Análisis de noticias
Siendo el mayor importador de energía del mundo, Medio Oriente se relaciona con China a través de la inversión en infraestructura y el comercio, así como el desarrollo nuclear, a cambio de petróleo y apoyo político internacional.
Durante la última década, Estados Unidos ha cambiado su enfoque de Medio Oriente, concentrándose más en China. Irónicamente, esto ha dejado la región abierta para que China aumente su comercio, inversión e influencia. China ha firmado acuerdos de asociación con 16 países de Medio Oriente. Según el «Documento de política árabe» de Beijing de 2016, el compromiso de China con Medio Oriente responde al esquema de cooperación «1 + 2 + 3», donde «1» es energía, «2» es comercio e inversión, así como la construcción de infraestructura y “3” es energía nuclear y satélites.
El Partido Comunista Chino (PCCh) adopta un enfoque cauteloso respecto a los desafíos políticos y de seguridad del Medio Oriente, aumentando constantemente su inversiones y comercio a través de la Iniciativa la Franja y La Ruta (BRI, también conocida como «Una franja, Una ruta»), así como como a través del intercambio de seguridad, mientras que en gran medida evita enredarse en la geopolítica regional.
Desde 2015, China ha sido el mayor importador mundial de petróleo crudo, y aproximadamente la mitad proviene del Medio Oriente. En consecuencia, las relaciones más estrechas de China en la región son con los estados del Golfo productores de petróleo. En 2016, China se convirtió en el mayor inversionista extranjero en Medio Oriente. En 2017, el comercio alcanzó poco menos de USD 197 mil millones, según el Fondo Monetario Internacional.
Los principales exportadores de crudo hacia China son Rusia, Arabia Saudita, Angola, Irak y Omán, y le siguen Brasil, Irán y Kuwait. El tipo de capitalismo autoritario de China se centra en la extracción de materias primas, lo que tiene implicaciones para la estabilidad regional ya que refuerza los regímenes autocráticos. Donde la política exterior de Estados Unidos se ha basado en cultivar la paz a través de la democracia, el «Documento de Política Árabe» del PCCh de 2016 hace hincapié en la paz a través del desarrollo.
La estrategia del PCCh en el Medio Oriente es similar a su enfoque en otras partes del mundo, es decir, interactuar con los países con el propósito de obtener energía a cambio de efectivo, inversiones en infraestructura y comercio—pero sin exigir una mayor democracia o derechos. El PCCh también tiene cuidado de permanecer al margen de los conflictos regionales, formando estrechas relaciones tanto con Hamas como con Israel. Al funcionar bajo la protección del paraguas de seguridad de EE. UU. y su propia política de no intervención, el PCCh ha podido beneficiarse de las inversiones en el Medio Oriente, sin contribuir al bien público.
En el «Documento de política árabe», el PCCh propone invertir en los países del Medio Oriente en petróleo y gas natural, en la prospección, extracción, transporte y refinado de petróleo. Además, el documento afirma que Medio Oriente y China cooperarán en el BRI, con la construcción de infraestructura y la inversión en ferrocarriles, carreteras, puertos, aviación, energía, comunicaciones y estaciones terrestres satelitales.
China y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) lanzaron el Tratado de Libre Comercio China-CCG en 2004. El documento reafirmó la objeción del PCCh al proteccionismo comercial, así como su dedicación a la eliminación de las barreras comerciales no arancelarias. A partir de 2021, China y el CCG siguen negociando un acuerdo de libre comercio.
El PCCh está comprometido con la cooperación entre China y el país Árabe en el diseño y la construcción de plantas de energía nuclear, la investigación científica, los combustibles nucleares, los reactores, la seguridad nuclear y la exploración espacial. China se ha mantenido al margen del programa nuclear de Irán durante muchos años. Pero cuando la administración Biden impuso nuevas sanciones a dos agencias gubernamentales iraníes y a varios funcionarios el 7 de diciembre de 2021, Beijing criticó la medida y presionó para que se levantaran las sanciones.
Dos empresas chinas están construyendo una instalación nuclear en un remoto lugar desértico de Arabia Saudita, cerca de la ciudad de Ula. Cuando esté terminada, la planta podrá extraer óxido de uranio bruto. El óxido de uranio es un componente integral que se utiliza tanto para la energía nuclear civil como para las armas nucleares. A Estados Unidos le preocupa que este combustible nuclear pueda ser enriquecido para producir bombas. Arabia Saudita tiene planeado construir 16 reactores de energía nuclear durante los próximos 25 años. A un costo de USD 80 mil millones cada uno, esto podría ser una increíble fuente de ingresos para el PCCh.
Arabia Saudita había estado en negociaciones con la administración Trump sobre la construcción de un programa nuclear, pero Estados Unidos exigió que el Reino se adhiriera a los estándares de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). El Reino había confiado con el deseo de Estados Unidos de contrarrestar a Irán permitiendo que Arabia Saudita tuviera un programa nuclear, sin cumplir con los requisitos de la AIEA. Cuando los saudíes se dieron cuenta de que esto no sucedería, se volcaron hacia China, que no hizo tales peticiones.
A cambio del apoyo al comercio, la inversión y al programa nuclear, el PCCh exige que Medio Oriente respete la política de «una sola China». Además, los países del Medio Oriente deben acordar no establecer relaciones diplomáticas con Taiwán.
En asuntos internacionales, el «Documento de política árabe» dice que China y los países del Medio Oriente deben «apoyarse mutuamente en cuestiones de interés fundamental o de gran preocupación», incluyendo la votación en las Naciones Unidas. Y, aunque no se dice específicamente, se entiende que el PCCh espera que los países árabes guarden silencio sobre las acusaciones de genocidio contra los musulmanes uigures en la región china de Xinjiang.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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