Más de 1500 de los psiquiatras, pediatras, profesores de medicina y médicos generales financiados con fondos públicos de Canadá se han unido a una organización para luchar contra la ampliación del gobierno de la asistencia médica para morir (MAID). En marzo de 2023, los pacientes que padezcan condiciones como depresión, trastorno bipolar, trastorno de personalidad, esquizofrenia, TEPT o cualquier otra afección mental tendrán acceso a la inyección letal.
Algunos críticos argumentan que se está presionando a los profesionales médicos para que promuevan MAID porque el suicidio es más barato que tener que brindar atención en el marco del sistema médico financiado con fondos públicos de Canadá. Un grupo de 1502 médicos canadienses, incluidos profesores de medicina y especialistas, que se autodenominan Médicos Unidos por los Canadienses Vulnerables (PTVC), han expresado públicamente su preocupación por la situación en su sitio web:
«La medicina… se ha transformado en una ocupación técnica que permite a los médicos acabar deliberadamente con la vida de sus sufridos pacientes. La participación forzosa en la organización y facilitación de la eutanasia y el suicidio asistido es ahora exigida por ciertos colegios reguladores… los pacientes ya no pueden confiar incondicionalmente en que su profesional médico abogue por su vida cuando se encuentran en su momento más débil y vulnerable. De repente, una inyección letal pasa a formar parte de un repertorio de intervenciones ofrecidas para poner fin a su dolor y sufrimiento”.
La Dra. Ramona Coelho, médica de familia con sede en London, Ontario y miembro fundador de PTVC, dijo en una entrevista en el Ottawa Citizen que:
“Nuestra profesión se ha visto coaccionada a facilitar el suicidio en lugar de prevenirlo, para un número cada vez mayor de ciudadanos. Observamos con total consternación y horror cómo la naturaleza de nuestra profesión médica ha sido destruida tan rápidamente por la creación de leyes equivocadas”.
Cuando Canadá aprobó su primera ley de eutanasia en 2016, la Corte Suprema dictaminó que solo los adultos competentes que sufrieran una enfermedad «grave e irremediable» tenían derecho a recibir una inyección letal. Se establecieron salvaguardias como un periodo de espera de 10 días para dar tiempo al paciente a cambiar de opinión y se impuso al médico la obligación de proporcionar tratamientos alternativos a la eutanasia para aliviar el dolor y el sufrimiento—como programas de cuidados paliativos financiados por el gobierno.
En marzo de 2021, se aprobó el proyecto de ley C-7 y entró en vigor de inmediato, lo que legaliza que los pacientes adultos y adolescentes que no tienen una enfermedad terminal soliciten el suicidio médicamente asistido (MAID). Según las disposiciones del proyecto de ley C-7, los pacientes pueden solicitar y recibir una inyección letal en el mismo día sin que se les haya ofrecido ninguna otra opción de tratamiento. “MAID (asistencia médica para morir) se ha considerado un servicio esencial en virtud de la Ley de Salud de Canadá y los cuidados paliativos no”, declararon los médicos signatarios en su sitio web.
La Dr. Coelho afirmó en el artículo de Citizen que : “En un número cada vez mayor de casos denunciados, MAID está reemplazando el tratamiento médico y la asistencia gubernamental para personas con problemas sociales, económicos y psiquiátricos… ¿Cómo podemos evitar que la MAID sea utilizada como un herramienta para absolver a los gobiernos de su obligación de proporcionar a quienes viven en la pobreza, con discapacidad o con enfermedades mentales la igualdad de derechos como ciudadanos a la salud, la seguridad económica y la vida?
Un artículo en The Spectator afirma que las autoridades canadienses alientan a los médicos a adoptar MAID únicamente para ahorrar costos. En un artículo titulado «¿Por qué Canadá practica la eutanasia a sus pobres?» la revista semanal más antigua del mundo relata los impactos del régimen en la reducción de costos.
“El antiguo régimen MAID ahorraba USD 86.9 millones por año—una ‘reducción neta de costes’, según las estériles palabras de un informe (del parlamentario canadiense). El proyecto de ley C-7 supondría un ahorro neto adicional de USD 62 millones por año. La atención médica, en particular para quienes padecen enfermedades crónicas, es costosa; pero el suicidio asistido solo le cuesta al contribuyente USD 2327 por ‘caso’. Y, por supuesto, aquellos que tienen que depender completamente de Medicare que proporciona el gobierno representan una carga mucho mayor para el tesoro que aquellos que tienen ahorros o un seguro privado… Ya se habla de permitir también el acceso a la eutanasia a los ‘menores maduros’ también—solo piense en los ahorros de por vida».
En marzo de 2023, el alcance completo de C-7 entrará en vigor con la inclusión de las condiciones de salud mental. En ese momento, un ciudadano canadiense “cuya única condición subyacente sea depresión, trastorno bipolar, trastorno de personalidad, esquizofrenia, trastorno de estrés postraumático o cualquier otra aflicción mental” puede solicitar MAID si dos profesionales médicos están de acuerdo, informa el National Post.
La psiquiatra Dr. Grainne Neilson, exapresidenta de la Asociación Canadiense de Psiquiatría, le dijo al Post que le cuesta «concluir, con certeza o confianza, que una enfermedad mental no tiene perspectivas de mejorar».
Los médicos de PTVC en su sitio web argumentan que, “El impacto de una enfermedad repentina, o un accidente que resulte en una discapacidad, puede conducir a los pacientes a sentimientos de ira, depresión y culpa por requerir cuidados—emociones que, con el apoyo y la atención adecuadas, pueden resolverse con el tiempo. La atención y el ánimo mostrados por los médicos pueden ser la fuerza más poderosa para superar la desesperación y proporcionar esperanza».
Neilson dijo que los psiquiatras buscarán “un proceso sólido de evaluación de elegibilidad” antes de estar dispuestos a considerar autorizar MAID para sus pacientes. Los psiquiatras querrán saber que «se han ofrecido, intentado y fracasado los tratamientos estándar, sin otras alternativas razonables».
Solo el 28 por ciento de los médicos encuestados recientemente por la Asociación Médica de Ontario dijeron que la MAID debería permitirse únicamente con una enfermedad mental como condición subyacente y solo el 12 por ciento dijo que lo apoyaría para sus propios pacientes.
La situación es tan grave que el estoico y tacaño exjefe del imperio periodístico Hollinger, Conrad Black, sumó a la lucha escribiendo una columna de protesta en The National Post:
“Cuando un sistema de salud es insolvente e inadecuado, ese hecho debe admitirse y abordarse mediante reformas integrales. Animar a un gran número de personas a dar su consentimiento para morir prematuramente no salvará el sistema de salud ni abordará seriamente las profundas implicaciones filosóficas y prácticas de aumentar enormemente el número de muertes no naturales. Creo que la muerte asistida a veces es apropiada y un derecho del individuo involucrado. Pero el ennoblecimiento y la promoción de un gran aumento en el número de suicidios bajo el pretexto de la reforma de la atención médica es un fraude, una herejía secular y eclesiástica y, en muchos casos, podría decirse que es un crimen”.
El Dr. Paul Saba, médico de Quebec y copresidente de la Coalición de Médicos por la Justicia Social, una organización afín a PTVC con sede en Quebec, declaró en su blog: “Necesitamos cuidar a las personas con deterioro cognitivo, no aplicarles la eutanasia”. El Dr. Saba pide a los médicos que no realicen la eutanasia porque “contraviene la práctica legal y ética de la medicina moderna”. Dijo que lo que el gobierno quiere obligar que hagan los médicos «es ilegal y poco ético».
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