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En esta serie, exploramos los azúcares y edulcorantes buenos y malos, incluidos los naturales populares, descubrimos los resultados inesperados de eliminar el azúcar y descubrimos la forma definitiva de hacerlo.
La miel es un alimento dulce y una medicina que nos ha regalado la naturaleza. Su historia de uso medicinal se remonta a hace 8.000 años. En ocasiones, los efectos terapéuticos de la miel superan incluso a los de los medicamentos, sobre todo por sus extraordinarias propiedades antibacterianas y antivirales.
Las propiedades antibacterianas de la miel son superiores a las de los antibióticos
«Las bacterias aprenden rápidamente a combatir los efectos de los antibióticos, pero no tienen resistencia a la miel», afirma en una entrevista a The Epoch Times Nural Cokcetin, investigador del Instituto Australiano de Microbiología e Infecciones de la Facultad de Ciencias de la Universidad Tecnológica de Sídney.
La miel se utiliza desde hace miles de años para tratar problemas de la piel e infecciones de heridas. Por ejemplo, los antiguos griegos y egipcios aplicaban miel tópicamente sobre la piel para tratar heridas y quemaduras. La eficacia de la miel en el tratamiento de heridas y eczemas también estaba documentada en la medicina tradicional persa. Curiosamente, es posible que en esos periodos históricos ni siquiera se conociera el concepto de microorganismos causantes de infecciones de heridas, como bacterias y hongos.
La actividad antibacteriana de amplio espectro de la miel es cada vez más conocida y demostrada. En los últimos años, la prevalencia de infecciones de heridas causadas por bacterias resistentes a los antibióticos se ha convertido en un importante reto sanitario mundial. La miel puede alterar las biopelículas formadas por estas bacterias resistentes y, en ocasiones, penetrar en la estructura de la biopelícula para eliminar las bacterias incrustadas. Un artículo publicado en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología en 2020 no informó de ningún caso documentado de bacterias que desarrollaran resistencia a la miel.
En entornos clínicos, la miel de uso médico se ha utilizado de diversas maneras. Se formula en ungüentos tópicos, apósitos y vendajes para el tratamiento de infecciones postoperatorias, quemaduras, fascitis necrotizante, heridas que no cicatrizan, forúnculos, úlceras venosas, úlceras del pie diabético, eczema, psoriasis y caspa. Además, ha demostrado su eficacia tanto en la prevención como en el tratamiento de infecciones causadas por microorganismos multirresistentes.
Estudios in vitro han demostrado que la miel puede eliminar el Helicobacter pylori. Además, el consumo oral de miel puede reducir la duración de la diarrea bacteriana.
Componentes antimicrobianos clave
Las propiedades antibacterianas de la miel tienen su origen en sus características inherentes y en una variada gama de componentes derivados tanto de las plantas productoras de néctar como de las propias abejas. Además, algunos de estos componentes se forman durante el proceso de maduración de la miel.
Alta viscosidad y pH
La miel tiene un alto contenido de azúcar, que alcanza el 82,5 por ciento. Como resultado, tiene una consistencia viscosa y de jarabe, presenta propiedades higroscópicas (capacidad de absorber humedad) y una elevada osmolaridad. Las bacterias que entran en contacto con la miel se deshidratan y mueren.
La miel es ácida debido a sus diversos ácidos orgánicos, con un valor de pH que oscila entre 3,2 y 4,5. Las bacterias no pueden sobrevivir en la miel; su pH óptimo suele oscilar entre 6,5 y 7,5.
Principal agente antibacteriano: el peróxido de hidrógeno
Una importante enzima presente en la miel procedente de las abejas facilita la oxidación de la glucosa, lo que da lugar a la producción de peróxido de hidrógeno.
El peróxido de hidrógeno es un agente bactericida eficaz que puede inhibir y matar microorganismos.
Curiosamente, el agua es necesaria para inducir la producción de peróxido de hidrógeno de la miel. El nivel máximo de peróxido de hidrógeno puede obtenerse diluyendo la miel hasta una concentración del 30 al 50 por ciento, según un artículo publicado en el Boletín Internacional de Microbiología.
Las abejas aportan el componente antibacteriano defensina-1 de las abejas
La defensina-1 de la abeja es otro componente antibacteriano natural de la miel procedente de la glándula hipofaríngea de la abeja.
La defensina-1 de las abejas es un péptido antimicrobiano que puede eliminar diversas bacterias y microorganismos. En concreto, se ha demostrado que la proteína defensina crea poros dentro de la membrana celular bacteriana, lo que provoca la muerte celular.
Además, la defensina-1 de la abeja puede ayudar en la cicatrización de heridas estimulando los queratinocitos, el tipo más común de célula de la piel.
Componente antibacteriano único de la miel de Manuka: Metilglioxal
La miel de Manuka se menciona a menudo en los estudios sobre los efectos antibacterianos de diversos tipos de miel. Como miel mundialmente reconocida por su gran potencia antibacteriana, posee un componente natural único llamado metilglioxal (MGO).
Después de que las abejas recolecten el néctar de las flores de los árboles de manuka, una sustancia natural que se encuentra en los árboles sufre una deshidratación espontánea, lo que da lugar a la formación de MGO en la miel.
«Cuanto más [metilglioxal] haya, más antibacteriana será la miel», explicó a The Epoch Times Dee Carter, profesora de la Facultad de Ciencias de la Vida y Medio Ambiente de la Universidad de Sídney.
El MGO presenta notables propiedades antibacterianas por sí mismo. Puede alterar la estructura de las fimbrias y los flagelos (apéndices) bacterianos e inducir daños en sus membranas celulares, lo que en última instancia provoca la muerte celular.
Sin embargo, esta sustancia es sensible al calor. Calentar la miel de manuka a 37 grados C (98,6 grados F) puede aumentar los niveles de MGO, pero calentarla a 50 grados C (122 grados F) provoca la pérdida de MGO.
Las propiedades antivirales de la miel podrían reducir las complicaciones del COVID-19
La miel no solo posee propiedades antibacterianas, sino que también presenta efectos antivirales, que ayudan a proteger el organismo y a reforzar el sistema inmunitario. Muchas personas encuentran alivio a los síntomas del resfriado y las enfermedades respiratorias consumiendo agua con miel, y este remedio tiene una base válida.
Combate la gripe y el COVID-19
El MGO puede inhibir el crecimiento de virus con envoltura, incluido el virus que causa el COVID-19.
Según un estudio publicado en el Periódico Euroasiático de Medicina y Oncología en 2020, las simulaciones por ordenador revelaron que múltiples compuestos que se encuentran en la miel pueden unirse a la proteasa del SARS-CoV-2, inhibiendo eficazmente su replicación.
El MGO de la miel de manuka también puede inhibir la replicación de los virus de la gripe, incluidas las cepas resistentes a los medicamentos.
Actualmente, los científicos están investigando el potencial de la MGO para controlar y tratar el COVID-19.
Refuerza el sistema inmunitario
La miel puede activar varias células inmunitarias, permitiéndoles eliminar los virus con eficacia. Por ejemplo, los oligosacáridos presentes en la miel pueden potenciar la actividad de las células asesinas naturales. Además, ciertas células inmunitarias pueden «recordar» virus específicos durante la respuesta antivírica, ofreciendo protección futura contra las mismas invasiones víricas.
La miel puede promover la actividad proliferativa de las células inmunitarias, aumentando así su cantidad.
Promueve la autofagia
La miel puede promover la autofagia, que es crucial para combatir virus mortales como el SARS-CoV-2, causante del COVID-19. Se trata de un proceso celular interno que implica la degradación y el metabolismo de las células, lo que permite eliminar y reciclar las células no deseadas o dañadas y las impurezas. Este proceso contribuye a la generación de células más sanas y favorece la recuperación.
Beneficios antiinflamatorios y para la salud intestinal de la miel
La inflamación es un fenómeno común en las infecciones bacterianas o víricas. Si no se controla, puede dañar considerablemente el organismo y provocar complicaciones potencialmente mortales.
Además, se ha sugerido que la miel desempeña un doble papel en el control de la inflamación: Puede regular a la baja los factores antiinflamatorios, reduciendo así los daños de la inflamación, y estimular la producción de mediadores inflamatorios, favoreciendo la cicatrización de heridas.
En uno de los estudios de la Sra. Cokcetin, la miel pudo reducir los niveles de inflamación en los intestinos. Atribuye este efecto a la abundante presencia de compuestos fenólicos en la miel.
Explicó que la miel también contiene oligosacáridos y polisacáridos, que son azúcares complejos. Estos compuestos actúan como prebióticos, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino e inhibiendo el de bacterias nocivas. Además, el consumo de miel favorece la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino.
Elegir miel con propiedades potentes
Por lo general, las variedades de miel cruda y más oscura suelen tener una eficacia más robusta.
La miel comercial que se encuentra en los estantes de los supermercados difiere de la miel cruda que venden los apicultores o en los bazares, ya que suele estar pasteurizada. Las investigaciones han demostrado que el procesado térmico puede reducir la capacidad antioxidante de la miel en un 33.4 por ciento. También puede elegir miel procesada mediante técnicas de alta presión.
La miel se presenta en una amplia gama de colores, desde el amarillo claro al ámbar, pasando por el rojo oscuro e incluso el casi negro. Estos colores reflejan la composición variable de la miel, como los polifenoles, los minerales y el polen. Numerosos estudios sugieren que la miel de color oscuro suele contener niveles más altos de compuestos fenólicos y presenta una actividad más potente.
Para obtener miel de manuka con propiedades antibacterianas excepcionales, se recomienda optar por miel pura procedente de Nueva Zelanda y Australia.
El árbol de la manuka es exclusivo de determinadas regiones de Nueva Zelanda y Australia, y su producción anual es limitada. Algunos productos etiquetados como miel de manuka pueden contener mezclas de otros tipos de miel, lo que puede afectar a sus propiedades. Además, algunos de estos productos pueden incluir ingredientes de baja calidad, como la sacarosa.
Se recomienda optar por la miel de origen único, procedente exclusivamente del árbol de manuka, y comprobar su clasificación como Factor Único de Manuka (UMF). Una clasificación UMF más alta indica niveles más elevados de sustancias relacionadas con el MGO. Algunos productos de miel también especifican la cantidad de MGO en miligramos por kilogramo.
Sin embargo, la miel de manuka con una clasificación UMF más alta puede tener un sabor fuerte que algunas personas encuentran picante.
Cokcetin recordó que cuando empezó a investigar las propiedades antibacterianas de la miel, un profesor con el que trabajaba le dijo: «Ya tenemos este gran regalo de la naturaleza que es una solución a las superbacterias; solo tenemos que averiguar cómo funciona y por qué funciona como lo hace.»
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