica aquí, concretamente, en Oceanside, California.

En declaraciones ofrecidas al WSJ, Shupe reconoció una de las tantas ventajas que acarrea producir nacionalmente, esto es, mientras «los minoristas no quieren tener un exceso de inventario en sus tiendas», la nueva fábrica en EE. UU. «permite que las empresas repongan rápidamente las existencias».

El fundador de FutureStich está tan animado con su fábrica local de calcetines, que bien podría construir otra a medida que desarrolla nuevos productos. Según él, «cada vez hay más equidad en torno al “Made in USA”», por lo tanto, desde su punto de vista, «esto llegó para quedarse».

Manufactura nacional: inicio de un nuevo ciclo

A raíz de los incentivos financieros aprobados para apoyar a la industria de semiconductores y a la automotriz, muchos estados han recibido millones de dólares destinados a fortalecer esas ramas. En Lansing, Michigan, por ejemplo, ya se está construyendo una fábrica de baterías para autos eléctricos, cuya apertura se prevé para 2024.

Perteneciente a Ultium Cells, esta factoría «comparte un préstamo federal de 2500 millones de dólares con plantas hermanas en Ohio y Tennessee», al tiempo que hace uso de otros 666 millones obtenidos en subvenciones estatales, señaló el reporte del WSJ. Asimismo, añadió que «el alcalde de Lansing, Andy Schor, dijo que la ciudad también está cortejando a las empresas que fabrican semiconductores».

En este sentido, el economista jefe de Dodge Construction Network, Richard Branch, indicó que esa industria, junto con las empresas de baterías para vehículos eléctricos, representaron casi la mitad de todos los proyectos de construcción en el sector de la manufactura en 2022.

Por lo que ha trascendido hasta ahora, otras compañías igualmente se han sumado a la edificación de fábricas en suelo americano, entre ellas, Shyft Group Inc. (camiones eléctricos), Neogen Corp. (productos para la seguridad alimentaria), Zenni Optical Inc. (espejuelos) y Vireo Systems Inc. (productor de suplementos de creatina para uso deportivo).

David Mindell, profesor de historia de la ingeniería y la fabricación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, dijo que «el auge de las fábricas indica que Estados Unidos está al comienzo de un nuevo ciclo». Según él, «la manufactura ha sido parte de la historia estadounidense desde el principio», por tanto, «lo que está sucediendo ahora es como un regreso a una forma más tradicional de hacer las cosas».

Empleo en el sector manufacturero: problema por resolver

Encontrar mano de obra para laborar en la rama manufacturera sigue siendo un problema en EE. UU. A pesar de que en los dos últimos años la industria agregó casi 800,000 puestos de trabajo, para un total de 13 millones de empleados, lo cierto es que hacen falta unos 800,000 más, de acuerdo con la Asociación Nacional de Fabricantes.

Básicamente, este sector vital para el despegue de nuestra economía está sufriendo por falta de trabajadores, «lo que genera preocupaciones de que la escasez de mano de obra y los cuellos de botella puedan provocar un cortocircuito en el auge», puntualizó el mismo artículo del WSJ.

En relación con este tema, un análisis de The Conversation ejemplificó esta situación con las corporaciones de investigación y desarrollo (conocidas como I+D), señalando que si esas firmas «optan por reubicar sus empresas para beneficiarse de la sinergia de I+D, entonces deben ser capaces de atraer al mejor talento posible».

Para el economista Gary Pisano, citado por dicha fuente, «muchos legisladores en EE. UU. han creído durante mucho tiempo que la manufactura es un sector atractivo [sólo] para personas con menos educación y capacitación». Por tanto, reconoció, «no hemos dedicado muchos recursos a formar gente con habilidades especializadas» en este campo.

Sin ir más lejos, nuestro país no sólo necesita apoyar financieramente a las empresas que deseen recuperar la fabricación en territorio nacional, sino también facilitar que dichas empresas encuentren trabajadores manufactureros calificados. Ese esfuerzo, según el mismo análisis, «reforzará la capacidad de EE. UU. de ser autosuficiente, innovador y seguro en tiempos de conflictos geopolíticos».

Seguridad nacional: prioridad número uno

Si la mayoría de los semiconductores necesarios para el sector militar se producen en el extranjero, de más está decir que traer la manufactura de esos dispositivos a suelo estadounidense es una tarea de primer orden no solamente por las consabidas razones económicas, sino también, y muy especialmente, por motivos de seguridad nacional.

En la actualidad, la empresa Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC), de Taiwán, es el principal productor de chips del mundo, y, como ya sabemos, China no ceja en su propósito de “recuperar” la isla, así sea por la fuerza. De producirse un conflicto entre ambas partes, nuestro país resultaría muy afectado, toda vez que el 90 % de los semiconductores avanzados usados aquí proviene de TSMC.

Por eso es tan importante resolver los problemas de la cadena de suministro con la creación de fábricas. Por eso es crucial contar con el personal necesario para impulsar este sector. Hay que sumar factorías al entramado industrial de nuestro país, como ya se está haciendo, pero también, motivar a la gente para que contribuya al esfuerzo.

Si poco a poco vamos viendo una esperanza en el horizonte, aprovechemos el impulso para seguir construyendo plantas de manufactura y continuar aplicando iniciativas realmente innovadoras. Si nos lo proponemos, y aprendemos de la moraleja recién vivida con la pandemia de coronavirus, pienso que podremos conseguirlo.

Sobre el Dr. Rafael Marrero
Multipremiado economista, empresario, consultor, comentarista de noticias, autor del bestseller de Amazon América 2.0: la guerra de independencia de EE. UU. contra China y presentador del podcast “La amenaza china”, top ranked en países de cuatro continentes, según Apple Podcasts.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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