Millones de estadounidenses están a punto de perder sus prestaciones federales de desempleo por pandemia a medida que se acerca la fecha límite del 6 de septiembre para poner fin a los programas de emergencia, con escasas perspectivas de prórroga ante el aumento de la demanda de trabajadores y los reportes de que los estados no están actuando para prorrogarlos.
Alrededor de 7.5 millones de estadounidenses caerán por el «precipicio de las prestaciones» a medida que se acerque la fecha límite de septiembre para los programas federales de desempleo por la pandemia, que incluyen el complemento semanal de 300 dólares a las prestaciones estatales, según una estimación de The Century Foundation, un think tank de tendencia izquierdista.
Aunque la recuperación económica continúa y el mercado laboral ha mostrado signos de fortaleza, incluyendo las ofertas de empleo en un nivel récord, hay preocupación por el impacto de la variante delta del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) en algunas economías locales.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y el secretario de Trabajo, Martin Walsh, comunicaron a los líderes del Congreso, en una carta del 19 de agosto, que los estados pueden aprovechar los fondos federales relacionados con la pandemia, asignados en virtud de la Ley del Plan de Rescate Estadounidense, para ampliar las ayudas al desempleo.
«Hay algunos estados en los que puede tener sentido que los trabajadores desempleados continúen recibiendo ayuda adicional durante un período de tiempo más largo, permitiendo a los residentes de esos estados más tiempo para encontrar un trabajo en las zonas donde el desempleo sigue siendo alto», escribieron Yellen y Walsh.
«La variante delta también puede plantear retos a corto plazo para las economías locales y los mercados laborales», añadieron.
Sin embargo, hasta ahora los estados no parecen estar actuando para ampliar o proporcionar beneficios propios, según CNBC Make It, que recibió respuestas de los departamentos de trabajo de 20 estados, todos diciendo que no tenían intención de proporcionar ninguna extensión. Según el medio, los estados que confirman no tener planes para ampliar las prestaciones son: Alabama, Alaska, Arkansas, California, Hawai, Iowa, Luisiana, Maryland, Michigan, Misisipi, Nebraska, Dakota del Norte, Oregón, Pensilvania, Tennessee, Utah, Virginia, Virginia Occidental, Wisconsin y Wyoming.
Los legisladores establecieron en marzo de 2020 tres nuevos programas con la aprobación de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus (CARES, sigla en inglés): La Asistencia de desempleo por pandemia (PUA), que cubre a los trabajadores que normalmente no tienen derecho a las prestaciones estatales regulares del seguro de desempleo, incluidos los freelancers y los trabajadores de plataformas; la Compensación por Desempleo de Emergencia por Pandemia (PEUC), que proporciona una cobertura adicional más allá de las 26 semanas regulares que proporcionan la mayoría de los estados; y la Compensación Federal por Desempleo por Pandemia, el aumento de 300 dólares semanales además de las prestaciones estatales.
Estos programas federales expirarán la próxima semana, aunque los programas estatales de compensación por desempleo no se verán afectados. Según un informe del Departamento de Trabajo (pdf), el 7 de agosto casi 9 millones de estadounidenses recibían prestaciones de dos de los programas: 5 millones a través de la PUA y 3.8 millones a través del PEUC.
La propagación de la variante delta ha llevado a los economistas a recortar sus previsiones de crecimiento para el trimestre en curso, aunque los analistas siguen creyendo que si los casos de COVID-19 caen en los últimos meses de 2021, el país experimentará este año su mayor crecimiento en décadas.
Los cimientos de la recuperación económica parecen relativamente sólidos, ya que un reciente informe del Departamento de Comercio muestra un aumento de los salarios y un impulso del ahorro, lo que da a los consumidores estadounidenses un mayor potencial de gasto para destinar en el futuro, incluso cuando el aumento de las infecciones nubla las perspectivas.
Por otro lado, los datos del Departamento de Comercio mostraron que el gasto de los consumidores en julio creció un 0.3%, un ritmo mucho más lento que el 1.1% del mes anterior y una señal de que la recuperación económica puede estar perdiendo fuerza en el tercer trimestre.
El gasto del consumidor es un motor clave de la economía estadounidense, ya que representa alrededor de dos tercios de la producción económica.
Otro factor que amenaza la recuperación es la fuerte caída de la confianza de los consumidores. El índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan cayó a 70.3 en agosto, el nivel más bajo desde 2011.
«Las reacciones extremas de los consumidores se debieron a la variante delta, a la mayor inflación, al menor crecimiento de los salarios y a los menores descensos del desempleo», dijo Richard Curtin, director de la encuesta, en un comunicado. «La extraordinaria caída del sentimiento también refleja una respuesta emocional, por las esperanzas frustradas de que la pandemia terminara pronto y las vidas pudieran volver a la normalidad».
Otro indicador del sentimiento del consumidor, publicado por The Conference Board, mostró que la confianza de los consumidores estadounidenses cayó en agosto a su nivel más bajo en seis meses, impulsada por la preocupación por la propagación de la variante delta y el aumento de los precios.
The Conference Board dijo en un informe del 31 de agosto que su índice de confianza del consumidor cayó de una lectura de 125.1 en julio a 113.8 en agosto.
«La confianza del consumidor retrocedió en agosto a su nivel más bajo desde febrero de 2021 (95.2)», dijo Lynn Franco, directora senior de indicadores económicos de The Conference Board, en un comunicado. «La preocupación por la variante delta —y, en menor medida, el aumento de los precios de la gasolina y los alimentos— dio lugar a una visión menos favorable de las condiciones económicas actuales y las perspectivas de crecimiento a corto plazo».
Otros dos indicadores de The Conference Board, uno que evalúa las condiciones económicas actuales y otro que refleja las perspectivas futuras de los consumidores a corto plazo, también descendieron.
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