El portavoz de propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh), The Global Times, pidió a Beijing que planifique un ataque con misiles dirigido a Australia en caso de que sus militares acudan en ayuda de Taiwán en un ataque.
El mensaje —que apareció en un artículo de opinión publicado por Hu Xijin, redactor jefe de The Global Times— surgió después de que el PCCh «suspendió indefinidamente» las conversaciones económicas de alto nivel con Australia el jueves.
«Dado que los halcones australianos siguen insistiendo o insinuando que Australia ayudará al ejército de Estados Unidos y participará en la guerra una vez que estalle un conflicto militar en el Estrecho de Taiwán, y los medios de comunicación australianos han estado promoviendo activamente el sentimiento, sugiero que China elabore un plan para imponer un castigo de represalia contra Australia una vez que interfiera militarmente en la situación a través del Estrecho», escribió Hu.
«El plan debería incluir ataques de largo alcance contra las instalaciones militares y las instalaciones clave relevantes en suelo australiano si realmente envía sus tropas a las zonas de alta mar de China y combata contra el Ejército Popular de Liberación», añadió.
«China tiene una gran capacidad de producción, incluyendo la producción de misiles adicionales de largo alcance con ojivas convencionales, que apuntan a objetivos militares en Australia en caso de que la situación se vuelva muy tensa».
Hu es un comentarista vocal y a menudo polémico sobre una serie de cuestiones que afectan al PCCh.
Sus comentarios surgieron después de que la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma suspendió el Diálogo Económico Estratégico China-Australia, luego que la ministra de Asuntos Exteriores, Marise Payne, dio por terminado el acuerdo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta firmado entre la Comisión y el primer ministro de Victoria, Daniel Andrews, por ser «inconsistente con la política exterior de Australia».
Por su parte, los expertos sostienen que la cancelación del Diálogo Económico Estratégico tendrá poco efecto en Australia, especialmente porque las conversaciones entre los ministros y sus homólogos chinos están congeladas desde abril de 2020.
Además, los exportadores australianos ya están ocupados saliendo del mercado chino, para evitar una mayor exposición a la coerción económica de Beijing.
A su vez, el mes pasado, el secretario del Interior australiano, Mike Pezzullo, emitió una severa advertencia para que el país sea fuerte y esté preparado, diciendo que los «tambores de guerra» estaban sonando en la región.
«Hoy en día, las naciones libres siguen enfrentándose a este penoso desafío. En un mundo de tensión y temor perpetuos, los tambores de la guerra suenan, a veces de forma tenue y distante y otras veces con más fuerza y más cerca», escribió Pezzullo en un artículo de opinión.
«La guerra puede ser una locura, pero la mayor locura es desear que desaparezca la amenaza negándose a pensar y prestarle atención, como si al hacerlo la guerra pudiera dejarnos en paz, olvidándonos tal vez», añadió.
Joseph Siracusa, profesor adjunto de historia de la diplomacia internacional en la Universidad de Curtin, calificó el artículo de opinión de The Global Times de «amenaza de violencia física» contra Australia y dijo que el gobierno federal debería exigir una disculpa, o potencialmente desalojar al embajador chino.
«Esto no lo ha escrito alguien en una torre de marfil o en un gran edificio de cristal en Beijing. Fue escrito por alguien sobre el terreno donde luego les pasaron el borrador, y luego obtuvieron la aprobación», dijo Siracusa a The Epoch Times, señalando que The Global Times no es un simple periódico con editores deshonestos, sino un representante de la dirección del PCCh.
«El gobierno australiano debería exigir o llamar al embajador chino a la oficina del ministro de Asuntos Exteriores para que dé explicaciones. Entonces yo le pediría que lo rechace y si no lo hace, le daré 48 horas para que abandone el país», añadió, en referencia a las medidas adoptadas por el gobierno checo, que el mes pasado desalojó a varios funcionarios de la embajada rusa.
«Nosotros no vamos a cerrar la embajada, lo que vamos a hacer es echar al embajador del país. Creo que es el tipo que ha estado organizando la campaña de odio contra Australia. No tengo ninguna duda», dijo Siracusa.
El embajador chino, Cheng Jingye, ha estado al frente de la diplomacia del «lobo guerrero» de Beijing contra Australia, y lanzó las primeras amenazas de represalias el año pasado en respuesta a los llamados del gobierno para que se investigue el origen de COVID-19.
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