Mensaje desde el Cuartel General

«La vida de cada persona es una especie de batalla», escribió el filósofo Epicteto hace más de dos mil años.

Lo que era cierto entonces lo es ahora. Después de todo, ¿qué es la vida sino una serie de retos, aunque sean pequeños? El bebé tiene cólicos, Joe llega tarde al trabajo, el tráfico en la I-95 está atascado por kilómetros y está empezando a nevar. Ah, y el gato se acaba de hacer pis en la alfombra nueva del pasillo.

Entonces, si la vida es un campo de batalla, como muchos la han descrito, y especialmente si sentimos que estamos perdiendo la guerra, ¿es posible que los líderes militares más grandes de la historia nos ofrezcan algún consejo valioso? Consideremos algunos ejemplos.

Mantenga la línea

«Propongo pelear en esta línea aunque nos lleve todo el verano».

Así escribió el general Ulysses Grant cuando su ejército se enfrentó a las fuerzas confederadas en 1864 cerca de Spotsylvania, Virginia. A diferencia de sus predecesores, Grant no tenía intención de retroceder ante el jactancioso ejército del norte de Virginia del general Robert Lee.

La próxima vez que su perseverancia flaquee frente a la adversidad, repita la famosa frase de Grant y compruebe si le da un poco de acero a su columna vertebral; puede que le sorprenda el poder de estas palabras.

Avanzar

«La suerte está echada».

Así declaró Julio César antes de lanzar a sus tropas a través del río Rubicón y en la batalla por el control de Roma. La indecisión y el debate habían terminado; llegó el momento de pasar a la acción.

La prudencia es una virtud, pero titubear demasiado  nos lleva a perder oportunidades. Una vez decidida la línea de acción —»Voy a ir a esa oficina a pedir un aumento»—, deje de darle vueltas y siga adelante.

Atrévase

«Audacia, audacia, siempre audacia» (L’audace, l’audace, toujours l’audace).

Esto se traduce en que la audacia y la osadía —pero no la temeridad— pueden ganar batallas.

Lo mismo ocurre en los campos de batalla de la vida. Ese chico enamorado de la cajera del banco que sonríe cuando la ve, tiene que armarse de valor e invitarla a salir. La mujer que quiere dejar su trabajo diario y lanzar un negocio de servicio de alimentos y bebidas  necesita una buena dosis de l’audace.

Estar en forma para luchar

Napoleón Bonaparte dijo: «Un ejército marcha sobre su estómago».

A lo largo de la historia se han perdido batallas solo por falta de alimentos.

Mantenerse en forma es vital, con una dieta saludable, sueño adecuado y ejercicio para mantenerse en forma para la lucha. Ignorar las demandas del cuerpo pone en peligro la mente y el espíritu.

Levante los ánimos

«La moral es a todos los demás factores como cuatro es a uno».

Todos los grandes comandantes han sabido que el ejército mejor equipado del mundo es inútil sin  el espíritu de cuerpo que debe existir en los miembros de un grupo.

¿Cómo está la moral en su lugar de trabajo o en casa? Si la gente a su alrededor muestra tanto espíritu como una piedra, entonces es hora de tomar las riendas y levantar algunos corazones. Lleve algunas galletas a la oficina. Haga una fiesta sin motivo alguno. Felicite a un compañero  por su trabajo bien hecho. Abrace a sus seres queridos, escuche sus problemas y lléveles regalos en momentos inesperados.

Nunca se rinda

En la Primera Batalla del Marne de la Primera Guerra Mundial, el general. Ferdinand Foch informó: «Duramente presionado a mi derecha. Mi centro está cediendo. Imposible maniobrar. La situación es excelente. Estoy atacando». Las tropas de Foch detuvieron el avance alemán en seco.

De estos generales, aprendemos a nunca rendirnos, nunca desesperar, nunca permitir que nuestras luchas nos dobleguen. Podemos ser derrotados, pero nunca debemos permitirnos ser conquistados.

Sigamos presionando y ganemos la guerra.

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