Puede que tenga «momentos de la tercera edad». Todo el mundo los tiene. Ya sabe, esos momentos en los que su mente vaga cuando está realizando una tarea rutinaria. No es gran cosa, ¿verdad?
La mayor parte del tiempo.
Estos momentos de nubosidad están típicamente relacionados con una ligera degradación en la «función ejecutiva». La función ejecutiva es el capitán de la nave de su cerebro: le ayuda a planificar, tomar decisiones y prestar atención cuando es necesario.
Pero como la mayoría de las cosas, alcanza su punto máximo a principios o mediados de los veinte años y sufre un lento y sutil declive en las últimas décadas. Puede que note más lapsos de mala memoria en estos días que en el pasado.
Si nota una disminución repentina y tiene problemas de concentración, para tomar buenas decisiones, le cuesta trabajo hacer las tareas o se equivoca con frecuencia, podría ser una señal de que vale la pena hablar con un médico.
Sin embargo, en muchos casos, basta con encontrar maneras de ayudar a mantener la concentración. Mantener el enfoque y darse cuenta de que está perdiendo la concentración puede promover un mejor funcionamiento ejecutivo y puede resultar en una memoria fuerte para seguir adelante.
Algunas tácticas que pueden ayudar con la concentración incluyen:
Rastrear cuando su mente sigue un sendero: si está leyendo un libro o viendo una película y nota que su mente se está desviando, tome nota de ello. Averigüe por qué puede haberse desviado de su curso, y vea si es consistente con los momentos del día o ciertas actividades. El seguimiento de estos lapsus de concentración pueden ayudarle a mantener la atención cuando los tenga que hacer, o programar las cosas en las que se requiere menos atención si está relacionado con el tiempo.
Pruebe la meditación consciente: la meditación consciente puede entrenarlo a traer su mente de vuelta a la tarea que tiene entre manos cuando pierde la concentración. También se asocia con niveles más bajos de estrés y ansiedad, que también pueden jugar un papel en la concentración.
Elimine las distracciones potenciales: apagar el teléfono, cerrar las persianas y desconectar los dispositivos con luces o sonidos puede ayudar a mantener la concentración. Limitar las cosas que le roban la atención cuando intenta concentrarse puede mejorar la concentración y la absorción.
Comprométase: comprometerse con las personas y las actividades que aprovechan las funciones ejecutivas también puede ayudar a mantener la concentración. Las actividades desafiantes, pero no abrumadoras, pueden ayudar a mantener intacta la función ejecutiva. Tomar una clase de idiomas o de baile puede ayudar, al igual que hacer rompecabezas o adquirir un nuevo hobby.
Mantener la función ejecutiva en un nivel alto para que los «momentos de la tercera edad» sean pocos y distantes entre sí puede ayudarle a sentirse bien, a mantener la independencia y a concentrarse en lo que necesita para disfrutar de la vida.
Devon Andre es licenciado en ciencias forenses por la Universidad de Windsor, en Canadá, y doctor en derecho por la Universidad de Pittsburgh. Andre es periodista de BelMarraHealth, que publicó por primera vez este artículo.
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