Los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. a más largo plazo se recuperaron y los futuros de Wall Street se mantuvieron volátiles en las primeras operaciones del lunes, con algunos inversores aparentemente preparados para hacer más compras durante la caída que generó la incertidumbre ocasionada por la variante ómicron. Dicha incertidumbre provocó la semana pasada fuertes liquidaciones en activos de riesgo y alimentó el interés en refugios como los valores del gobierno.
Un estado de ánimo ligeramente más optimista se hizo evidente el lunes temprano, con una recuperación de los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años tras algunas de las caídas del viernes que los llevaron por debajo del 1.4 por ciento, lo que no ocurría desde fines de septiembre. Los rendimientos se mueven en dirección opuesta a los precios.
A las 5:12 a.m., hora de Nueva York, el rendimiento a 10 años había aumentado a 1.39 por ciento, luego de caer a un mínimo de 1.34 por ciento el viernes tras la publicación del Departamento de Trabajo de un informe de empleos. Al mismo tiempo, el rendimiento del bono del Tesoro a 30 años subió a 1.71 por ciento, después de la caída del viernes a alrededor de 1.67 por ciento.
Wall Street en general parecía preparado para una mayor volatilidad, con los futuros del S&P 500 perdiendo un 0,06 por ciento y los futuros del Dow Jones subiendo un 0,28 por ciento a las 5:52 a.m., hora de Nueva York. Los futuros del Nasdaq, que lideró las pérdidas de la semana pasada, bajaron alrededor de un 0.6 por ciento.
El índice de volatilidad VIX, apodado el indicador de miedo de Wall Street, subió en las operaciones previas a la apertura del mercado el lunes, y los futuros del VIX terminaron la última sesión con un alza de más del 10 por ciento, lo que sugiere que se espera más volatilidad.
Los analistas dijeron que el informe de empleos del viernes presentaba una doble partida, con la economía añadiendo unos decepcionantes 210,000 puestos de trabajo frente a los 550,000 previstos, aunque la tasa de desempleo cayó al 4.2 por ciento y la tasa de participación en la fuerza laboral subió hasta el 61.8 por ciento.
Los inversores han estado esperando que la Fed de señales de un cronograma acelerado para la liquidación del programa masivo de compra de bonos del banco central, que ha proporcionado un viento de cola para los activos de riesgo como las acciones y las criptomonedas. Actualmente, la Fed está preparada para eliminar gradualmente las compras de activos a un ritmo de USD 15,000 millones por mes, lo que supondría la conclusión de la reducción en junio.
La recuperación del empleo es un punto clave para la Fed, ya que el banco central se muestra reacio a retirar el estímulo demasiado rápido para garantizar una expansión económica prolongada a fin de que se reafirme la recuperación del mercado laboral. La economía de EE.UU. mantiene alrededor de 2.4 millones de puestos de trabajo por debajo de los niveles previos a la pandemia.
Algunas autoridades, como el presidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard, están a favor de un calendario de reducción más rápido debido a la inflación. El viernes, Bullard sugirió que cualquier debilidad en el informe de empleo no era lo suficientemente significativa como para empujar a la Fed a un retroceso más lento del estímulo.
«Excepto por el número del titular, el informe parecía bastante sólido en todos los ámbitos», dijo Bullard a Bloomberg.
Bullard predijo que la tasa de desempleo caerá por debajo del 4 por ciento para el primer trimestre de 2022. Dijo que el mercado laboral es «muy fuerte».
En declaraciones separadas a los reporteros el viernes, Bullard dijo que la persistencia de las presiones inflacionarias es un caso sólido que motiva una reducción más rápida. Agregó que cree que la Fed debería subir las tasas al menos dos veces el próximo año.
«El peligro ahora es que tenemos demasiada inflación… es hora de que la [Fed] reaccione en las próximas reuniones», dijo Bullard.
«Las cifras de la inflación son lo suficientemente altas como para pensar que [poner fin a la reducción gradual en marzo] realmente nos ayudaría a crear la opción de hacer más si tuviéramos que hacerlo, si la inflación no se disipa como se esperaba en los próximos meses», añadió.
La persistencia de las presiones alcistas de los precios y las señales de una continua recuperación del mercado laboral han ejercido presión sobre los responsables de la formulación de políticas de la Fed para que aceleren su calendario para la reducción.
Varios economistas han instado a un cronograma más rápido; el exsecretario del Tesoro, Larry Summers, recomendó una reducción gradual de cinco meses y los analistas de Goldman Sachs pronosticaron recientemente que la persistencia de las presiones inflacionarias obligaría a la Fed a duplicar su ritmo a USD 30,000 millones por mes, lo que llevaría a que las disminuciones concluyan a mediados de marzo.
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