Opinión
Los demócratas tenían pocas esperanzas para las elecciones de 2020 mientras se trataba de la economía. Ahora que la elección es sobre el manejo del coronavirus por el presidente Donald Trump, los demócratas ven esperanza y oportunidad.
Para que los votantes no los castiguen, los demócratas del congreso deben mantener una apariencia de bipartidismo en cuanto a la lucha contra el virus.
No hay problema: dejen los ataques a Trump a su ala mediática, a algunos gobernadores de estados no críticos, y a Hillary Clinton.
Desde que Trump fue elegido, los demócratas, sus medios y socios burócratas del gobierno se han negado a reconocer su legitimidad y han tratado de destruir su presidencia. Ellos crearon la falsa narrativa de colusión de Rusia e impugnaron a Trump basándose enteramente en su opinión, no en la evidencia o en la Constitución. No hay razón para creer que la rabia y el odio que albergan y han generado desaparecerá debido a la amenaza del coronavirus para todos nosotros.
Mientras que la mayoría acepta que Trump está actuando con decisión, los medios de comunicación demócratas afirman que la crisis es mucho peor de lo que hubiera sido si Trump hubiera actuado antes. La retrospectiva es 100 por ciento precisa; es fácil criticar después de los hechos. Lo que hay que hacer hoy nunca está tan claro.
¿Habrían actuado estos críticos de manera diferente? El manejo de la administración Obama de la crisis de la gripe porcina H1N1 y la falta de críticas de los medios de comunicación indican lo contrario. El expresidente Barack Obama declaró una emergencia nacional seis meses después del brote. Cuatro meses más tarde, el número de muertos ascendió a 17,000. El H1N1 no provocó el mismo pánico que el coronavirus.
Motivos revelados
Una diferencia podría ser la desesperación por derrotar a Trump.
«Es una táctica de distracción(…)racista(…)lo hace [para distraer de] sus MENTIRAS e INCOMPETENCIA». Trump «utiliza un lenguaje radicalizado y estereotipos para aplacar a los partidarios y, en el peor de los casos, sostiene opiniones racistas y xenófobas». «El presidente está recurriendo a la retórica racista para distraer de su fracaso en tomar en serio el coronavirus desde el principio, hacer que las pruebas estén ampliamente disponibles y preparar adecuadamente al país para un período de crisis».
Estas citas son tweets de China Xinhua News, el reportero político de la CNN y el editor general Chris Cillizza, y Clinton, respectivamente. Todas las citas se refieren a Trump llamando a lo que se originó en China como el virus de China en lugar del coronavirus —identidad política alimentada artificialmente.
Dos días antes del tweet de Xinhua, el Director de Estrategia China del Instituto Hudson, Michael Pillsbury, dijo al presentador de Fox News, Sean Hannity: «En los últimos días, los chinos han hecho una nueva apuesta. Quieren que Joe Biden se convierta en presidente(…). Pero ahora la idea de que el presidente Trump ha sido torpe —según las palabras que los chinos están usando— sobre el manejo del virus, esto se está extendiendo al rededor del mundo [y] en China».
El régimen chino, los medios progresistas y los demócratas no se pueden diferenciar en este aspecto.
La conexión Biden
Si los funcionarios de China hubieran tratado el virus con franqueza, podrían haber evitado su rápida propagación en todo el mundo y haber dado a otros países la oportunidad de prepararse. En cambio, como típicos totalitarios, intentaron suprimirlo. China pagará un alto precio por esto con Trump.
Ya que conocen bien a Joe Biden —después de otorgar 1500 millones de dólares a un fondo de inversión en el que su hijo Hunter fue director después de una visita de Biden a China— al parecer los dirigentes chinos ven una oportunidad y están dispuestos a arriesgarse a tratar de ayudar a elegirlo.
Clinton y otros exfuncionarios de Obama tienen un gran interés personal en una victoria de Biden. Como presidente, Biden terminaría con la investigación de Durham y cualquier otro proceso relacionado, alegando que Trump los había ordenado con fines políticos.
Como otros medios de comunicación a los que Trump se refiere como noticias falsas, CNN se disfraza como una organización de noticias pero en realidad es un comité de acción política. Han sido abiertamente parciales y completamente comprometidos a destruir la presidencia de Trump y a derrotarlo en 2020.
La verdad sobre la respuesta de Trump
Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas desde 1984 y miembro del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, dijo el domingo al presentador de Fox News Mark Levin: «La respuesta coordinada [al virus] ha sido(…) impresionante(…). No puedo imaginar que, bajo ninguna circunstancia, alguien pueda estar haciendo más».
Levin comentó que el partido de la oposición y la prensa han dicho que Trump no sigue la ciencia. Fauci respondió que cuando ha dicho «por razones científicas deberíamos hacer esto», Trump siempre ha dicho: «Hagámoslo». Siempre que Trump ha sugerido algo que Fauci dijo que no era aconsejable desde un punto de vista científico, Trump «nunca me ha desautorizado».
El cierre anticipado de los viajes desde China, que Fauci dijo que era oportuno para evitar los efectos máximos del virus, demostró que Trump no ignoró el coronavirus en un principio. Los demócratas y sus socios en los medios lo llamaron racista. Han promovido el miedo y el pánico como su mejor oportunidad para derrotar a Trump en las elecciones.
Trump encarna el excepcionalismo estadounidense que los demócratas y sus socios en los medios rechazan y destruirán si se lo permitimos. La sociedad positiva, de «se puede hacer», de libre empresa y basada en principios que nuestros fundadores crearon, nos impulsará, bajo el liderazgo de Trump, a vencer el coronavirus.
Nadie podría haber anticipado lo que Fauci llamó «una situación muy seria que potencialmente involucra a todo el mundo». No debemos caer en acciones motivadas políticamente; en cambio, debemos mirar el desempeño y los resultados.
Steve Hecht es el editor general del Impunity Observer.
Fergus Hodgson es el fundador y editor ejecutivo de la publicación de Latin American intelligence Econ Americas. También es el editor itinerante de Gold Newsletter y un investigador asociado del Frontier Centre for Public Policy.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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