Como cada 15 de septiembre, las calles, instituciones y comercios de México se han engalanado con la bandera nacional para conmemorar la independencia del país, que este año se celebra con la expectativa de la profunda «transformación».
No debemos olvidar que el popular izquierdista, López O, asumirá la Presidencia el 1 de diciembre, y prometió llevar a cabo durante su mandato una revolución similar a la gesta independentista iniciada por el cura Miguel Hidalgo la noche del 15 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, en el céntrico estado de Guanajuato.
Latinoamérica en los últimos años ha sido influenciada por organismos de izquierda y es así como Presidentes electos en Nicaragua, Salvador, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Chile, Argentina y Brasil han terminado investigados o en la cárcel y vetados sus partidos para el gobierno y otros han llevado a entidades con OEA ha buscar salidas esas dictaduras que no han salido con lo ofertado en sus campañas, pero con una gran cantidad de desplazados como el caso venezolano. De hecho, la de México se ha denominado «cuarta transformación de la vida pública de México» es la sucesora natural de la Independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución mexicana de 1910.
Eso sí, esta transformación, que pretende erradicar la violencia, la corrupción y la desigualdad de México, será la primera revolución en la que «no se derramará sangre», destacó en varias de sus intervenciones. Las banderas, las camisetas, los sombreros de la Selección mexicana e incluso los bigotes postizos del revolucionario Pancho Villa han vuelto esta semana a tomar las calles, de donde habían desaparecido desde que México fue eliminado en el Mundial de Rusia de este verano.
El nuevo gobernante «genera unas altas expectativas y seguramente se le juzgará por ello», explicó a Efe Khemvirg Puente, coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El pueblo y los historiadores tendrán que analizar de aquí a seis años del gobernante entrante como figura comparable con los referentes históricos.
Son Benito Juárez (1806-1872), presidente que enfrentó la invasión francesa y estadounidense; Francisco Madero (1873-1913), precursor de la Revolución mexicana, y Lázaro Cárdenas (1895-1970), presidente que nacionalizó el petróleo.
El «Grito» tendrá lugar a las 23.00 horas locales (04.00 GMT del domingo) desde el balcón central del Palacio Nacional ante la multitud congregada en el Zócalo capitalino, la plaza principal de Ciudad de México.
«¡Mexicanos!, ¡Viva la Independencia Nacional!, ¡Vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Allende!, ¡Viva la Corregidora!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva Guerrero!», grita cada año el presidente.
«¡Viva!», responden los asistentes al tiempo que agitan banderas tricolores. Luego el gobernante repite varias veces «¡Viva México!». El acto hermana por un momento a los mexicanos y se cierra con fuegos artificiales y el tañer de campanas.
Tendrá que pasar un año más hasta que López Obrador, quien durante años ha organizado protestas en el Zócalo, pueda al fin ofrecer el «Grito» desde el balcón de su ansiado Palacio Nacional.
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